ESPECTACULOS
Eleonora Wexler

"Los actores españoles admiran a los argentinos"

Con Nicolás Cabré y Jazmín Stuart estrenó Tu parte del trato, un thriller erótico que la muestra en un papel distinto. Analiza su trabajo en España, da su visión acerca del oficio y de los cambios en la formas de producción.

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Riesgos. En la nueva ficción la actriz interpreta a María, una ex médica a la que el personaje de Nicolás Cabré deberá enamorar. | obregón

El miércoles pasado en El Trece se estrenó el primero de los ocho capítulos de Tu parte del trato, la coproducción de TNT, Pol-ka y Flow. Por la señal de cable, la serie se ve los martes a las 23 y por El Trece, los miércoles a las 22.45, en tanto que en Flow está disponible en forma completa. Por cualquiera de las vías, el espectador podrá conocer el atrapante thriller, dirigido por Jorge Nisco, que escribió el uruguayo Guillermo Amoedo, a partir de ideas de la mexicana Amaya Muruzábal. El elenco argentino, está encabezado por Nicolás Cabré, Eleonora Wexler y Jazmín Stuart.

Delitos pasados obligan a Carlos (Cabré) a trabajar como hacker en una financiera donde su jefe lo desprecia. Patricia (Stuart) llega a una fiesta de la empresa como una supuesta nueva empleada. Luego de un encuentro de drogas y sexo, él enuncia tímidamente que quisiera deshacerse de su jefe. Patricia, sanguinaria y capaz de entrar y salir misteriosamente de cualquier lugar, cumple el asesinato. A cambio del supuesto favor, le pide a Carlos que enamore y destruya a María (Wexler), para así poder cobrarse una venganza. Wexler adelanta algo de esta trama, pero sin develar los misterios que encierra.

—¿Cómo es María?

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—Ella es una médica que decide dejar la clínica para dedicarse a trabajar en una fundación, donde ayuda a gente carenciada. Ahí conoce a su marido, que es Federico Olivera. Hay un juicio en el que aparece el personaje de Nicolás, y con él el de Jazmín. María empieza muy pura y dedicada, pero de a poco se ve diferente. La serie es un policial, un thriller, que va mostrando un mundo oscuro y perturbador. Guillermo Amoedo armó un rompecabezas muy interesante para el espectador. En el juego psicológico hay mezcla de comedia negra, suspenso y erotismo.

—A comienzos de año estuviste trabajando en España. ¿Cómo fue la experiencia?

—Estuve en Madrid casi seis meses, filmando los trece capítulos de la serie La valla que, en teoría, es para Antena 3, canal de aire, donde la serie saldrá en enero. Planeo ir para allá para el estreno, obvio. Quizás haya segunda temporada. También está vendida a una plataforma pero, como no nos cuentan mucho, no lo sé. Fue una experiencia hermosa, gratificante, de crecimiento, por estar sola y empezar a barajar de nuevo, porque nadie me conocía allá.

—“La valla” es una distopía dentro del género de la ciencia ficción…

—Sí, Chile y La valla… lo mismo. Si estos españoles estuvieran viendo lo que está pasando en Chile… Qué mal vivimos, qué triste Latinoamérica. Volvimos para atrás: años 70. La valla transcurre en el año 2045, pero es un volver para atrás, como si el avance no existiera: dictadura, muerte, tortura, abuso de poder, privar de la libertad… Igual en Chile: pelearon contra una dictadura de tantos años, con gente desaparecida; ahora veo las imágenes y lloro: no puedo comprender cómo se vuelve a todo aquello. ¿Dónde va el mundo que tenemos? Es el mundo que mi hija va a tener... (se le entrecorta la voz y llora).

—¿Podrías comparar los modos de trabajo en España y en la Argentina?

—Allá se dedica mucho tiempo, dos o tres semanas, para cada capítulo. Son realidades de trabajo distintas, porque allá hay mucho más dinero. Acá, por los presupuestos, vamos más rápido. Se trabaja rápido pero bien; hay más efectividad, más espontaneidad: estar en el aquí y ahora. Se podría profundizar más, pero estamos acostumbrados a resolver. Los actores españoles admiran mucho a los argentinos; nos tienen muy bien catalogados. Allá, con más tiempo, se prueban más cosas, pero hay una sola cámara, repetís la escena demasiadas veces: hay algo que se corta. Ni una cosa ni la otra; puedo rescatar [aspectos] de uno y de otro [modo de trabajo].

—Respecto de la situación económica de los actores, ¿cuál es la tuya?

