Paula Chaves, quien durante quince años fue habitué en los productos de El Trece, sigue su carrera iniciada en Telefe en 2018, cuando se sumó al canal de las pelotas para conducir Bake Off Argentina. El gran pastelero. Ahora lanza la segunda temporada del reality donde los concursantes cocinan dulces y panificados, un formato inglés de 2010 que en nuestro país se ve con producción de Telefe y Turner. La conductora reaparecerá este domingo 1º de marzo a las 22:15 en el canal de aire, junto a los jurados Christophe Krywonis, Pamela Villar y Damian Betular, quienes, en 17 episodios de 75 minutos, eligen al mejor de los 14 finalistas.
Aunque en la actualidad Chaves está embarazada –está previsto que su tercera hija, Filipa, nazca en junio y se sume a la familia integrada por el padre Pedro Alfonso, y los niños Olivia y Baltasar–, no se la verá así en Bake Off, porque fue filmado en 2019.
—¿Qué expectativas tenés para esta nueva temporada?
—Creo que va a tener aún mejor repercusión que en 2018: el formato es espectacular; la locación es más grande. Cuando me lo ofrecieron por primera vez, dije: “¿Yo, pastelería? ¿Yo, que no hago ni un bizcochuelo, cómo voy a interiorizarme y llevar adelante un proyecto del que no tengo ni idea?”. Para eso están los jurados; yo puedo empatizar con los participantes, conocer sus historias de vida. Es mágico. Es muy familiar; podés verlo con tu familia.
—El público sabe que estás embarazada, pero no se te verá así…
—Sí, grabamos el programa el año pasado, y por cuestiones de programación y del canal se decidió mostrar este año. Bake Off es tan lindo que es como atemporal: no importa que haya sido filmado el año pasado y yo este año esté embarazada. Yo no soy la protagonista. Los protagonistas son los pasteleros y lo que se genera en esa carpa. Las pruebas duran tres horas; nos la pasamos atrás de cámara viendo si se les quemó la crema, si se les pasó la clara de huevo. Te atrapa como si estuvieses viendo una película de suspenso, y yo no soy la protagonista.
—¿Cómo has vivido la fama en tu carrera?
—Siempre, muy tranquila. Me siento una persona totalmente normal: voy al supermercado, a la verdulería, a la plaza con mis hijos, los llevo al colegio. A los 18, cuando salí del reality Super M (en 2003), capaz que uno puede marearse más. Pero siempre tuve la contención de mi familia, de mis seres queridos, encargados de ponerme los pies sobre la Tierra. Nunca me creí este laburo; para mí es un trabajo, y no, una forma de vida. Puedo ir a trabajar como cualquiera que va a trabajar al banco, a un restaurante, a un cajero de supermercado. Más expuesta, pero bueno…
—¿Qué significó el “Bailando” en tu desarrollo profesional?
—El “Bailando” me hizo conocida a nivel popular. Antes era conocida en la moda, para los diseñadores, pero el “Bailando” me cambió la vida porque ahí conocí a mi marido y a amigos; y me permitió mostrarme ante la gente tal cual soy. Soy bastante auténtica, soy como se me ve; no podría generar un personaje. El “Bailando” fue un salto muy importante en todo.
—¿Qué cosas buenas y malas aprendiste de la televisión argentina?
—Siempre tuve lindas experiencias; me cuesta hablar de lo malo. Tal vez estando en el “Bailando” te ponen mal puntaje, te peleaste con uno, salís llorando y sentís que es el fin del mundo. Pero los consejos de los productores y de la gente que está hace años es: “Es televisión: mañana pasa”. En televisión, hablamos de un tema durante semanas como si fuera el fin del mundo, pero después todo pasa muy rápido, todo se olvida en la televisión.
Parto, crianza y derechos
Parto: “Parto humanizado o parto respetado, debería llamarse solo parto. Se le pone un adjetivo porque olvidamos lo que era un parto. Según la Organización Mundial de la Salud, debe haber un 16% de cesáreas. En la Argentina, las tasas son muy elevadas [cerca del 40%]. Hay una ley [Nº 25.929, de 2004] que protege a la mujer. ¿Por qué hay gente que debate y opina? ¿Qué hay que debatir”.
Crianza: “¿Tenés ganas de dormir con tu hijo, tenés ganas de darle la teta hasta los tres años?. Una tiene que confiar en lo que siente como madre y decidir según eso. Amo a los pediatras y les hago caso, pero en la crianza somos los padres en el día a día. Hay que sacarse presiones y bajar las expectativas, sintiendo el instinto. Yo no soy colecho: a mí me nació hacerlo; no es que leí un libro donde decía que había que dormir con los hijos”.
Aborto: “No podés obligar a nadie a ser mamá. La mujer debe poder elegir la forma de parir y si quiere, o si no quiere ser mamá. Yo estoy a favor de que se legalice el aborto. No lo haría, pero estoy a favor, porque no puedo pensar solo en mí; tengo que empatizar con los demás, que no viven mi misma situación económica, cultural, social. La clave es no mirarse uno mismo, sino a las mujeres en general; no a nuestras amigas que estudiaron en un colegio privado y a las que los padres les explicaron todo, sino mirar a las mujeres que realmente sufren y necesitan la ley”.