ESPECTACULOS
Juego de tronos

Traiciones, sexo y violencia para la Presidenta

Cristina Kirchner declaró en Twitter su fanatismo por la serie de HBO. Retrato de Daenerys Targaryen, su personaje preferido. PERFIL conversó con dos de sus protagonistas en Brasil.

Heroina. Cristina Kirchner manifestó su predilección por una mujer mesiánica que consigue poder político tras la muerte de su marido.
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El último domingo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner manifestó a través de su cuenta de Twitter ser fanática de Game of Thrones. Tanto, que inició un bombardeo de tuits halagando a la serie de fantasía medieval que va por la tercera temporada en HBO, y –oh, casualidad– en el mismo horario del programa de Jorge Lanata. Aquí, un repaso de los mensajes de 140 caracteres: 1) “Soy fanática de la exitosa serie Games of Thrones. Me encanta”. 2) “Cuando los de DirecTV vinieron a verme para anunciar nuevas inversiones les pedí si por favor podían traerme la tercera temporada”. 3) “Me aseguraron que ellos tampoco la tienen todavía completa, que ni a ellos se la dan...mmmmm!” 5) “¿Mi personaje favorito?: La Madre de Dragones. Seguro se queda con Robb Stark ¿o con Jon Snow?”.

La Madre de los Dragones es Daenerys Tergaryen (ver recuadro), una joven y bella mujer de pelo plateado y ojos violeta que es obligada por su hermano, Viserys, a casarse con el bárbaro Khal Drogo a cambio de recuperar el trono perdido de la dinastía Tergaryen. El personaje –también llamado Khalessi– predilecto de Cristina es interpretado por la actriz londinense de 26 años Emilia Clarke. “Las mujeres somos guerreras, ¿no? Es fantástico. En la época de Shakespeare no había papeles femeninos porque no dejaban actuar a las mujeres y ahora ¡míranos!”, aseguró Clarke, quien realizó varias escenas de violencia y erotismo: “Es muy valiente que muestren el lado más descarnado del sexo, y sé que a una parte de la audiencia le desagrada. Si se hace con estilo y viene a cuento, estoy a favor de las escenas de sexo. Si lo que ves no reúne ninguna condición, estas viendo porno (se ríe). ¡Cambia de canal, hombre!”. De hecho, se refirió a la metodología de su personaje con una frase contundente: “Es cierto que utiliza el sexo como medio de supervivencia, como salvavidas, pero al final ama de verdad”.

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La semana pasada, PERFIL estuvo presente en Game of Thrones: The Exhibition, promoción que realizó HBO en San Pablo, Brasil, luego de hacer escala en otras ciudades del mundo (Toronto, Nueva York, Londres, Amsterdam y Belfast). Y allí pudimos conversar con dos de sus protagonistas: los actores Liam Cunningham y Alfie Allen.
—¿Cree que “Game of Thrones” tiene algo que ver con la actualidad política?
CUNNINGHAM: Es interesante ver cómo funciona la mente humana cuando tiene poder, cuando tiene decisiones sobre la vida y la muerte, como el caso de Barack Obama, que fue enfrentado con decisiones muy difíciles. En un mundo de fantasía como la serie, hay que tomar decisiones políticas y ser un buen espejo para la sociedad. Lo que aprendí con Juego de tronos es que no quiero jamás estar en una posición de poder político. ¿Qué les pasa? ¿Por qué quisieron ser políticos, tener tanto poder y decidir cosas sobre la gente? Yo prefiero estar en mi casa con mis hijos, con mi familia.
Allen aparenta más edad que sus 26 abriles, habla rápido, con un acento extraño para ser un chico de Londres. Juega con un atado de cigarrillos Lucky Strike durante toda la entrevista. Dice que es hincha del Arsenal y jura que “amo a Lionel Messi”. Su personaje, Theon Greyjoy, fue tomando relevancia, tanto que los autores decidieron que continuara en la tercera temporada, cuando en los libros de Martin muere en la segunda parte.
—Al igual que Daenerys, tiene muchas escenas sexuales. ¿Cómo las asumía? ¿Entusiasmado o nervioso?
ALLEN: Ninguna de las dos. Creo que si uno está muy asustado, la otra persona no va a estar cómoda. Si uno se presenta relajado, hay que priorizar que la otra persona esté cómoda con la situación.
—¿Es cierto que los creadores le enviaron un guión de mentira contándole el final de Theon para hacerle una broma?
A: Sí (se ríe). Como mi personaje no estaba tan desarrollado en el tercer libro, sólo mencionado, les preguntaba a Dave (Benioff) y Dan (Weiss): “¿Me van a matar? ¿Voy a estar?”. Y me decían: “Tenés que esperar”. Me fui de vacaciones a la playas de Ibiza, y un día allí me sonó el teléfono y me pusieron en una conference call. Me dijeron: “¿Cómo te sentís con lo que le pasa a tu personaje?”. Porque era básicamente que me mataban, me apuñalaban en el corazón. Cuando lo leí, pensé es una buena muerte y no voy a pelearme con los jefes. Luego me preguntaron: “¿Cómo te sentirías siendo un zombie? ¿Y cómo te sentirías siendo un zombie completamente desnudo y mudo, que no habla para nada?”. “Mmm... no tan bien”, contesté. Al instante, los dos se pusieron a reír como locos. Es que son tan bromistas, disfrutan de hacer chistes todo el tiempo en el set.
Tal vez por experienca, Cunningham promueve la reflexión en sus respuestas y casi no especula. Sólo cuando se le pregunta si HBO lo convocó para otra ficción, responde con un “sí” dubitativo: “No puedo decirte nada”.
—¿En televisión hay mejor ficción que en las películas de Hollywood?
C: Sí. Cada tanto me encanta sentarme y disfrutar de la montaña rusa que significa una buena película de acción en la que se gastaron US$ 200 millones. En la ficción de televisión es calidad, inteligencia, y la audiencia es muy importante para los escritores, porque sabemos cuánto tiempo invierten y la lealtad que tienen con el show.
—¿Qué piensa de la lealtad?
C: Es lo que mantiene a la sociedad unida, junto con la familia. Es lo que hace que no nos matemos todos. Hay un viejo dicho que dice: “El rey es el rey hasta que la gente decida que sigue siendo el rey”. Es una forma de amor y de respeto importante. Con el show siendo un legado de traiciones, sexo y violencia, son emociones muy grandes en la vida de las personas y es lo interesante de Game of Thrones, que viene de esos extremos. Hay tanta paranoia, celos, desconfianza en el show que hace que la lealtad se transforme en algo muy importante, diría vital. Mantiene el mundo girando.