Luego del éxito de Relatos salvajes puede pensarse que le iba a ser difícil encontrar un personaje en el cine a Erica Rivas. Pero vuelve el próximo jueves 1º de septiembre con un protagónico absoluto en el tercer largometraje de Ariel Rotter: La luz incidente. Llega precedido de numerosos e importantes premios, entre los cuales está como mejor película, mejor actriz y actriz revelación (Susana Pampín) en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. También obtuvo estatuillas en el 19º Festival Internacional de Cine de Punta del Este y ganaron sus rubros de fotografía y dirección de arte en el Festival Internacional de La Habana, Cuba. Fue una coproducción entre Argentina, Uruguay y Francia. En el elenco además de las premiadas Rivas y Pampín están Marcelo Subiotto, Elvira Onetto, las niñas Lupe y Greta Cura, entre otros.
Aquí anticipa su nuevo desafío cinematográfico junto a Ricardo Darín y sus pasos en la escritura, para documentales y teatro.
— “La luz incidente” es una película muy íntima: ¿qué expectativas tenés?
—Me parece que son filmes para ver en el cine, no en la casa. Como arte se completa en verlo en conjunto, hay algo que sucede cuando estamos acompañados viéndola y después poder dialogar. Los cineclubs quieren volver, eso de juntarse para ver. El director de cine filma para que lo vean en pantalla grande, ni en la computadora, ni en el celular. Es como que en vez de comprarte una escultura tenés una foto, no es igual. Hay algo que se pierde.
—Tu personaje está ubicado en la década del 60: ¿eran tiempos muy distintos?
—La mujer que compongo tiene un dolor (viuda) que traspasa la época y siento que eso sigue pasando. Debe enfrentar la pérdida y dependía de ese marido. Lamentablemente esto sigue ocurriendo. El director lo ubica en esos años, porque eran más las mujeres con este conflicto, pero existen también en la actualidad. Vivo en Ingeniero Maschwitz y son muchas las que viven en un country. Ves que los hombres salen a trabajar, ellas se quedan con sus hijos, sin profesiones y tampoco trabajan. Tanto una muerte como una separación dejan desamparo. Te sorprendería la cantidad de estas realidades que existen.
—¿Cómo fue entablar una relación con niñas tan pequeñas y crear el vínculo creíble de madre?
—Siempre pienso y trabajo sobre el espacio y con fórmulas de la actuación, la memoria emotiva y sensorial. Los actores habitamos esos lugares de la infancia. Tuve el asesoramiento de María Laura Berch. Estas niñas no hablaban por lo cual jugamos con lo físico, para que les resultara familiar. Se necesita tiempo, es la clave cuando filmás con pequeños, ya que ellos no saben que están actuando.
—Tu hija Miranda: ¿ya es adolescente? ¿qué quiere ser?
—Tiene quince años y quiere ser actriz. Estoy muy pendiente de ella y noto que actuar le da mucha felicidad. Estudia y mientras está haciendo una obra de teatro. El espectáculo se titula La burbuja, fue escrito y está dirigido por Martín Amuy Walsh. Las funciones son sólo los viernes a las 23.30 en el Teatro Piccolino. Miranda creció en camarines, entre los de su padre (Rodrigo de la Serna) y los míos. Quiere irse a estudiar a otro país, ya que habla muy bien en inglés. Como hija adolescente desacredita lo que le digo: que no hace falta partir ya que aquí tenemos grandes docentes. Ahora esto se lo están diciendo sus propios compañeros. Nosotros en Argentina no nos damos cuenta del respeto que nos tienen en el exterior. Hay un gran reconocimiento. Lo vivimos con Ricardo (Darín) en la gira.
—Ahora volvés a trabajar en cine con Ricardo Darín. En la película de Santiago Mitre –“La cordillera”– serás la secretaria privada de un presidente argentino. ¿Cómo compondrás a esa mujer tan cercana al poder?
—Todavía no se sabe si se llamará La cordillera o La cumbre, se está decidiendo el título. Veré cómo se hace ese papel de secretaria privada de un presidente. Tiene muchos niveles para cubrir, es organizativa y administrativa pero también está el cariño que ella siente por este hombre al que acompaña desde hace mucho tiempo. No siempre es una relación sentimental pero sí es muy cercana.
—Filmarán en la Casa Rosada: ¿ya estuviste?
—Sí, fui. Fue muy raro estar allí. Una vez acompañé a una comitiva a presentar la película El cruce de los Andes (2010) que protagonizó Rodrigo (su ex pareja, De la Serna), donde interpretaba a San Martín y la Presidenta quiso conocerme. Fue muy interesante y raro. Ella conocía todas mis películas. Es muy culta y sabe muchísimo del cine nacional. Me quedé muy impresionada que alguien que tiene tantos temas en su cabeza también supiera de éste. Ella es muy cinéfila, por algo su hija es directora de cine.
—¿Cómo definirías a Cristina Fernández de Kirchner?
—Charlé un ratito. Mi mamá es universitaria (profesora de Letras) y mi tía es abogada. Sentí que se parecía mucho a ellas. Una mujer de clase media, militante y estudiante desde muy joven, luchadora, fuerte y muy formada. Tiene un aura diferente. Siempre la veo carismática. No se puede ser presidente sin ser carismático, mal que nos pese, ¿no? Tal vez uno no lo vea. No se llega si no a esos lugares. No soy cholula, por lo cual ni le pedí autógrafo, ni foto. Justo ese día estaba naciendo mi sobrino, el hijo de una de mis hermanas.
—Grabaste dos capítulos para la serie “La casa de Diego Lerman”, el primero y uno de los últimos que emitió el año pasado la Televisión Pública. ¿Por qué estás tan ausente de la televisión? ¿No te convocan?
—Al contrario, sería injusta si dijera que no me convocan. Agradezco muchísimo el que me llamen. No es que no quiera hacer televisión pero implica tiempo y estoy comprometida con películas. Es muy difícil conseguir el dinero, la producción y todos estos temas complicados para filmar, por eso cuando me comprometo debo estar con esos tiempos incondicionales. Me gustaría hacer una serie cómica. Quizás la televisión está cambiando hacia las series y me parece muy interesante esta forma expresiva, más cuidada. También llegan autores que pasaron del cine a la televisión.