No es fácil encontrarla. Con una pizca de malicia, se diría que padece el síndrome de la mujer ocupada. Pero una mirada comprensiva permite entender que la actriz está pasando por un momento especial, de esos que hacen explotar la agenda de reuniones, clases y sesiones. El compromiso lo exige: porque Romina Gaetani tendrá que cantar, bailar y actuar con las ligas de Sally, el personaje central de la comedia musical Cabaret, aquel que hizo Liza Minelli en la película de Bob Fosse de 1972.
“Todavía no leí los libros pero sé que esta Sally no tiene nada que ver con la del cine. No es glamourosa, es bastante decadente y se droga. Posiblemente use una peluca negra y tengo que bajar unos kilos porque me expongo mucho con el cuerpo. Estoy con clases de canto y baile, con fonoaudióloga, voy a correr, a gimnasia, cambié los aparatos por natación –porque perjudican las cuerdas vocales–, dejé de fumar y me hago chapa y pintura en el spa de Carlos Pisanú”, enumera sobre los preparativos para esta producción de Cie Argentina, Canal 13 y Adrián Suar, que contará con un elenco de 21 de personas (hasta ahora sólo están confirmados Gaetani y Alejandro Paker) más 9 músicos en escena, la dirección de Ariel Del Mastro, el vestuario de Renata Schussheim y la coreografía de Elizabeth De Chapeaurouge. En enero empiezan los ensayos y en marzo, el estreno en el Teatro Astral.
No es la primera vez que el proyecto pasa por sus narices. Cuando estaba grabando Soy gitano, en 2003, hubo un intento de hacer Cabaret –finalmente no se dio– para el que ella no pudo audicionar por sus ajustados horarios de televisión. Pero la Carla Otegui de Amas de casa desesperadas (Canal 13, miércoles a las 23.30) tuvo una segunda oportunidad: “Estaba con las grabaciones de Amas... y no sabía si ir o no, pero un día me levanté y dije: ‘Voy’. Fui la última en presentarme a la audición. Hacía muchos años que no iba a un casting: en pocos días, me conseguí una peluquita, zapatos prestados, la liga, corté un vestido y me armé para subirme a un escenario –que es lo que más me gusta en la vida– a dar una prueba. Sobre todo, tenía que traspasar el miedo. Pero metí primera y fui, pasé el estrés y, cuando terminé, me sentí feliz”.
—Sin embargo, tiene mucha experiencia en castings.
—Siempre me presenté mientras estudiaba teatro, canto y baile. Vivía con mis viejos en San Andrés; me iba bien temprano en tren y colectivo, y volvía a la noche, después de ir de casting en casting, hasta que conseguí mi primer papel con Pepito Cibrián, en David, el rey. Me tuve que bancar un montón de “no”, por supuesto. Y hay días en que el estado anímico está para bancárselos y te fortalecen, y otras veces, una no tiene el yo y la luz muy arriba, entonces el “no” cuesta. Pero te reponés.
—Acerca de reponerse... Con los mismos productores, el año pasado hizo Revista nacional, junto a Florencia Peña y Miguel Angel Rodríguez, entre otros. ¿Por qué no funcionó?
—Metíamos entre 500 y 700 personas por noche, aunque es poco para un Opera. Sí, es cierto, tenía sus fallas pero era digno. Me sirvió para aprender a ubicarme como actriz y como persona ante los directivos y los compañeros. Fue una experiencia fuerte.
Chica sexy. A Gaetani le gusta mirarse en el espejo de figuras como Charlize Theron, la bella afeada en Monster. Le encantaría raparse toda o engordar 30 kilos para una composición que la aleje de la heroína linda de telenovela. Pero en Amas... le tocó el rol de la sexy bomb. “Primero me negué, después valoricé la calidad del producto y el gran elenco, pero para no aburrirme me fui al otro extremo. Aunque tengo que tener los pechos y la cola ajustados, lo hago de tal forma que si soy hombre a esa mina no la toco ni con un palo. No es sensual ni sexy, es desagradable, es más un payaso”, dice sobre su Carla comehombres, que en abril de 2007 comenzará a grabar la segunda temporada.
—Cascás la voz, por momentos, de modo muy parecido a Cristina Kirchner.
—(Se ríe y da un aplauso) Mirá vos... No sé. El otro día hice una escena en la que me paro y hablo como Evita, y casqué mucho la voz, un horror, ella (Carla) se sentía Evita hablándole a la gente. A veces, sí, casco la voz y otras me sale así porque son las 7, estoy grabando y todavía no calenté la voz.
—¿Cómo está la denuncia que hiciste contra Google y Yahoo por el uso de tus fotos?
—Mi abogado está hablando con esas empresas. Es pornografía: clickear una foto de Romina Gaetani –o de cualquier otra actriz, porque hay muchas– y que aparezca una nena de 5 años haciendo sexo oral a un hombre es bastante fuerte.
Si en teatro su descubridor fue Cibrián, en la tele, la primera oportunidad se la dio Cris Morena con Verano del ’98, y su primer protagónico, con Chiquititas. Gestos, en fin, que Gaetani no olvida: “Es muy talentosa e intuitiva, tiene muy buen ojo y muy buen gusto, volvería a trabajar con ella. Es una gran empresaria, y creativa. Es genial lo que logró hacer con los chicos”.
—Con Joaquín Furriel trabajó en Soy gitano. ¿Lo vio en Montecristo?
—Veo tan poquita tele. De malo hace, ¿no?
Los ruidos de la calle llegan a la mesa del bar de Palermo. “¿Podemos alejarnos de acá?”, pide. Reacomodada, aclara: “Algunos podrán pensar que es una actitud de diva pero tiene que ver con el cuidado de la voz. Soy una persona como cualquier otra”.
—¿Tiene asesor de imagen?
—Tuve varios porque no estoy muy pendiente de la ropa, muchas veces me falta tiempo y creo que no tengo buen gusto para vestirme, entonces pido ayuda para los grandes eventos o notas. No es divismo. Soy consciente de que las revistas me venden con una imagen que no es la real. No soy un ejemplo de estética.
— Frente a tanta exposición, ¿cómo se protege?
— Estudio metafísica hace 4 años con mi terapeuta transpersonal. Soy muy espiritual. Conocerse es un viaje de ida, el de saber que hay otra vida además de lo cotidiano. Creo que, a pesar de tanta superficialidad, pude compensar y soy mejor persona.
Vive sola pero está con alguien
Además de todos los preparativos para Cabaret, Gaetani estudia guitarra. Su proyecto pop no tiene fecha ni apuro. Hace rato que empezó a ensayar con la banda formada por el stickista y bajista Ricky Sáenz Paz y el violero Oscar Reyna. Aunque ya tuvo un ofrecimiento para un disco, sabe que aún no es el momento. Mientras tanto, despunta el vicio con sus propios temas y otros de Ulises Butrón, la Bersuit y Fena Della Maggiora.
Sobre su relación con Fena se habló mucho pero ella, cansada de la pregunta, subraya: “Amigos, y nos queremos muchísimo”. Dice estar “con alguien” y vivir sola. No duda en rescatar como “importante” su noviazgo con el director Diego Suárez, y preferiría que ni mencionaran el breve verano que pasó con el empresario Diego Dalvia. “A veces te pueden adjudicar cosas que, aunque sean mentiras, no molestan. Pero otras hasta te pueden dañar la carrera, y eso sí jode. Si es verdad y me exhibí, y bueno, hay que hacerse cargo. Pero, en general, los actores ya no queremos ser monigotes de los comentarios de los demás, y nos cuidamos mucho.”