Hoy Broadway está de fiesta: se lleva a cabo la edición 75 de los Premios Tony, el famoso galardón que premia lo mejor del teatro en la gran manzana. En la edición que podrá verse por la pantalla de Films&Arts en nuestro país hay dos nombres argentinos nominados: Valentina Berger y Ricardo Hornos, que están nominados en dos categorías. Ambas son Mejor Obra, por The Minutes, y Company, nominada a Mejor reposición de un musical. Berger, fundadora del proyecto Go Broadway, y Hornos viven en Nueva York, y desde hace años trabajan juntos no solo en Broadway sino también en Madres, la obra que sigue en cartel en nuestro país.
—¿Qué siente que, más allá de los que son hoy a nivel personal para ustedes, representan hoy los Tony, sobre todo considerando que es el 75 aniversario del evento más importante del teatro norteamericano?
RICARDO HORNOS: Es como el retorno a una semi normalidad, y digo semi porque todavía no hemos salido de la pandemia, pero sí de la pandemia dura. Ahora realmente los 40 teatros de Broadway están funcionando, ha habido un retorno… este abril fue el mes con mayor cantidad de estrenos en Broadway en los últimos 10 años. Había muchos esperando volver, y los Tony volviendo al Radio City Music Hall es una manera de decir “Aquí estamos.”
VALENTINA BERGER: Hay algo muy lindo por las fechas…por ejemplo, el año pasado las obras que nosotras estábamos produciendo no entraron para competir. Es muy poderoso que un proyecto en el que uno trabajó forme parte de las nominaciones de los Tony. Es algo muy lindo.
—Ahora sí ¿cómo viven a nivel personal lo que les esta sucediendo a ustedes con los Tony, considerando sus nominaciones?
H: El Tony en general, salvo si sos un dramaturgo o un compositor que implican un premio individual, suelen ser un premio a la producción, como el Oscar a Mejor Película. Es un premio al todo, a la producción colectiva. Y en particular de nuestras nominaciones, la nominación a Company es algo que nos pone muy contentos, porque si lo gana sería una coronación póstuma del compositor que nos abandonó hace pocos meses, Stephen Sondheim. Sería la culminación de una gran carrera. Después de Sullivan y del dúo Rodgers y Hammerstein, Sondheim fue considerado siempre el gran compositor americano y sin embargo las obras de él en Broadway en general no andan, no funcionan. Y este retorno, que implica que Company sí esté andando, implica que, wow, tuvo que vivir 90 años para que esto finalmente suceda. Un dato de color es que antes que la pandemia forzara la suspensión de las funciones durantes tantos meses, Company iba a estrenarse el 22 de marzo, del día del cumpleaños 90 de Sondheim. Pudo ver le preview, pero nunca la vio estrenada completamente.
—¿Cómo ven a Broadway en este momento de Estados Unidos, de crisis global, sobre todo considerando su experiencia de primera mano?
B: Cambió un poco el contenido de esta temporada. Cambió el público que esta yendo al teatro. El público común de Broadway, que son mujeres entre los 50 y 70 años, no volvió del todo. Estamos viendo gente más joven yendo a la sala, comprando entradas a último momento. Cambió esa dinámica. Y en cuanto a contenido la verdad es que hay de todo. Hay actores muy jóvenes, hay recambio desde las oficinas hasta arriba del escenario.
H: Broadway es un espejo de la sociedad, de las corrientes que confluyen en la misma. Hay una lucha respecto de los social y cultural que está bastante en la superficie hoy en día. Hay muchas cosas dando vuelta, como el tema de la cancelación. Hay muchas cosas que hasta que no decante no vamos a tener muy en claro cómo afectaron todo. Esta complicado el navegarlo al panorama.
—¿Qué es lo que más de Broadway, sobre todo considerando el parate que tuvieron que vivir como cualquier otra industria?
