ESPECTACULOS
Guillermo Francella

“Quiero que mis películas rindan en la taquilla”

En medio del rodaje de Corazón de león, donde interpreta a una persona de 1,35 metros, asegura que la sociedad argentina es muy careta y desea que la llegada del papa Francisco traiga más unión al país.

CARRERA. A los 58, Guillermo Francella está filmando su película número 29, y a mitad de año trabajará con Daniel Burman. También planea hacer teatro otra vez con su amigo Adrián Suar.
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Todavía quedan dos semanas de rodaje de Corazón de león, y Guillermo Francella ya siente el peso de las extensas jornadas de grabación. Y si bien goza de una amplia experiencia en cine, esta vez el cansancio viene directo de su peculiar personaje: le toca ser León Godoy, un arquitecto exitoso, separado y con un hijo, pero que mide 1,35 metros de altura, que encuentra un teléfono perdido, llama al contacto “Casa” y allí comienza una comedia romántica con Ivana (Julieta Díaz), que no dejará de lado los prejuicios ni la discriminación.

Francella realiza muchas escenas arrodillado, otras sentado, con planos con mucho aire en la parte superior, y mirando hacia arriba para lograr parecer pequeño, lo que genera una incomodidad corporal. El protagonista dice que estuvo un año a puro café con Marcos Carnevale, el director, para ir armando la historia, y obviamente su particular caracterización. “Me daba curiosidad componer a una persona enana y ver cómo quedaba. Ahora que ya estamos sobre rieles, estoy realmente muy contento”, cuenta el actor. Y agrega: “Nunca tuve miedo al ridículo, acá no hay golpes bajos o las típicas cargadas de enano. Es un tipo normal, no está enfermo ni es deforme, sólo tiene la característica de que es bajo porque tuvo un problema al nacer con la glándula pituitaria que evitó su normal crecimiento”. Y sostiene que del film –que se estrenará el 15 de agosto– interesó contar “la mirada de los otros, la discriminación, el prejuicio. En Argentina nos hacemos los políticamente correctos pero eso no ocurre. Hay prejuicios de todo tipo en la sociedad. ¿Qué pasa cuando alguien se enamora de alguien distinto? Tiene muchos atractivos, e intentamos que no ocurra el ridículo”.
—¿Nunca dudaste cuando te convocó Carnevale?
—No. Me atrapó de entrada. Hablamos mucho. En su casa, en la mía, tomamos cafés, ensayamos, se habló bastante del libro, que tuvo muchas versiones. Marcos es inteligente y de una enorme sensibilidad. Siempre me gustó su filmografía –Elsa y Fred, por ejemplo–, y sabe lo que quiere decir en ella. En los primeros bosquejos tenía ese perfume especial; eso me agrada mucho y me llevó a aceptarlo. Además, en el set él genera un juego con el actor que deja aportar a la interpretación, y eso fue todo el proceso previo.
—El papa Francisco llamó a la unión y a vivir en paz entre los seres humanos. Habló de la inclusión de los pobres y rechazó la exclusión. ¿Cómo ves a nuestro país en este sentido?
—Muchas personas hablan de muchos temas, en los cuales no vale la pena profundizar, y salen a decir una cosa pero en realidad en su interior piensan de otra manera. Es decir, cuando hablan en privado no comulgan con lo que dicen por afuera. Hay mucha hipocresía y careteo.
—¿Se ignora al pobre?
—Depende. El chico que pide en la calle que se pone patotero me irrita, y seguramente a muchos les pasa lo mismo. No podemos hacernos los buenos. El patotero que te dice “la moneda, la moneda” mientras te mete la cabeza adentro del auto... no. Está bueno ayudar, cuando uno puede da una mano, pero ya cuando es “vos tenés, vos tenés, damelá”, eso es otra cosa. Si te hacés el que no te irrita es otro cantar. Sos muy correcto, y te entiendo, podés tener tu postura. Me parece perfecto que el Papa llame a la inclusión.
—¿Cómo tomaste la asunción de Francisco?
—Me encantó. ¡Un papa argentino! Me enteré mientras estaba filmando porque un amigo me mandó un mensaje que decía “Bergoglio papa”. ¡No lo podía creer! Hasta que me fijé enseguida en internet y las páginas estaban titulando la noticia. Veo y siento que la gente está muy feliz, ¡y ni hablar los católicos..!
—¿Vos sos católico?
—Sí. Fue una felicidad inmensa para todos los cristianos. Ha sido muy fuerte, ¿quién puede ignorar eso? Después están el credo y la opinión de cada uno de creer o no, pero se lo ve austero, humilde, todo lo que él dice es lo que practica, dice y desea. Ojalá que pueda traer beneficios; todos deseamos que sea lo mejor para el país, un paso para adelante, que vuelva el diálogo y haya más unión entre los argentinos. Sería
hermoso.
El largometraje tiene otro condimento especial para Guillermo Francella: será el debut de su hijo Nicolás en la pantalla grande. “Hará de mi único hijo en la historia. Marcos quiso hacer una audición, se presentó y fue excelente. Así que decidió elegirlo. El desde hace un par de años está estudiando teatro (en la escuela de Julio Chávez). Estoy feliz”, confiesa un orgulloso Francella.
—¿Hubo conexión como en la vida privada?
—Sí. Se generó una química divina. Con los nervios normales de ambos pero con mucha naturalidad, pues obviamente estuvimos apoyados por el director. Nico lo vivió con un grado de concentración extraordinario: descansaba, se metía en el papel; yo llegaba a la noche a casa y lo veía leer el libro. ¿Consejos? Sí, todos los que pude, la mirada, la letra, escuchar, mirar a los ojos.
—¿El talento se hereda?
—Y... hay algo genético que no se enseña. No hay casting mejor que el hecho de que realmente sean padre e hijo verdaderos, por lo gestual; incluso a veces los asistentes o cámaras nos ven caminar juntos y el que está atrás se ríe porque somos iguales. Después lo artístico me parece que tiene que ver con todo lo que trabajó. Lo veo con futuro.
—Ricardo Darín, Adrián Suar y vos son los actores que más convocan taquilla a nivel nacional. ¿Se asume ese rol? ¿Es un peso para vos cada vez que afrontás un proyecto?
—Nunca. Te juro que no. Ahora sería mentiroso e hipócrita si te dijera que no me interesa la taquilla cuando hago una película, o que no me interesan los espectadores cuando hago teatro, o el número de rating si hago un programa en televisión. Quiero que rinda. Pero no que eso sea una mochila o, si no se da, sea objeto de frustración. Gracias a Dios en mi vida, y desde hace muchos años, no me ocurre. Las veces que me pasó, te soy sincero, me desestabilizaba un poco, me alteraba, pero uno madura con el tiempo. La película salió más de diez millones de pesos, por lo que deseo que rompa la taquilla y que le vaya bien.

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