" Vivo encerrado con una cierta temperatura. Sentado no me hace falta oxígeno; cuando duermo tampoco; el asunto es cuando me muevo. Mi rehabilitación será larga...", explica Roberto Sánchez, Sandro, y recuerda que el 6 de marzo estuvo a "nueve minutos" de morirse.
" Me salvó mi mujer, que es una máquina. Estábamos sentados en la cama, conversando, y le digo me siento mal, me caí para adelante y chau, sin conocimiento. Llamó rápido a la ambulancia, me cargaron y ella con el pañuelo por la ventanilla… Llegué en el borde de mi vida. Nueve minutos más y yo moría" rememora.
La mujer que le salvó la vida es María Olga Garaventa, su esposa. " Me vino a aparecer esta reina hace un par de años, ¡a los 59! ¿Cómo puede ser? Un amor de esos que vienen sin aviso. Olvidate, ¡un flechazo eh!".
Olga era la secretaria del representante de Sandro. " Estuvo trece años ahí y yo la miraba sin verla… Pero una tarde la vi", resume. El flechazo llegó junto con un inocente beso de despedida que, como tantas veces, la mujer le dio en la mejilla. “¿Qué es esto?, ¿estoy loco? Tengo cerca de 60...", pensó en aquel momento.
No lo meditó más y le dijo: " Tengo un beso encadenado entre mis labios y la llave de ese beso está en tu boca”. Nunca más se separaron.
Pero, además de agradecerle a su mujer y a los médicos por estar vivo, Sandro le agradece todos los días a Dios y se reconoce un hombre muy creyente. " Tengo rosarios de madera, de plástico; de oro, de plata, de cristal...Tengo rosarios para tirar para arriba. Desarmado no me va a pescar la fulana", bromea. .
En una entrevista concedida a La Nación Revista, también indica que depende de Dios y no de él su vuelta a los escenarios. " Para volver tengo que estar al doscientos por ciento. En estas movidas uno mete a trabajar a cien personas. Cien personas, cien familias. Si un día actuás y al otro día se devuelven las entradas porque la voz del cantante no está bien, causás mucho daño".!
" Hay días en los que me levanto y tengo la misma voz con la que choree, digo, con la que canté toda mi vida. Pero hay otros días en los que soy el Padrino... Si vuelve la voz haría un par de recitales. La despedida"; aseguró.
Debido a su estado de salud, Sandro reconoció que está "lleno de miedos". " Uno de los miedos más fuertes es cuando me acuesto y no sé si me despierto al otro día. Cada noche me pongo un poquito de oxígeno, por seguridad. Dios te da, Dios te quita. Ni sal ni alcohol ni paseos ni nada… Es triste, viejo… así la Vida, ¿es vida?", se pregunta y no duda en responderse: " yo puedo perder la vida, ¡pero a la vida no me la pierdo eh!”.
"Puedo perder la vida, pero a la vida no me la pierdo"
El cantante confesó que está "lleno de miedos" y que tiene pánico a no despertarse cada vez que se acuesta. También habló de María Olga, la mujer que le "salvó la vida". Quiere despedirse arriba de un escenario.
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