Ana Katz comenzó el año llevando Mi amiga del parque (que dirigió y protagonizó) al festival Sundance, que ganó allí el premio a Mejor Guión, para después continuar a paso firme su presencia como una directora realmente distinta, como alguien que ha sabido desde sus propuestas también como actriz generar algo diferente, que bordea al mismo tiempo lo popular y una lectura personal de lo cotidiano. Ahora, como actriz, se prepara para estrenar en los albores de 2017 El amor se hace, film de relatos sexuales cruzados que logró más de un millón de espectadores en España. A la hora de hablar sobre su participación en la película de Paco Léon, Katz dice: “Para mí era muy divertido meterme en ese baile, con un tono que nunca se me hubiese ocurrido. Paco es una persona muy talentosa, con una fuerza que se muestra apenas entra en el set. Poder subirme en el viaje de otra persona para ver cómo mira es algo que me interesa. En todas las películas en las que tuve la suerte de actuar me pasó eso. Dirigiendo estás un poco sola, ves sólo cómo hacés las cosas vos. En ese sentido, tuve mucha suerte en este tiempo”.
—En “El amor...” aparece algo que siempre tiene presencia en tu obra: la alteración de lo cotidiano. Acá desde una serie de historias que muestran acercamientos distintos al sexo. ¿Lo ves así?
— No con tanta conciencia, pero lo que intento sí es concentrarme en lo que más me gusta. La autoría está por detrás de todo. Es lo más jodido de construir y de sostener, porque implica intentar salir de las convenciones, formarte, estar en este mundo. Este año me pasó que fui al Museo Picasso, y vi todo junto. Me produce una admiración tremenda ese tipo, además que tuvo una vida larguísima y se pueden ver una cantidad de trabajos y búsquedas a toda hora. Me parece que la autoría tiene que ver con las preguntas, con el trabajo asociado, con esas búsquedas. A veces uno puede más, o uno puede menos. También está la vida en el medio.
—¿Cómo definirías tu año después del paso por Sundance, el estreno reciente del telefilm “Al borde”, la obra “Lucro cesante”, la preparación del próximo largo junto a Mercedes Morán y el estreno de “El amor se hace”?
—Buenísimo. Son etapas distintas las de hacer y las de ir viendo estrenarse lo que uno hace, que es la parte en la que uno, más que otra cosa, acompaña. La sensación más de sudor te la dan los rodajes, la escritura, y ni que hablar que todo te importa.
—“El amor se hace” tuvo más de un millón de espectadores en España. ¿Te da miedo la situación de la cartelera argentina y su convocatoria?
—No tengo la menor idea en realidad, me independicé un poco de ese tema. Sería genial pegar un hitazo de público. A mí me importa, no es que me independizo porque no me importa qué le pasa al público. Creo que hay tantos factores, que siempre hablamos y que dominan sobre eso, que prefiero concentrarme en lo mío y después poner todo en el momento del estreno. No puede ser el camino en la factura de una película. Por lo menos en mi camino, cómo interviene la potencial reacción de la gente en la elección de actores, en el guión, en el rodaje, en la estética.
Brasil y encargos
—¿Cómo definirías este nuevo film, Sueño Florianópolis, que vas a filmar en Brasil con Morán y Garzón?
—Es una película que da pudor porque entra en una zona que tiene que ver con el deseo y un deseo puntualmente sexual, que es algo que siempre está, y aparece con mucho humor pero aparece. En general es un tema muy tratado desde el marketing, de un consumo más “oficial”, menos doméstico, menos humano, y es toda gente adulta, grande, me gusta cómo aparece la familia deconstruida puntualmente en función del deseo. Me gusta, me da pudor, y ya que está, quiero que aparezca y con todo. Acá hay más una comedia de cruces también, de enredos.
—Este año también estrenaste el telefilm Al borde, en el ciclo especial de la Fundación Huésped. ¿Cómo te ves como directora con oficio, más allá del talento?
—El oficio te va llegando sin que te des cuenta. Lo de Fundación Huésped disfruté muchísimo hacerlo en un contexto delirante: un telefilm de 60 minutos en seis días de rodaje. Más allá de que el equipo era alucinante y era un lujo, porque eran gente de cine y los actores tenían la mejor onda, fue donde me di cuenta de que hay herramientas construidas que me permiten disfrutar y que el tema no sea solamente a ver si llegó, si no ver cómo vas contando, qué estás buscando