ESPECTACULOS
Alejandro Mller

“Mi tío hoy estaría enojado”

El actor y orgulloso sobrino de Paco Urondo saltó a la fama con Valientes y hoy comparte escena con Nicolas Cabré en la obra El quilombero. Pide más diversidad en la televisión y defiende separar la política de su carrera.

HOMBRE DE TEATRO. A pesar de la fama que le dio la TV, insiste en ser un actor de los escenarios. <br>
| Néstor Grassi<br>

Desde el año 2009 y debido al éxito de la tira diaria Valientes, Alejandro Müller recibe el apodo del “Huevo”. No se siente un actor de televisión, sino que por su sangre corre mucho teatro independiente y un apellido materno que lo llena de orgullo: Urondo. Es sobrino del escritor y militante, a quien hoy recuerda con admiración y afecto. De miércoles a domingos Müller se transforma en un empleado muy especial del hotel donde llegan huéspedes tan particulares como Nicolás Cabré, quien dará título a El quilombero, comedia francesa de Francis Veber, dirigida por Arturo Puig en el Lola Membrives.  

—¿Elegís la comedia o ella te elige?
—A veces la comedia me elige a mí y en otros casos es al revés. En El quilombero fue mutuo: un amor correspondido y no me arrepiento para nada. Por lo general en este trabajo uno quisiera poder rechazar algunos papeles, pero a veces hay que aceptarlos, porque hay que pagar expensas.
—Tu familia paterna (alemana) y materna (Urondo): ¿en qué influyeron?
—Empecé estudiando Ingeniería. Siento que me influyó mucho más la línea materna. Mi veta artística empezó a desarrollarse de grande. Mi tío –Paco– tuvo ideales, lo recuerdo fumando su pipa, dialogaba mucho con él, era mi ídolo. De muy joven milité en la Unión de Estudiantes Secundarios, dentro del peronismo revolucionario. Después con los problemas familiares –la muerte de mi tío– me separé. Hubo varios hechos que me desilusionaron de la política. Como el regreso de Perón, sobre todo cuando en la Plaza les dijo imberbes a los montoneros que habían luchado por él.
—¿Qué consecuencia sufrió tu familia después de la muerte de tu tío?
—Hubo persecuciones, teléfonos pinchados, situaciones desagradables, pero por suerte no tuvimos otra acción directa. Estábamos observados, pero no teníamos actividad. Vivíamos en Merlo, donde todos nos conocíamos y mi abuelo era muy prestigioso, ya que había fundado varios colegios. Creo que por eso no nos pasó nada y no nos “chuparon”. En ese tiempo yo tenía apenas 13 años.
—¿No pensaste dirigir una obra de tu tío, quien además de poeta fue dramaturgo?
—Hace poco se filtró que Paco Urondo era mi tío. Nunca quise chapear con el parentesco, por eso por ahora no hice nada de él, pero no lo descarto.
—¿Y la militancia?
—Tuve y tengo mi ideología, pero fuera de mi carrera. Todos saben que apoyé a los gobiernos de los Kirchner, pero no tuve una participación militante. Nunca salí en las fotos, ni me invitaron a la Casa Rosada, siempre estuve en el lugar de ciudadano, común y silvestre. Creo que Cristina Fernández no sabe que la voté.
—¿Y ahora qué sentís?
—Tengo un poco de preocupación por lo que está pasando, como los despidos y las tarifas. Hay muchas cosas que no me gustan, pero es el gobierno que eligió el pueblo y estoy expectante. Espero que nos vaya bien, porque vivo en este hermoso país. No estoy de acuerdo con muchas medidas, en otros temas no puedo opinar, como la economía.
—¿Cómo ves los que pasan de un partido a otro?
—No me sorprende, sucedió en todos los tiempos. Soy más chapado a la antigua, por eso no lo entiendo. Me da entre gracia y rechazo absoluto. Por mucho menos en 1800 te llamaban traidor y te podían fusilar o desterrar. Pero parecería que lo tenemos como asimilado y eso me preocupa. Si mi tío viviera estaría muy enojado…Siento que es una lucha inútil.

 

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“Quiero recuperar espacios para el teatro”

Alejandro Müller asegura que “quisiera recuperar espacios teatrales para mi lugar. Duermo en Palermo, pero soy de Merlo. Allí tengo todo, mi casa y mis proyectos. Si no hubiera sido por el teatro independiente, hoy no estaría en el Lola Membrives”, afirma.
“Estoy esperando propuestas en televisión. –continúa el actor–. No puedo seguir ninguna tira, ni a La leona, ni a Los ricos no piden permiso, la pasan en horarios en que estoy en el teatro. Quisiera más diversidad en los intérpretes. No hablo por mí, pero me gustaría que hubiera más y distintos referentes en la pantalla. A mí me llaman para hacer personajes fresquis y puedo hacer otros papeles. Fui empresario –tuve matricería– y sé que hay que darle de comer a toda una estructura. Se me complicó cuando empecé con la actuación. Quise armar una cooperativa, pero no aceptaron, por lo cual le pagué a todo el mundo y la cerré”.
Confiesa: “El cine está pendiente en mi vida. Me gustaría filmar una película y que llegue a festivales”. Cuando se le pide algún secreto sobre cómo hacer reír, Müller dice: “No sé si poseo el secreto, sólo actúo. No tengo miedo al ridículo, sí a hacerme el gracioso. Intento no tentarme en el escena-rio, porque respeto mucho la comedia”.