Arroz y pétalos. La actriz Luisana Lopilato y el cantante canadiense Michael Bublé se casaron hoy por civil, rodeados de sus familiares más cercanos y de un centenar de cronistas que se acercaron para cubrir uno de los acontecimientos del año.
Aunque en todo momento quisieron mantener discreción, el lugar elegido fue el Registro Civil de la calle Uruguay, en pleno centro porteño. Al habitual caos del tránsito en esa zona, se sumó entonces la gran cantidad de prensa y de curiosos que rodearon el lugar y provocaron que se hiciera casi imposible transitar.
Fue recién al finalizar la boda que algunos pocos afortunados pudieron ver a los novios que salieron un instante a saludar mientras les tiraban pétalos y el clásico arroz. Una fan de Luisana tuvo la suerte de atrapar el ramo, que la actriz, entre risas, tiró a la multitud.
"Gracias por este amor", esbozó Luisana en medio de los gritos de los cronistas y de sus fanáticos. Bublé, que no habló, no soltó la mano de su mujer en ningún momento y sonrió para las cámaras.
A pesar de que la ceremonia estaba pautada para las 11, algunos retrasos hicieron que los invitados comenzaran a llegar después de lo previsto. Los primeros en acercarse, en un pequeño micro alquilado especialmente, fueron los familiares de Bublé, que viajaron especialmente desde Canadá.
Minutos después llegó el hermano de Luisana, Darío, que además fue elegido como uno de los testigos. De inmediato hicieron su ingreso Benjamín Rojas, el conductor de Disney Diego Topa y el modelo Cristian Sancho.
Cerca del mediodía y mientras los cronistas y camarógrafos de agolpaban en la puerta, llegó el auto negro con los novios, escoltado por motos de la Policía Federal. La fuerte custodia hizo que no se pudiera casi tomar imágenes de los novios, que entraron directamente con el auto al registro civil.
Después de una ceremonia que duró más de media hora, los novios partieron hacia una casa que tienen en el country Nordelta, donde serán agasajados por familiares y amigos.
