Rachel Weisz está, como siempre, en un año distinto. Estrenará en breve en nuestro país Disobedience, un drama sobre un amor entre mujeres en el seno de una comunidad judía ortodoxa, no se calla la boca al decir que el Brexit “es la muerte” (tal como le dijo a The Guardian), y es famosa también por cuidar su vida privada junto a su marido, Daniel Craig, actual 007. Acaba de estrenarse en Argentina Un viaje extraordinario, donde junto al director James Marsh, del famoso documental Man on Wire, Weisz se anima a una ficción en la que Colin Firth debe sobrevivir a condiciones extremas en alta mar, condiciones que vivió en su intento de navegar –con terribles resultados– solo alrededor del mundo. Ella interpreta a Clare, la mujer que debe resistir la odisea desde casa.
—¿Cuál fue la atracción inicial de un proyecto así? ¿Fue James Marsh, el director, o la historia de Donald Crowhurst?
—Todo, todo. James como director. Colin ya estaba elegido como Donald. No sabía nada de la historia pero, apenas leí el guión e investigué un poco, fue fascinante. Así que fue realmente todo el conjunto, en todos los sentidos. No fue solo una cosa. Clare me pareció un personaje conmovedor.
—¿Lo ves como una historia trágica o heroica?
—Ambas. Creo que es un héroe trágico, un héroe trágico imperfecto. Como todos los héroes trágicos. Son defectuosos, son humanos, son personas comunes que intentan hacer cosas extraordinarias y quedan atrapadas por las circunstancias y los errores. ¡O una mala decisión, como dicen en Estados Unidos ahora! ¿Dicen eso en Inglaterra? Son demasiadas malas decisiones.
—Tenés que admirar su ambición de intentar navegar solo alrededor del mundo...
—¡Oh, sí! El riesgo... el atreverse a soñar. Era algo extraordinario atreverse a hacer eso siendo un hombre común. Bueno, ahí esta el punto: no creo que fuera común. Era un genio, un soñador y un inventor. Pero él era un papá y un marido y se atrevió a hacer algo extraordinario. No funcionó, pero eso es lo que lo hace más humano.
—Hay una escena en la que te enfrentás a los medios, que parece muy crítica de la actualidad...
—Bueno, la carrera estaba patrocinada por el Sunday Times, así que no era solo una prueba privada. Los medios estuvieron involucrados en el evento. El hecho de que él interactuara con los medios y necesitara su apoyo no significa que se mereciera todo lo que se le vino encima. Se convirtió, como lo hace la gente famosa, en un receptor de los temores, la ira y los sueños de las personas. Te acostumbrás. Ya no es quien es él, sí sé que es una historia, y la prensa lo usa y lo manipula. Y creo que Clare, comprensiblemente, estaba totalmente resentida por eso en ese momento. Para ella, él era un hombre de verdad: era un padre y un esposo.
—¿Ser el centro de atención puede desmoronar a alguien?
—Sí, él tenía todos los ojos del mundo sobre él, y su esposa, su familia... eso es parte de la enorme presión bajo la que estaba. No podía retroceder sin ser detectado. Por supuesto. Pero él fue un participante voluntario del contrato en el que estaba, simplemente se salió de control. Se volvió demasiado extremo.
—¿Creés que la película posee un valor universal?
—Para mí, la razón por la que la gente, tal vez principalmente en Gran Bretaña, ha quedado fascinada con la historia –artistas, compositores, documentalistas, creadores de ficción– es que es universalmente humana. La fragilidad de la humanidad y los errores que comete... la veo como universal. Me identifico con él en la historia. Me he encerrado cuando todo se derrumba a mi alrededor, con muchos menos riesgos y sin ser amenazante para la vida, y sé que es increíblemente humano. Siento una gran empatía con él. Estoy muy conmovida por la historia.
Producir para trabajar
—Venís de hacer Disobedience, que se desarrolla en la comunidad judía ortodoxa de Londres. ¿Cómo surgió la idea?
—Bueno, la produje. Le envié el libro al chileno Sebastián Lelio; él es la única persona a quien lo enviamos. Fue la primera persona que lo leyó, este director católico chileno. Pero de inmediato dijo “sí”. Inmediatamente. El realmente entró como un antropólogo. Las personas que lo han visto que son de esa comunidad dicen... fue más el personaje de Rachel McAdams, porque mi personaje abandonó esa comunidad, pero Rachel y Alessandro [Nivola] se sumergieron en esa cultura. Quienes lo han visto, como Naomi Alderman, que escribió el libro, que creció en ese mundo... no podían creerlo, la autenticidad. Pero Sebastián siempre se dedica enteramente a la autenticidad.
—¿Qué te hizo querer producir?
—El encontrar papeles que me emocionara realmente hacer. ¡Es una manera segura de obtener el papel! Y con esto pensé que eran dos grandes personajes femeninos y un gran personaje masculino. Entonces, hay tres protagónicos maravillosos. Es muy conmovedor, bastante complicado. Pasa en el presente. Está ambientado en una comunidad de la que realmente nadie sabe nada, aparte de quienes crecieron allí. Es una parte de la cultura británica de la que no tenemos conocimiento.
*Gentileza de BF Distribution Argentina.