—[En nuestro país], hoy por hoy todo se achica: lo que podés pedir para ganar, lo que gana el director. Pero si te interesa el proyecto, uno se arremanga y entiende la situación. ¿Cuántas obras de teatro funcionan? De cine se está haciendo poco. La crisis nos repercute a todos; lo que ganás no te alcanza. Yo mantengo mi casa sola y por suerte me puedo mantener. Ahora tengo unos ahorros, porque después del estreno de la serie no tengo idea de qué voy a hacer. Ahí entra la plata que pude ahorrar.

—Cada vez hay más series que son coproducciones para plataformas asequibles desde cualquier parte del mundo. ¿Las ficciones se globalizan?

—Lo que nos permitió hacer esta serie, un proyecto más grande y más importante, fue la coproducción. Un canal de aire solo, Pol-ka solo, quizás no hubiera podido hacerla. El sello personal, la marca personal en estos productos es poca. Lo que viene ahora es mucho más global.

—¿Dónde quedan las identidades locales? ¿Qué tiene de argento “Tu parte del trato”?

—Argento, Tu parte del trato, no… Para eso La odisea de los giles. El sello argentino se puede ver en una obra de teatro, en el cine o en una serie más costumbrista. Las cosas que están en plataformas son coproducciones y son globales.

 

La venganza, sentimiento toxico

—¿Con qué elementos y asociaciones construiste tu personaje?

—Patricia es un personaje realista, una mujer real, dentro del marco del thriller. Podría contener arquetipos de la bruja y de la muerte. Tiene cierta dureza; puede haber algo punk. Además, como yo consumo mucho cine, se me vinieron referencias cinematográficas, como Rooney Mara en La chica del dragón tatuado, Helena Bonham Carter en El club de la pelea, Uma Thurman en Pulp Fiction y en Kill Bill. Después, el vestuario, el make up y el diseño de corte de pelo [corto, lacio, negro, con marcado flequillo] con Gabriel Vega terminaron de armar el personaje.

—Carlos anhela que su jefe no exista más, lo que se cumple; entonces, su vida es una pesadilla. El disparador narrativo pareciera decir que se debe pagar el precio de los sueños cumplidos…

—En realidad, la serie no pretende decir que tenemos que pagar un precio por nuestros deseos. No trata de bajar ninguna línea que se aplique a la vida. Es un thriller y no pretende dar ninguna lección. En todo caso, si hubiese un mensaje, este es que los tratos siempre tienen sus dos partes. Por eso la serie se llama Tu parte del trato: cuando hay un trato, hay un intercambio y eso es lo que pone en problemas al personaje de Nicolás Cabré: como olvida que el trato fue mutuo, ahora le toca pagar su parte.

—¿Sos vengativa?

—No, para nada. Me parece un sentimiento muy tóxico; lo mantengo alejado de mí. Pero el deseo de venganza en Tu parte del trato es un denominador común en todos los personajes y es el combustible absoluto en la trama.

 

“Puedo dedicarme a lo que me apasiona”

—¿Cómo caracterizarías a tu personaje?

—Carlos es un hacker que trabaja en una financiera buscando las mejores oportunidades de inversión para sus clientes. Es un tipo introvertido, de bajo perfil en lo social, muy abocado a su trabajo y extremadamente sagaz para detectar los mejores negocios. Pero su jefe no le reconoce ese talento. De hecho, cuando tiene oportunidad, lo destrata y lo priva de posibles ascensos. Esta situación le genera a Carlos mucha bronca y, cuando aparece el personaje de Jazmín y le propone deshacerse de alguna persona que odie, el primero en la lista es claramente su superior.

—¿Cómo lo construiste?

—Esta serie me permitió trabajar más tiempo con el personaje, al estar todos los capítulos escritos. Pude tener más claro su recorrido dramático para componerlo. Porque no es una víctima: también tiene sus miserias. Me gusta leer el guion y hablar con el director, el autor y el equipo para ver en conjunto qué camino tomar, qué y cómo se quiere contar, qué atmósfera va a rodear al personaje.

—Sos un actor frecuente en productos de Pol-ka. ¿Qué te significa formar parte de ese mundo?

—No llevo la cuenta de mis participaciones en proyectos de Pol-ka, pero puedo decir que me siento un privilegiado por haber podido trabajar en distintas ficciones, ponerles el cuerpo a personajes diferentes. Soy un agradecido por poder dedicarme a lo que me apasiona.

—¿Qué planes laborales tenés en el futuro más inmediato?

—Por ahora, seguir con la gira de la obra Departamento de soltero. [Después], voy a tratar de tener un año más tranquilo.