Pese a la peor crisis económica desde los años '30 que afecta a casi todo el mundo, la industria discográfica, aún lejos de ser excepción, prepara para este año espectaculares ediciones que otras temporadas mejores, incluso algunas de bonanza, verían con tanta perplejidad como envidia.
Es lógico que nadie quiera perder plata o hacer altruismo empresarial justo cuando el mundo (Estados Unidos) avisó -nunca a tiempo para la salvación, desde luego- que los muy módicos recursos económicos de la mayoría apaleada deberán destinarse a necesidades básicas, como ser comida y medicamentos.
No obstante, es rigurosamente cierto que la música contiene probadas condiciones sanadoras y que, salvo gente carente de sensibilidad, es sin dudas una necesidad básica para hacer la vida un poco más bancable.
Pero si las discográficas ya se quejaron sonoramente de una fuerte disminución de casi 7 por ciento en venta de discos en la primera semana del nuevo año respecto del mismo período del 2008, ¿cómo producirán el milagro de que la gente salga a comprar música, más allá de una oferta en calidad y estridencia que ha superado cualquier expectativa? Como nunca, deberán agotarse todas las instancias creativas para generar que un montón desembolse, por caso aquí, en la Argentina, entre 40 y 60 pesos por cada álbum, aunque lleve la firma del mismísimo Dios.
En tal sentido, el tema podría complicarse seriamente a la hora de eventuales promociones, por cuanto se trata de material absolutamente nuevo (nada de reediciones o cosas ya hechas), surgido de bandas o solistas que cobran de a millones antes de entrar en estudio y ni hablar por sacar a la calle las cajitas de plástico.
También como nunca antes, la industria del disco deberá invertir todo su potencial en los armamentos más sofisticados posibles para, al menos, empatar el combate antipiratería que sigue perdiendo por paliza. De momento, todos los intentos por eliminarla fueron extremadamente entusiastas como inútiles en sus resultados, salvo alguna satisfacción esporádica y para nada contundente que modificara la dramática situación.
Es momento de empezar a frotarse las manos y expandir al máximo los oídos y los sentidos, porque, para empezar, ya dentro de casi nada saldrá el nuevo Cd del ex líder de The Smiths, el por siempre genial y enigmático Morrisey. El lanzamiento de "I´m trowing my arms around París" está previsto para el 9 de febrero. No sólo París, entonces, será una fiesta.
El 2 de marzo iluminará las bateas "No line on the horizon", flamante larga duración de U2, mientras que, aunque sin fecha ni título, se podrá escuchar -íagárrense!- lo último de Pearl Jam (mejor grupo del planeta al lado de nuestro inminente visitante Radiohead), Aerosmith, Depeche Mode, Massive Attack, Peter Gabriel, Wilco, Pet Shop Boys, Eminem y algo brutal, como la salida de tres al hilo del fantástico Prince.
Ni siquiera habrá lugar ni motivo para brotes de ansiedad a la espera de los fascinantes chiches, ya que la producción del 2008 fue suficientemente estrellada y necesita de muchísimas más escuchadas (y escuchas) para disfrutar y entender semejante aluvión de talento.
Entre tantísimas opciones, las siguientes recomendaciones: el doble de Nine Inch Nails ("Ghosts I-IV"), "Dear Science" de TV on the radio, "Cardinology", primer disco que se edita aquí del prolífico y grandioso Ryan Adams (no confundir por favor con Bryan Adams), "Only by the night", de los Kings of Leon, el maravilloso "Consolers of the lonely", de The Raconteurs, "Home before dark", inmensa sorpresa del veteranísimo Neil Diamond y, claro, las renovadas descargas adrenalínicas de AC/DC y Metallica.
En el ámbito local, favor seguir muy atentamente la evolución de lo nuevo que está gestando el "resucitado" (sin comillas también valdría) Charly García.
Tal como adelantó DyN semanas atrás, ya tiene siete temas nuevos terminados y, según su entorno de amigos de verdad compuesto por casi todos relevantes músicos, otros seis que, si no surgen nuevos trastornos contractuales entre sellos interesados, dará a luz no después de septiembre. Aseguran que será lo mejor de Charly como músico. Demasiado fuerte.