La actriz que más le disputó el Oscar a Helen Mirren durante la última entrega de las estatuillas de oro fue la autraliana Cate Blanchett, una shakespeareana auténtica que cimentó prestigio lenta y sólidamente, y que pisó la alfombra roja de Los Angeles no sólo por Babel, sino también por Escándalo, la polémica película recién estrenada y que relata el vínculo amoroso de una profesora de arte, casada y con dos hijos, con un estudiante mucho menor que ella. Mientras Demi Moore confirmó que hará la remake de El graduado, la clásica love story del chico que se enamora de la madre de su novia, el rol impactante de Blanchett desató una polémica. En esta entrevista exclusiva, se defiende.
—¿Cuál fue el mayor desafío de hacer el papel de Sheba Heart?
—Siempre busco una fragilidad, una línea defectuosa en el personaje. Trato de no definirlo como fuerte o no, porque todos tenemos debilidades. Sheba se encuentra muy perdida, tiene algo de Peter Pan. Y de verdad me gustó actuarlo, porque no lo estoy viviendo. Cuando volvía a mi casa al final del día, después del trabajo, pensaba, “¡Gracias al cielo, estoy en una relación muy sana!”.
—¿Le costó conectarse con este personaje?
—Bueno, no estoy particularmente interesada en hacer personajes que piensan como yo. Interpreté madres antes de ser yo misma mamá. Y también está el viejo cliché: “No tienes que haber matado a alguien para interpretar a un asesino”. Pero no puedo imaginar hacer lo que Sheba hizo, destruir su vida en forma tan devastadora... Yo no puedo entender la atracción hacia un hombre más joven.
—¿Por qué cree que Sheba es el centro de interés de los personajes que la rodean?
—Algunas personas tienen una especie de magnetismo. La película explora la naturaleza de los lazos malsanos que todos formamos, el lado desagradable de la psiquis humana.
—¿Puede entender que una mujer joven se enamore de un adolescente?
— Si me enterara de que la maestra de mi hijo de 15 años está haciendo el amor con él en el salón de clase, entraría ahí con un cuchillo de carnicero. Sheba es adulta y además él es su alumno. Tal vez si se hubieran conocido en una fiesta, hubiera sido distinto. Sheba sabe los límites que está rebasando. De cualquier manera, la médula es la relación entre ella y su amiga, Bárbara (Judi Dench), y ese acto con el chico es un catalizador que lanza a Sheba a los brazos codiciosos de Bárbara.
—¿Tiene algo en común con Sheba?
—Usaba un precioso par de botas Armani, que me gustaron. Aparte de eso, nada.
¡Corre, Cate, corre!
Aunque para los argentinos sólo sea una cara del séptimo arte, Cate Blancehtt tiene una extensa trayectoria teatral. Junto a su marido, el escritor Andrew Upton, acaba de dirigir dos obras teatrales, de David Mamet y Harold Pinter. Después de un año agotador, que incluyó el rodaje de tres películas (Babel, Escándalo y The Good German), se prepara para convertirse en el 2008 en la codirectora artística de la Compañía de Teatro de Sydney. Pero ese cargo, además, lo compartirá con su marido, el padre de sus dos hijos, Dashiell y Roman.
—¿Pasará más tiempo en Australia?
—Sí. Dashiell tiene cinco años y comenzará la escuela este año estaremos en Australia. Es un lugar increíblemente vibrante.
—Pronto la veremos en un film de Todd Haynes sobre Bob Dylan, I´m Not There?
—Sí, mi fragmento se inspiró en Fellini. Y está filmado en blanco y negro. Todd me dijo, “¿Querés interpretar un aspecto de Bob Dylan?” No puedo entender otra forma de trabajar sino corriendo hacia el fracaso. Creo que siempre es bueno tomar cosas que al principio parecen más grandes que uno. Entonces tratás de superarlas.