H: Si no me equivoco, la primera vez que volvimos, ya que el cine y el teatro va de la mano a la hora de una experiencia comunitaria, creo que mi primer regreso fue al cine con Valentina a ver una obra que había estado en Broadway. Fuimos a ver In The Heighs. Me sentí bastante emocionado. Elegimos el mejor cine de la ciudad para ver un musical que habla de Nueva York. Fue muy fuerte ese. El retorno que más me emocionó fue hace poco, cuando volví a ver Hadestown, quizás mi obra musical favorita junto con Hamilton. Me emocionó ver que seguía igual de poderosa que siempre. Me conmovió ver que me conmovía.
B: A mi Broadway en general me emociona ver que después de dos años de estar ensayando en sus casas, en su cuarto, los artistas pudieron volver a los escenarios. Para mi es una historia de superación importantísima. Son los mejores del mundo y están concentrados en muy pocas cuadras.
—Broadway es algo difícil de esquivar, por ejemplo, como ícono cultural global pero que al mismo tiempo mucha gente desconoce realmente que sucede ahí…en ese sentido ¿qué creen que Broadway puede hacer para hablar sobre diversidad, para crear nuevos relatos, para mejorar, por decirlo banalmente, el mundo?
H: Curiosamente es inevitable no contestar esto desde una posición más bien personal, de cómo habitamos lo que está sucediendo. Creo que como en cualquiera de las seis artes modernas, la séptima si consideramos al cine, lo que puede hacer Broadway es aportar desde la mirada sin censura del artista. Hoy en día hay tanta presión por decir lo políticamente correcto, lo que corresponde, con el término que corresponde, que hay una lucha que va más allá de Broadway, que sucede en diferentes ámbitos, entre lo que uno podría considerar las ideas del Mayo francés del ‘68 versus lo que es ahora, el “esto podes decirlo, esto no”. Yo no creo que el arte debería ser sometido a límites, estar restringido por que es lo que está bien y que es lo que está mal, simplemente porque necesitamos tener muchos puntos de vista. Broadway debería tener muchos puntos de vista, debería ser ese lugar. No sé si lo está siendo completamente ahora. Las cosas nuevas es inevitable que estén teñidas de los filtros con los que nos movemos hoy día. En el mundo, y en Estados Unidos en particular, hay una lucha tan fuerte entre los dos polos culturales, y no habló de lo político (ya excede lo político). Hay un Boca/ River, no hay posibilidad de discusión.
B: Hay eso y un “checking boxes”, cosas que se hacen por hacer y eligiendo gente para ciertas cosas que por ahí no es la mejor pero “es la que tiene que ser”. No esta tan bueno eso.
El día después
—Preguntarles a nivel ya dato de color ¿cómo recibieron la nominación?
—B: Está buenísimo. Yo tenía una lista de cosas que quería hacer, y mi lista decía que antes de los 30 que, debo admitir, decía que quería estar nominada a un Tony.
—H: Valentina me gana por kilómetros en eso de estar nominado a un Tony antes de los 30 años.
—B: No calcule la pandemia, pero la obra la venimos generando desde antes de mis 30 años. Y lo cierto es que mi abuela se puso muy orgullosa y con eso estoy. Valió la pena mudarse a otro país.
—H: Te confieso algo: se vive con mucho menos ansiedad que cuando esperas la crítica del día después, tanto en teatro o en cine. Eso genera mucha más ansiedad.
—¿Sigue importando lo que dice la crítica en Broadway?
H: En el cine es menos, pero en Broadway es importante una crítica. Parece Ratatouille ¿viste?. Es la crítica del New York Times, que esta muy tendencioso desde lo ideológico y a veces no juzga el valor artístico de una obra sino donde esta parada en determinados puntos. Si bien Birdman mostraba ese día del estreno, y el crítico presente (aunque ellos van antes), sí salimos todos de la obra, y estamos todos juntos, y la crítica se pública en ese momento. Ahí te das cuenta si se de desinfla el ambiente…
B: O si explota.
H: Al otro día hay una reunión de marketing, y si las críticas son positivas, se anuncia en cuanto se aumenta la cantidad de ventas. Ahí vez empíricamente el efecto de las críticas, apenas sale una buena crítica, suben las ventas.