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Los superhéroes que dejan ‘infinity millons’

Hoy el género superó los pronósticos, y el film 19 de Marvel Comics reina cómodo en el universo. Así, también Pantera Negra tiene la mayor cantidad de entradas vendidas, y Disney lleva 3.000 millones de dólares ganados en la taquilla. La lista de los exitazos.

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Superman (1978). Ganancias globales: US$ 300.218.018 | cedoc

Si a cualquier fanático de las historietas de superhéroes le hubieran dicho en los 90 o incluso a comienzos de los 2000, algún viajero del tiempo de esos de los que sobran en el género, que un día, la tercera película de Disney con su propiedad, los Avengers de Marvel, sería la película que rompería todos los récords de la taquilla mundial en tan solo dos semanas en cartel (y que habría más de treinta superhéroes en una misma pantalla), seguramente ese fanático lo hubiera encontrado absolutamente increíble. Exacto: una película de superhéroes es eso que ahora todo el mundo quiere ver.

Pero hoy, a dos semanas y días del estreno de Avengers: Infinity War, hay pocos récords sin romper por la película 19 de Marvel Cómics en diez años (un modelo que Hollywood ha querido imitar en otras franquicias y que no se ha medido su real big bang, similar a lo que Star Wars hizo con Hollywood en su momento alterándolo para siempre). En Estados Unidos, y ganándole a otro miembro récord de la escudería Marvel (la reciente y fenómeno social Pantera Negra), se ha quedado con la mayor cantidad de entradas vendidas de forma anticipada, el mejor fin de semana jamás visto en Estados Unidos (ganándole a Star War con sus 257,6 millones de dólares) y en el mundo (ganándole, y por una diferencia de cien millones, con sus 640,5 millones a Rápidos y furiosos 8 y sin estrenar todavía en China –donde se verá este fin de semana–). Si pensamos en Pantera Negra, la sorpresa previa a Infinity War, Disney ya cruzó la barrera de los tres mil millones de dólares en ganancias de taquillas y todavía estamos en mayo. En Argentina en sus primeros siete días rompió el récord de asistencia en ese período para un estreno al llegar a los 1,3 millones de espectadores en siete días. Al momento de escribirse esta nota, la película estaba a cien mil espectadores de llegar a los dos millones de espectadores en tiempo récord. Y repite su primer puesto en casi todos los países donde no fue estrenada.

Además, Infinity War superó la barrera de los mil millones de ganancia, estrena en cincuenta mercados al mismo tiempo (algo que no había sucedido antes con ninguna película de Marvel), y ese récord lo superó en menos de 11 días. Otra vez, le gana a El despertar de la fuerza por un día. Hay que recordar que tan solo 34 películas han superado esa barrera (sin ajustar a la inflación actual) y Disney es dueña de 17 de esas películas. Lo extraño, para aquel fan de los personajes en papel, es que de esas 34 películas que son las joyas de la corona con que Hollywood se limpia la diversidad temática de la parte de debajo de su suela, ocho sean películas de superhéroes. Lo cual permite una nueva duda: hoy, donde el género reina como nunca antes, ¿cuáles son las obras caprichosamente cumbre del género? Sobre todo de un género que existe desde hace ochenta años (que Superman, la nave nodriza del género, acaba de cumplir) y ahora ha sido reconfigurado para la épica de Hollywood y su desesperación para usar por partes iguales celebridades, equipos de marketing, CGI y relatos que parezcan más grandes que la vida misma (eso sí, con una batería de chistes dignos de Saturday Night Live).

Si bien el género tal como se lo conoce, logrando vincular personajes en una misma coexistencia dividida en varios films que da forma a lo que se llama “universo Marvel”, existe hace diez años, hay superhéroes desde que Superman levantaba autos. Aquí entonces, diez películas que consideran todas esas décadas de fracasos, éxitos y tics del combo que implica superhéroes más Hollywood.

Superman (1978). Hoy es simple ver hombres y mujeres volar. O ser Hulk, o árboles parlanchines o mapaches guarros armados. Pero nunca ningún actor ha podido lo que Christopher Reeve: hacernos creer en Superman. Justo cuando Star Wars cambiaba el mundo, llega este Superman, creíble y con capa de tela (nada digital) que confiaba en el cine antes que el marketing y que permitía, por vez primera y fundacional, que realmente creyéramos que las estrellas de Hollywood podían volar.

