ESPECTACULOS
RubEn Blades

Saltar del mundo real al de los zombies

El cantante, actor y político panameño opina que la corrupción es el peor de nuestros males, y como intérprete de Fear the Walking Dead, analiza el éxito de la serie y habla de De Niro.

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Sobreviviente. Como Daniel Zalazar, su personaje que regresa, Rubén Blades cuenta que su nieta y su hijo no lo reconocen en Fear the Walking Dead. | pulpo pr

Sobre su canción Pedro Navaja, Rubén Blades no deja de sorprenderse: “Es interesante que ese tema que se escribió, más bien, que se publicó hace casi 40 años todavía continúe siendo popular”. Pero la actualidad del artista panameño pasa menos por la salsa y las letras de canciones, y más por la televisión. En su faceta como actor, hoy se lo ve como uno de los personajes de Fear the Walkind Dead, la derivación de la serie de terror mundialmente exitosa The Walking Dead. Allí es Daniel Salazar, padre de Ofelia, y aquí cuenta más detalles sobre la tercera temporada que actualmente se ve por AMC.

—Durante la segunda temporada, su personaje pareció haber muerto, pero en la tercera ha reaparecido. ¿Por qué cree que esto ha sucedido?

—Me parece que hay varias razones. Una es la respuesta que el personaje ha tenido en términos de la audiencia. Otra razón puede ser que tiene interés, porque encarna perfectamente esta circunstancia apocalíptica, es una persona que ha pasado por un apocalipsis y sabe cómo reaccionar ante él, y presenta la posibilidad de redención. Son características que contribuyen a crear una mejor trama y una mejor televisión.

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—¿Por qué aceptó este personaje en particular y por qué acepta, más en general, proyectos que lo convocan como actor?

—El trabajo, cuando se presenta, si uno no está ocupado en ese momento, es una consideración inmediata ante el desempleo. Si usted no está con trabajo y le ofrecen una cosa interesante... Este personaje en particular es interesante porque es muy complejo, no es bidimensional, sino que plantea muchas posibilidades como actor, para poder desarrollarse.

—¿A qué adjudica el éxito de la serie? ¿Qué sentidos, qué interpretaciones pueden adjudicarse a los zombis?

—La gente puede identificarse en relación con la capacidad de sobrevivir a una catástrofe. Los protagonistas deben resolver problemas morales y existenciales. Los zombis son excusas para enfrentar las consecuencias del desplome de todas las estructuras de civilización que nos sostienen hoy como sociedad. Los zombis representan el miedo a lo desconocido, a cómo reaccionaríamos ante una serie de inconvenientes o dificultades. Se trata de un temor que no es sólo inconsciente sino concretamente el que nos hace preguntarnos ahora mismo qué va a pasar con el calentamiento global, el terrorismo internacional y el problema de los políticos corruptos: hacia qué dirección vamos las sociedades. El peligro que implican los zombis refleja los peligros que enfrentamos ahora mismo a nivel mundial.

—¿Cuáles son los peligros, los miedos, metafóricamente los zombis, de América Latina?

—Básicamente, el problema más grave que tenemos nosotros es la corrupción. Es interesante porque el zombi es un ser corrupto, físicamente. Acá estamos hablando de una corrupción que se manifiesta, sobre todo en términos políticos, pero que también tiene su presencia en el sector privado. Por otro lado, por la debilidad de nuestras estructuras democráticas, hay temor sobre qué ocurriría mañana con estas estructuras, de continuar esta dirección desafortunada en que se ha visto comprometida nuestra democracia.

–¿Qué vinculación tiene “Fear the Walking Dead” con conceptos religiosos, como el apocalipsis?

—Las creencias, las conexiones con la superstición permanecen en toda la sociedad. El aspecto religioso, que yo llamaría espiritual, es algo que ahora se necesitaría más que nunca. La conexión espiritual con lo que no conocemos podría ayudarnos no sólo en términos de suerte, sino de apoyo ante el desplome de la realidad alrededor de nosotros. La religión y la superstición llegan frente al desplome de la realidad. Sólo queda pensar en la posibilidad de algo mejor, algo distinto que nos ayude a enfrentar esta realidad que es insoportable.


“De Niro es un tipo muy sencillo”

—Usted canta, compone, actúa y hasta ha sido funcionario público. ¿Cómo articula lo artístico y lo político?

—Yo veo todo eso como manifestaciones de un mismo espíritu. Nunca sentí que dejara de ser algo para convertirme en otra cosa. Es como estar en una casa, donde uno recorre distintos cuartos: en una ha-bitación tengo mi trabajo social, en otra, mis pasatiempos, etcétera. Yo siempre he estado interesado en hacer distintas cosas, me gusta salir del área de confort e ir a lo que me va a producir tensión, interés, nuevos retos.

—Como actor, ha trabajado con Robert de Niro…

—Yo trabajé con él en la película Manos de piedra. Nos conocíamos desde la década del 80, pero no habíamos trabajado juntos. Así que a mí no me sorprendió que su trabajo fuera como es, es decir, un tipo profesional, que aparecía a tiempo, que estaba preparado, buen compañero de trabajo, entendía la dinámica de las escenas, nada de arrogancia ni nada de humo en la cabeza: un tipo muy sencillo, muy profesional y muy amable con todo el mundo.

—¿Cómo es su familia? ¿Conocen la serie? ¿Qué le han dicho?

—Tengo un hijo [de 40 años, nacido en Puerto Rico, y reconocido en 2015,

luego de pruebas de ADN] y una nieta, que se llama Olivia y tiene 14 años. Andan siempre preocupados que no me vayan a morder, ¡jeje!

Entienden que esto que hago es una serie de televisión. [Pero] me ven en el papel de otra persona y no me reconocen del todo cuando estoy interpretando a Daniel Zalazar, que es una persona completamente distinta a mí.