La separación había sido un idilio. Soledad Silveyra y José María Jaramillo no estaban juntos desde 1982 y sin embargo eran un matrimonio envidiable: mucho diálogo, contacto permanente y hasta un fastuoso cumpleaños en una estancia, que él le organizó cuando ella cumplió 55.
“Debemos ser una de las pocas parejas que hace más de 25 años estamos separados y aún no hemos iniciado los papeles de divorcio”, comentaba la actriz entre risas. Ayer le tocó ser la viuda en el velorio de su ex marido al que –en rigor– seguía unida. Después de un año de lucha contra el cáncer, Jaramillo murió el viernes por la mañana en el Sanatorio Otamendi.
Amor eterno. Se casaron en 1970, cuando ella tenía escasos 18 años. Se habían conocido en una reunión social y él quedó flechado. Enseguida vinieron llamados y ramos de flores. Sólo esperó cinco días antes de aparecer en el set de Gitano, la película que ella estaba filmando junto a Sandro. Cuando llegó, Solita estaba vestida de odalisca. “Lo vi venir y pensé ‘¡Qué bárbaro!’” Ese mismo año pasaron por el altar. “ Excepto José, ninguna pareja me duró más de cinco años”, calculaba cuando ya había pasado los 50.