Los rayos del sol atraviesan la ventana de la casa familiar de Martínez y recortan sus siluetas casi desnudas, mientras a un costado las bailarinas de porcelana fría —que Rocío Guirao Díaz (25) creó con sus propias manos para decorar el cuarto de su beba— son testigos privilegiadas de la complicidad entre madre e hija. En brazos de su joven mamá, Aitana regala sonrisas y gorjeos que la atractiva modelo festeja con la emoción a flor de piel. Sin necesidad de palabras, la imagen resume el presente de la modelo y, también, recuerda lo mucho que ha cambiado su vida en apenas un año y medio. Un tiempo breve, pero suficiente para definir caminos y trazar un destino que la llevó a enamorarse del empresario Nicolás Paladini (31), dar el “sí” y formar una familia junto a quien Rocío llama “el hombre de mi vida”.
“Hoy he logrado todo lo que alguna vez soñé. Siento orgullo y emoción al ver que ya tengo a mi nena y mi a esposo. Cuando miro a mi beba pienso: ’¿Cómo no empecé antes?’ En cinco años ya me veo con mi segundo hijo”, dice la modelo de la agencia Multitalent, mientras besa el rostro de Aitana, la beba que nació el pasado 23 de junio y que hoy disfruta del protagonismo absoluto que otorga ser la primogénita del matrimonio y también la primera nieta de cuatro abuelos.
—¿Cómo vivió la experiencia de dar a luz?
—Fue increíble, y lo viví con mucha tranquilidad. La tarde anterior, “Nico” me sugirió que fuéramos a caminar cerca de casa, así comenzaría a bajar la panza. A las tres cuadras ¡arranqué con trabajo de parto en la calle! (risas). “No llego”, le decía. Volví a casa, llamé a mi obstetra, Jorge Pardo, vino a verme la partera, que es su mujer, y como ya tenia dilatación, hice el bolso y esa misma noche nos internamos en la clínica. Estuve con contracciones durante cinco horas y media, la gorda no bajaba y yo estaba sufriendo mucho, así que, finalmente, me efectuaron una cesárea. Como sólo estaba semidormida, en el momento que la sacaron vi todo perfecto. Cuando la tuve en mi pecho lo primero que sentí fue su olorcito, como de avena, y claro, tanto su padre como yo no podíamos dejar de llorar.
—¿Por qué eligieron Aitana?
—Pasamos por muchos nombres más sencillos que este hasta que un día, buscando en Internet nombres de reinas y princesas, apareció “Aitana”, una derivación del nombre Cayetana, y nos encantó a los dos.
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