ESPECTACULOS
Una historia de encuentros

Las hermanas sean unidas

Victoria y Laura comienzan a construir su historia. La protagonista de la telenovela, apropiada durante la dictadura militar, se reencontró con su hermana que la buscaba desde hace años . Un encuentro tan previsible como conmovedor.

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Manos. Irma Rojas, Paola Krum y Rita Cortese, durante el rodaje en la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo. | Cedoc
Después de meses de especulaciones sobre el origen de Laura (Paola Krum) y su presunta vinculación familiar con Victoria (Viviana Saccone) las conjeturas se develaron ayer. Confirmado: eran hermanas.

Para los seguidores de la novela por momentos resultaba inverosímil que ni Laura ni Victoria tuvieran una mínima sospecha sobre su posible relación cuando desde el guión no se ocultó ningún dato a los protagonistas que si conocieran los espectadores. Pero es una novela y así sucedió. Llegaron al encuentro desconociendo absolutamente la verdad, buscando un ser desconocido e ignorando que el vínculo entre ellas ya estaba construido -aunque bajo otra forma- de antemano.

En un cuarto Victoria no podía con su ansiedad y su emoción después de años de búsqueda y esperaba el encuentro junto a Rocamora (Luis Machín) y Federico (Adrián Navarro). Del otro lado Laura, que hacía poco había conocido su verdadero origen, casi sin ser conciente de lo que estaba sucediendo y abrumada por el devenir de su destino comenzaba a cerrar su historia.

Sucede que Montecristo, antes de ser una novela clásica de desencuentros, es una novela de encuentros.

Ya se vio el regreso de Santiago (Pablo Echarri) tras 10 años detenido ilegalmente en una cárcel de Marruecos, el encuentro de Federico con su madre (María Florentino), el de Laura con su historia y ahora con su hermana.

Pero este encuentro tuvo una particularidad. Aunque desde el culebrón ahora las hermanas enfrentarán la disyuntiva de reconocerse como familia, con una historia común y además convivir con el amor a un mismo hombre, fuera de lo anecdótico de la novela hay una historia de una mujer que después de años de búsqueda encontró a su hermana que había sido apropiada durante la última dictadura militar.

El encuentro, previsible para la telenovela, no dejó de ser movilizante para un espectador que conoce que ésto no sólo es una vuelta de un guión sino que, fuera de Montecristo, es una realidad y una búsqueda permanente de decenas de familias que sufrieron la desaparición de un ser querido, algo que escapa a la ficción.

Y por suerte, como se pudo ver en los avances sobre lo que sucederá hoy, las hermanas estarán dispuestas a intentar una historia en común, la que deberían haber tenido si el horror de la dictadura no hubiese recaído sobre ellas.