El 20 de agosto, Netflix estrenará la película Crímenes de familia, dirigida por Sebastián Schindel y producida por Buffalo Films y Magoya Films. Protagonizada por los grandes nombres de Cecilia Roth y Miguel Ángel Solá, hay además personajes claves, como el que construye Benjamín Amadeo, quien habló con PERFIL. Dentro de este drama, el actor y cantante confirma su capacidad de encarar desafíos interpretativos, con elementos del policial y clima de suspenso, pero que, completadas todas las piezas del misterio, se revela como una tragedia de violencia de género. Yanina Ávila (la misma de Una especie de familia, de Diego Lerman) hace un papel de pocas palabras y enorme intensidad. Ella es la empleada doméstica del matrimonio que conforman Roth y Solá, cuyo hijo es Amadeo. Completan el elenco Sofía Gala Castiglione, Paola Barrientos, Marcelo Subiotto, Diego Cremonesi y Claudio Martínez Bel.
—¿Cómo te sentís frente a este estreno no en las grandes pantallas y por Netflix?
—Con mucha alegría de poder estrenar en una coyuntura que no está teniendo buenas noticias para el mundo del arte en general. Veníamos con mucho entusiasmo por poder estrenar esta película en las salas. Ahora, que se convirtió en un gran estreno para la plataforma, me parece un cambio genial.
—¿Qué implica que la película se anuncie como “basada en hechos reales”?
—El relato está construido a partir de hechos reales. Es más, al director le fue pasando que, a medida que íbamos rodando la película, le saltaban noticias que tenían que ver con casos similares a la historia de Gladys [el personaje de Yanina Ávila, mujer con una dura infancia en la Mesopotamia argentina, que pasa a vivir con sus empleadores en Buenos Aires, casi sin recursos emocionales, educativos ni económicos, para enfrentar diversas injusticias]. En las conversaciones previas a rodar, el director me decía: “¿Viste lo que te conté de esa chica?”, “¿viste lo que pasó?”, “el juicio se dio de esta manera”. A medida que íbamos rodando, hubo uno o dos casos que a él personalmente le reconfirmaban que la historia que estaba filmando tenía un reflejo directo en lo que estaba ocurriendo en ese momento con personas que están excluidas y tienen una situación de extrema vulnerabilidad por falta de información sobre cómo formar una familia, conseguir un trabajo, una educación. De allí, vemos desenlaces trágicos.
—¿Qué representa el personaje de Gladys?
—El personaje de Gladys representa a un sector que existe en nuestro país. A medida que íbamos rodando salían noticias que se asemejaban a la historia que estábamos contando, que tiene que ver con violencia de género ejercida sobre las mujeres. Hay un montón de situaciones de violencia que no se ven sino en el miedo, en las consecuencias, los desenlaces. La película suma a que no haya silencio con respecto a esta problemática y muestra la lucha de tres mujeres de mundos muy diferentes, que convergen en el drama de cuidar a sus hijos; las tres están tratando de mejorar, acomodar o solucionar sus realidades.
—Paralelamente seguís desarrollando tu carrera de cantante. ¿Cuáles son las novedades, incluso en el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio?
—Con los altibajos emocionales y de actividad que plantea una situación como la que estamos viviendo, muy nueva para todos, siento la fortuna de estar generando constantemente en mi casa. Hace unos meses lancé una canción nueva, Vámonos, pude hacer el videoclip en mi casa y pude adaptarme a entender que no tengo otra alternativa que filmar en mi casa si quiero hacer un video. También estoy preparando un nuevo lanzamiento y buscando alternativas, amén de no poder hacer conciertos, para poder seguir generando material.
—¿Cómo creés que queda ubicada la Argentina en proyectos de difusión en plataformas globales?
—Creo que hay una gran oportunidad con las plataformas. Veo un paralelismo con, en su momento, las telenovelas o historias, que eran productos de exportación en una televisión muy competitiva. La llegada de las producciones argentinas a las plataformas mundiales es una gran oportunidad para mostrar el talento argentino, una oportunidad para los que las hacemos, para la audiencia que las consume. Las plataformas nos traen hoy una enorme oportunidad para que los artistas argentinos, los equipos técnicos y el universo de la producción audiovisual argentina demuestren todo el talento que tienen. Proyectos como El reino [protagonizado por el Chino Darín, con guion de Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro, para Netflix] y otras producciones que se detuvieron por la pandemia son el puntapié para que más producciones audiovisuales argentinas estén disponibles en el mundo.
Experiencia acumulada
Benjamín Amadeo resume aquí el aprendizaje acumulado al ser dirigido en diversas experiencias de trabajo a lo largo de su carrera.
Con Cris Morena, en Casi ángeles: “Me abrió muchas puertas en muchos lugares del mundo. Es una serie que representa el comienzo de las producciones que abarcan todos los ámbitos del espectáculo; hasta hoy la siguen eligiendo, la ven online y siguen emocionándose con las canciones, con las historias. Y después, llevar todo lo que uno cuenta en la ficción y en la música a la experiencia en vivo, en el teatro, fue el punto más alto”.
Con Sebastián Pivotto, en La leyenda: “Es un genio de la puesta, de la acción. Me llevo todo el universo de la acción que tiene. Es un director muy completo que maneja muy bien el humor”.
Con Juan Taratuto, en Un novio para mi mujer: “De Taratuto me llevé una frase… Yo estaba agregando texto cuando filmábamos y me sentía con la libertad de seguir modificándolo. Él vino y me cortó todo lo que yo estaba queriendo hacer. Le dije: ‘Me estás cortando las ramas’ y me dijo: ‘No. Te estoy podando’. Y me encantó. La conclusión es que menos es más. Con poco, uno puede florecer igual o más”.
Con Sebastián Schindel, en Crímenes de familia: “Con Sebastián hice un trabajo acerca del ritmo que yo no había hecho antes nunca. En la película, tengo una escena con mucho texto [el alegato de su personaje en el juicio] donde es importante ir encontrándole la dinámica a ese monólogo, para generar atención y tensión. Hicimos un minucioso trabajo, como de relojería, sobre las palabras y las oraciones”.