El hotel Four Seasons de Ciudad de México donde se realiza el junket de Narcos: México está totalmente blindado. Sorprende el despliegue de seguridad, mucho más riguroso que en un aeropuerto, revisan bolso por bolso a las personas que desean ingresar, pero todos muestran predisposición. Lógico, es vox populi que los capos narcos ya pasean por la capital mexicana, los diarios titulan que a la fecha asesinaron a 250 mil personas, entre jueces, periodistas, policías, hay miles de desaparecidos y todos los meses aparecen fosas con cadáveres en alguna región del país. Pero la seguridad no pertenece a Netflix, la plataforma que mudó la historia de Colombia a México para contar el nacimiento de los narcos en los 70 y 80 con fecha de estreno el 16 de noviembre. Coincide con la presencia del presidente Enrique Peña Nieto (“no hizo mucho o nada por el narcotráfico y sus hijos se llenaron de dinero con la obra pública”, susurran colegas locales) que tiene un meeting con empresarios extranjeros. Pero mucho más famoso que Peña Nieto en el país del tequila es Diego Luna, la estrella mexicana que interpretara al capo narco Miguel Angel Félix Gallardo, su personaje más comprometido en sus 39 años. “Hoy vivimos en un descontrol total. Esta serie retratada en los 80 habla también de lo que sucede actualmente”, dice el actor.
—¿Qué matices le diste al personaje? ¿Cuánto hurgaste?
—Hay mucho de ficción, de reinterpretación y de llenar los espacios en blanco, muchas licencias, y si está basado en hechos reales, en historias periodísticas, y hechos que hoy se consideran históricos. Aquí no intenta ni pretende ser un documental ni dramatizar hechos reales, pero se sabe que el personaje que interpreto era muy cercano al gobernador, era el guardaespalda de sus hijos. A diferencias de otros narcos, Félix Gallardo era muy reservado, se habla de que era un tipo que entendía el valor y el poder de la discreción, parecía que entendía mejor las cosas que todos los demás, era el que iba un paso más a-delante que el resto, eso según los libros y materiales que tuve acceso. Tenía ciertos códigos del comportamiento empresarial, códigos que le hicieron poner en la misma mesa a todos los capos, y ése es un don, de tener esos matices, y de poder ser un cuate que de repente es confianza, que de repente es severo y muy violento, que de repente es comprensivo, no se trata de romantizarlo sino de humanizarlo. Había mucha libertad para construir, para inventarte quién sería este personaje.
Mi trabajo fue tratar de entender ese México que le tocó existir para entenderlo a él. Ese México de los 70 y 80 que me tocó de chico, que recuerdo que tiene que ver con el México de mi papá (el escenógrafo Alejandro Luna), con el que crecí, entenderle en su contexto, de crear, interpretar a mi modo, mi interés no fue ser una calca, una copia.
—¿Cómo ves el papel del que consume y no del que trafica?
—Es difícil. Me preguntaron hace un tiempo por qué hacer algo tan popular de algo tan difícil y es porque estoy pensando en ese público que no le interesa México, que no conoce mi contexto personal, que no tiene un interés por eso, que a lo mejor cuando vea esta serie y que la próxima vez que vea una línea de cocaína frente a él o ella va a pensar un poquito qué tuvo que pasar para llegar ahí. Si a eso lo logramos ya valió la pena hacerlo. Y despertar la curiosidad de las personas que no creen que haya una conexión entre sus acciones y lo que se vive en los países muy lejos de los suyos. Creo que es interesante y eso hace a esta temporada distinta a las otras, porque a pesar de que plantea suceder en los 80 está hablando de hoy.
Amigo de Gael García Bernal con quien saltó a la fama con Y tu mamá también, película que les abrió las puertas de Hollywood, y con megaproducciones en su haber como Star Wars: Rogue One en 2016 —volverá al mismo personaje con serie propia para el streaming Disney+—, Diego Luna prefiere vivir de este lado de la frontera donde es padre de Jerónimo (10 años) y Fiona (8 años). Luna no duda en mostrar su ideología en las redes y cruza hasta al mismo Peña Nieto en Twitter tras felicitar a Jair Bolsonaro. “¿A nombre del pueblo? Mejor hable por usted Sr. Presidente”, disparó.
—¿Qué visión tienen los estadounidenses del narcotráfico y que visión tienen los mexicanos?
—Es difícil de responder. Hay de todo. Tu te metes a Twitter y hay opiniones increíblemente progresistas, y luego hay otros que suenan a Trump, y todos vivimos en México. La caravana migrante es un gran ejemplo de eso, hay muchos Estados Unidos y muchos México, no podemos generalizar. La mayoría de la gente ve la serie con subtítulos, son más los que la miran que no hablan español que ven esta serie y eso que es una serie muy popular también en Latinoamérica.
—Cuando se anunció que ibas a hacer de Félix Gallardo te llovieron tuits y demás. ¿De qué forma abrirá esta serie las negociaciones en México y fuera de México?
—Creo más en el efecto que esta serie puede tener fuera de México. Siento que aquí la discusión va muy avanzada, y mucha gente ha decidido ser indiferente al tema. Hay muchas opiniones y no concuerdo con todas. Yo de la única opinión que no concuerdo y sí me manifiesto en completo desacuerdo es cuando dicen que no hay que hablar del tema. No soporto que digan “ya basta de estas historias, contemos cosas bonitas”. Porque sales a la calle y todo el mundo tiene una historia que lo conecta con esto, entonces, empezaremos a contar otro tipo de historias cuando ésta no sea nuestra realidad, cuando no haya más muertes por parte de narcos que ya trasciende cualquier dictadura de Latinoamérica, ese día hablaremos de otros temas. Acaba la serie y no quiero ser ninguno de esos personajes, no quiero vivir en ese mundo, pero el que alguien pida que esto no se hable me parece peligroso, porque estaríamos normalizando lo que tenemos y aceptándolo como una realidad y me niego a aceptarla.
De pie por Maradona.
—¿Qué vínculo tenés con Argentina? Están los dos hijos de Gael García Bernal, viviendo con su madre Dolores Fonzi. Diego Armando Maradona está dirigiendo en Sinaloa…. (Interrumpe y se pone de pie). Perdón, pero cada vez que dicen ese nombre me tengo que levantar, es palabra mayor, y me parece una gran ofensa que no lo hayan hecho ustedes.
—¿Lo conociste?
—No, una vez estuve cerca de conocerlo cuando tenía un programa en Argentina (La noche del Diez), me contactaron para que asistiera a su programa, para que me entreviste, intenté de todas formas ir, pero no se dio. Mi vínculo con Argentina es que padezco mucho la distancia, en efecto, además de la historia que Gael tiene allá, me encanta Buenos Aires, hace tiempo que no voy, mis hijos eran pequeños recuerdo y sin embargo, estoy presente, tengo amigos argentinos en México y en el mundo.
—Maradona se confesó adicto y está dirigiendo en Sinaloa, una de las ciudades centrales del narcotráfico…
—Maradona se podría haber ido a dirigir a Edimburgo y también podría… Eso es lo grave de este problema, se han borrado las fronteras en todo sentido, y la gente involucrada está por todos lados. Es una postura absurda que no entiendo, hay grandes ejemplos de cómo la legalización ha contribuido de forma local. Que Diego esté aquí me da gusto, y me da ganas que haga cosas chingonas con su equipo. De Diego hay que hablar de fútbol y listo. A mí me gusta que la gente hable de lo que hago, de mi profesión, y no de mi vida privada.