ESPECTACULOS
ENTREVISTA A DAVID BISBAL

Las bulerías de un chico bien pop

Salió sin premio de un reality musical, pero se llevó una novia y un contrato con una discográfica. Hoy se pliega a las huestes de Bono y Chris Martin como adalid de las causas humanitarias. Compra música por internet, pero combate la piratería. Vendrá en abril.

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Bisbal viene a mediados de abril a la Argentina. | Cedoc

En España lo llaman cariñosamente un ‘triunfito’ por haber sido finalista de la edición local del reality Operación Triunfo 2001. En el mismo, obtuvo la oportunidad de grabar su primer disco Corazón latino con el cual su carrera tomó rápidamente vuelo propio. Se estableció como uno de los ídolos de la música latina con el hit ‘bulería’, tema que le dio nombre a su segundo disco y a mediados de abril llegará a la Argentina para presentar su tercer álbum. Actuará dos veces en Buenos Aires en el Gran Rex y una en Córdoba: “estamos deseando que pase el tiempo para llegar a la Argentina” comenta al suplemento desde Monterrey, Méjico donde se encuentra en el contexto de la ‘Premonición Tour’.

—¿Cómo va a ser el show en Buenos Aires?

—Llevaré una propuesta mucho más musical. Se va a ver un ‘David con su banda’ y no un ‘David protagonista’.

—¿Cómo es tu relación con la Argentina?

—Con la Argentina vengo trabajando desde hace mucho tiempo atrás, desde el primer disco. Es una maravilla ese país y he recibido mucho cariño.

—¿Por qué saliste al cruce con los programas de descarga ilegal de música por Internet?

—Hay que alertar un poco a la gente. Va a llegar un momento en que ya no tendremos artistas nuevos pues no van a tener oportunidades. Hay muchas familias que viven indirectamente de la música. Yo compro mucha música por Internet. Pero en forma legal.

—¿Qué compraste últimamente?
—Mira, soy fanático del iTunes. Espera que voy a abrir el ordenador que lo tengo justo en frente para ver mis últimas compras (se toma unos segundos): Ojos de brujo, el Unplugged de Ricky, la Niña Pastori, la serie Lost que me gusta mucho, Alejandro Sanz...

—¿Cómo combinas tu gusto por el flamenco y la balada en tu música?

—Para mí esa unión se ha vuelto una finalidad. Me es importante hacer música popular, lo que se dice pop, pero con alguna pizca de mi tierra. En cada una de las canciones se aprecia una guitarra flamenca o en la misma manera de cantar. Me siento orgulloso de llevarlo a otros países y que la gente sepa de donde soy.

—¿Qué recuerdos tenés de tu tierra natal, Almeira?
—Yo siempre he sido un niño feliz. Me la pasaba jugando al fútbol con los amigos en la calle hasta seis horas y no me cansaba. Luego, de adolescente siempre utilizaba la música para divertir a mis amigos y a mí.

—¿Cuál fue el origen de tu carrera?

—He sentido la música desde niño, pero a los 17 recién fui profesional en la Orquesta Expresiones que era una cover-band. Luego, fue Operación triunfo el que me dio la oportunidad de salir todos los días a través de la cámara. Yo no gané, pero la discográfica Vale Music me ofreció grabar un disco y obviamente lo acepté.

—Sobre tu relación con Chenoa ¿Cómo fue compartir el escenario con quien compartías un romance?
—Lógicamente fue muy bonito ¿Sabes? Era mi pareja y compartir también la música no es poco.

—¿Cuáles fueron las causas de la ruptura artística y personal?

—En esas cosas fíjate que nunca he dado detalles. Eso ya pasó y no creo que tenga que volver ahora a moverlo.

—¿Cómo están tus emociones en la actualidad?
—Hoy estoy acompañado y gracias a Dios estoy muy bien. Cuando subo a los escenarios esa parte también influye sobre lo que puedo dar.

Sin pelos en la lengua
Cada vez son más los que, a la manera de Bono o Chris Martin emplean su fama para contribuir a causas humanitarias. Bisbal se suma a esta tendencia y toma cartas en la defensa de los menores que son reclutados en todo el mundo por ejércitos y grupos armados. La mayoría de estos niños son secuestrados y obligados a servir, a trabajar como espías, esclavos sexuales y mueren a temprana edad. En uno de sus más recientes videoclips, David Bisbal arremete furioso con una navaja contra su cabellera y muestra paso a paso cómo se arranca a tirones los rizos, aludiendo a la pérdida de la inocencia de los niños, condensada en el acto de reclutamiento, que es el rapado.