ESPECTACULOS
Elizabeth Vernaci

“La Rock and Pop es el fantasma de lo que fue”

A punto de volver al jurado deTu cara me suena, la conductora sostiene que le corresponde una gran indemnización por su despido de la radio.

Sonriente. Vernaci dice que el público la extraña más a ella que lo que ella extraña la radio. Afirma que con las charlas que mantiene con Tortonese le alcanza para expresarse.
| Néstor Grassi

Después de un descanso largo, la segunda temporada de Tu cara me suena la vuelve a tener sentada en el jurado. Mientras, Elizabeth Vernaci digiere su ausencia en la FM.  “Estoy feliz. Hacía mucho que no descansaba tanto. Viajé, me fui de vacaciones con Vicente (n.d.r.: su hijo) y recién hoy vuelvo a laburar. Estoy relajada, tengo otra cara, parezco veinte años más joven”, dice y suelta una carcajada de las que retumbaban en las mañanas de la Rock and Pop hasta diciembre pasado.

— ¿Qué cambió de tu relación con la televisión?
— La tele es la mirada del otro. Cuando una es más pendeja busca la perfección, que no se note la celulitis y te olvidás de ser auténtica. Ahora me relajé.

— ¿Te importa lo que se diga de vos?
—Me importaba cuando era más joven, pero en algún momento tenés que dar la vuelta. Yo soy la mina que soy, no voy a pesar 50 kilos.  No soy una pendeja de 20 ni lo quiero ser.

— ¿Cómo sentís el no estar en la radio?
— Tengo mi vida, que es mi hijo, mi trabajo y las parejas que ocasionalmente tenga. Soy la mina que soy porque trabajé en radio, con la gente que trabajé y porque hice lo que hice, inclusive con el público.

— ¿Extrañás?
— Nada. No es que digo: “uy, tengo tantas cosas para decir que me desespera”. Hace 32 años que hago radio y no tengo un ego que me vuelve loca. Lo que necesito es la sensación de todas las mañanas de encontrarme con mi equipo y tener esa cuestión catártica, de jugar fuerte. No había piedad para nadie. Eso sí lo extraño. La maldad, esos comentarios de ir a una fiesta y al otro día hacerla pelota. Eso de chusma de peluquería, pero bueno lo hablo al otro día con Tortonese y está todo bien, duermo y listo. Creo que la gente me extraña más que yo y está buenísimo porque cuando vuelva va a ser una fiesta.

— ¿Pensás en la vuelta?
— No. No tengo ganas de hacer radio, porque tampoco la quiero hacer en otro lado. Tengo que procesar lo que pasó y no me imagino nada más que el presente. La realidad es lo que hay, hoy y ahora.

— ¿Volverías a la Rock and Pop?
— No, nunca. Hay situaciones que son tan dolorosas como las de una pareja. Si vos perdés la confianza, no hay manera de recuperar una relación rota. Y una relación traicionera, que yo no puedo la retomar desde ningún lugar. Me hicieron un gran favor echándome, aunque jamás me llegó un telegrama.

— ¿Por qué te hicieron un gran favor?
— Nunca hubiese podido irme. Tengo un sentido muy grande de la fidelidad y cuando me llamaban de otras radios coqueteaba, pero me terminaba quedando en Rock and Pop. Pero ya la radio no es la Rock and Pop.

— ¿Qué es?
— Es el fantasma de lo que fue, la están haciendo mierda. No porque no esté yo, sino porque desarmaron aquellos grupos que funcionaban. Es como que lo que no pueden tener lo rompen, además está en otro edificio. Justamente cuando lo llamamos “cueva de judíos” nos referíamos a ese edificio, porque está en un subsuelo y trabajaban todos los de la Metro, que son los judíos y entre ellos y nosotros le pusimos ese nombre, que tanto le molestó a los nuevos dueños de la radio. No podría volver, menos en situaciones donde no se entiende el humor. No puedo trabajar con gente perseguida. Yo necesito libertad.

— ¿Escuchaste la nueva programación?
— A la Rock and Pop no la escuché nunca más, ni la pienso escuchar. Quizás vuelva a oír a Juan Di Natale y a Eduardo de la Puente, porque los quiero mucho  

— ¿Qué escuchaste?
— Me costó volver a escuchar radio, no fue fácil. A mí me gusta hacerla, es lo que más me gusta. Es como si mañana te rajan de tu casa después de 25 años de estar ahí adentro y te cierren la puerta con candado. Y, es un poco heavy. Estuve escuchando a Jey Mammon, al programa de Claudia Fontán (en realidad es el programa de Guido Kaczka, pero yo escucho a la Gunda) y a Lalo Mir, que lo amo. Quiero escuchar a Pettinato, pero estoy durmiendo a esa hora.

— Iniciaste una demanda por sueldos atrasados y el despido. ¿Podrías hablar fuera de lo judicial con Matías Garfunkel. Crees que será algo largo de resolver?
— No hay charla posible. Lo judicial es complicado si se compran jueces. Yo laburé mucho ahí y me corresponde una gran indemnización.

— ¿Cómo está tu relación con Mario Pergolini?
— Entiendo que tomó una decisión empresarial que, creo, me terminó beneficiando. Lo que me dolió es que jamás me haya llamado por teléfono. Algún día lo hablaremos, ahora no es el momento.

— ¿Qué esperás para este año?
— El que pasó fue realmente un año de mierda, no con respecto a la tele, sino a todo lo que se me venía encima. Después de tanto tiempo en el medio uno ya se iba manyando lo que estaba pasando y el tema terminó en lo que terminó. La sensación que tenía era real, pero ya habíamos hecho el duelo. Lo único que me molesta un poco es que no me hayan pagado noviembre, diciembre y enero, cosa que me dificulta un poco la cuestión económica. Pero saldré a hacer de gato, que parece es bueno.

 

El duelo con Victoria Vanucci

“Las mentiras en bocas que no respeto las dejo pasar… Por ahora”, tuiteó Elizabeth Vernaci la noche del sábado pasado al momento que Victoria Vanucci le contestaba a Mirtha Legrand que ella nada había tenido que ver en el despido de la locutora de la radio de su esposo, el empresario Matías Garfunkel. Pero el por ahora duró poco y nada, horas después y también desde la red social anunció en un par de mensajes: “Vamos a juicio con Tortonese con los señores que nos obligaban a facturar para no pagar aportes y contribuciones, que no nos indemnizaron y no nos pagan lo trabajado en noviembre, diciembre y enero, como corresponde. Coincidencias?”.

La cosa siguió entre las mujeres con un ida y vuelta en 140 caracteres que se cerró con un: “Cómo extraño las películas de la Sarli: de Sra pasaba a puta. Ahora es todo lo contrario... y en la realidad no es las pelis”. El conflicto arrancó en diciembre cuando Vernaci lanzó en alusión a Vanucci: “Hay un nueva tendencia: ‘Las cachuchas’, las mujeres de los poderosos que manejan los medios de comunicación” en medio de la polémica por la ironía de la Negra sobre la transformación de la Rock and Pop en una “cueva de judíos”, a propósito de la mudanza de la radio al edificio que pertenecía a la Metro. La reacción de Garfunkel fue no aceptar el chiste y marcar que no quería empleados racistas. Ese fue el principio del fin, o por lo menos lo que sin dudas alimentó al argumento que sostiene la empresa de su deseo de cambiar la artística de la fm.