Batman Vuelve (1992). Pocos superhéroes han recorrido las diferentes vidas de Hollywood como Batman (Batman a gogó, Lego Batman, Batman con tetillas, Batman sepia), el billonario huérfano que se viste de rata voladora, y ha definido, como ninguno, lo cool del género. Christopher Nolan lo hizo espejo de la moderna era Bush y creo su versión más salvaje, adulto y más. Pero lo cierto es que Tim Burton, y su mundo, lograron detonar como bomba atómica gótica la poesía cool que hoy se le niega al género de plano. Personal, excéntrica, única: hay muchos Batman, pero ninguno como este.

Thor: Ragnarok (2017). Por qué elegir una película de las 19 de Marvel que es una comedio consciente y que puede serlo, precisamente, por esas 18 compañeras de equipo? Por una razón: Si Robert Downey Jr. fundó el hedonismo cool moderno, Chris Hemsworth es su Messi. Y ese modo, aquí hay comedia pintada de los 80 pero también épica camuflada (Thor versus un dragón, un gigante destruyendo Asgard) como nunca. Las dos cuerdas claves del género sonando como si fueran los Ramones.

X-Men 2 (2003). El éxito de Marvel según Disney ha eclipsado el real puntapié inicial: cuando el director Bryan Singer hizo en el 2000, X-Men, el supergrupo exitoso de Marvel antes del suceso en el cine de Los Vengadores. Singer logró crear un mundo distinto, y aquí, en la secuela, se luce como nunca: su estilización está a punto caramelo y su forma de hablar sobre tiempos modernos sin perder lógica (algo que sí sucede en Pantera Negra) son uno de los Everest del género.

El hombre araña 2 (2004). Una de las cosas más bizarras del género es que Hollywood no copió su real dinámica, eso de los cruces y de las exageraciones (y cuando la comedia importa en el mismo), hasta recientemente. Quizás, el más épico cruce de cariño por el cómic y una personalidad visual importante donde gana el personaje fue esta secuela, donde Sam Raimi le regaló al más adorable súper su mejor película.

Los increIbles (2004) Brad Bird, parte del Monte Rushmore de la animación moderna, decide contar la historia de superhéroes que brillaron en el New Deal, o una versión del mismo, y tuvieron que colgar las calzas por la familia y la burocracia. Bird crea aunque animado quizás el relato más puro del género, cercano a la familia fundacional del género (Los cuatro fantásticos), y destila aventura, vínculos entrañables y saber ver el absurdo de esos poderes.

Iron Man (2008) Yo soy Iron Man”, dijo Robert Downey Jr. Y ahí esta, el Génesis, el comienzo, el real quiebre con todos los superhéroes que vinieron. Los puntos suspensivos que necesitaba el cine de superhéroes para funcionar como sus pares en el papel. Y desde ahí, nada fue igual. Robert Downey Jr. es, sin dudas, el actor más importante del género. Esta es la prueba científica al respecto.

Watchmen (2009) Cualquier fan más obsesionado con cuando el cómic pisa la realidad que cuando la usa como cama elástica, dirá, si se le pregunta la Mona Lisa del género, Watchmen. Zack Snyder, antes de hacer añicos la épica de DC en el cine, homenajeó esta pieza única con ideas, calcando a veces las viñetas y buscando repetir la inteligencia omnipresente del guionista Alan Moore. Aún con sus partículas chocando entre sí, es una operación excepcional, que cuando funciona, llega a lugares que ninguna película súper ha siquiera abollado.

Deadpool (2016) Cómo puede ser que este Deadpool y no Avengers: Infinity War esté en estas diez mejores? Primero: demasiado pronto. Segundo: Deadpool no solo es la ironía que necesitaba el bronce que Nolan le transmitió al género. Es el triunfo del fan: una película que literalmente llegó al cine por devenir viral una prueba digital del personaje. Es un antes y después no solo por lo soez: es la mentalidad troll pero empanizada con libertad, hedonismo y sadismo con corazón. Es todo lo que ningún superhéroe, tóxico o no, fue nunca.

Logan (2017) El John Wayne del cine muscular en calzas (que, claro, es más Broadway que Texas) decide retirarse. Y lo hace en la edad moderna del género en Hollywood, con una película no ATP, violenta, seca, sentida. Así James Mangold y Hugh “Wolverine”Jackman mezclan como nunca antes la arena del western y el absurdo de los poderes mutantes para obtener una balada que piensa de manera sincera e inteligentemente brutal tanto en sus instintos de cine como en su amor por el personaje (siempre clave en el género).