ESPECTACULOS
ENTREVISTA A GASTN PAULS

Tras los pasos del padre Mugica

Enamorado de Jesús, según confiesa, escribirá, dirigirá y actuará en la película sobre la vida y obra del sacerdote asesinado en 1974. Habla además de Todos contra Juan, ciclo que grabará para Telefe; de la reconciliación con Suar; de su agradecimiento a Tinelli y del esfuerzo que hace por mantenerse íntegro en la televisión.

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PASIN DE VIDA. Pauls se tom muy en serio su film sobre Mugica. Dice admirarlo como a Cristo. | Cedoc

“¿Ves? Todo el tiempo me pasan cosas como ésta”, dice Gastón Pauls y señala la pared del bar donde cuelga el afiche del documental Los malditos caminos (Luis Barone, 2002) con la foto del padre Carlos Mugica. “Hace poco estaba en Los Angeles y mientras caminaba, pensaba en cómo iba a hacer esta película. ‘Por favor, Carlos, dame una señal, guiame’, me dije y a los cinco pasos veo en una baldosa, en una baldosa de Los Angeles, escrito sobre el cemento, el nombre ‘Carlos’. Sentí que evidentemente hay algo, aquí está”, confiesa quien será el protagonista y también director de su opera prima acerca de la vida del sacerdote tercermundista asesinado en 1974 y que llevará posiblemente el título de Mayo , por el mes de su muerte y el del 68 francés que le tocó presenciar.

Producido por Rosstoc –la empresa de Pauls y Alejandro Suaya–, con el apoyo del INCAA, la dirección y guión del proyecto están en manos tanto del actor como de Fernando Zuber (ganador el año pasado en el Bafici con el documental La soledad en el fin del mundo) y cuenta con el asesoramiento periodístico de Edgardo Esteban (Iluminados por el fuego). “ Se trata de un documental con condimentos de ficción. Hay tanto material de archivo que me daba mucho dolor no usarlo. También yo voy a aparecer mostrando todo lo que hizo pero a través de lo que personalmente voy a vivir en la villa. Y habrá partes que serán ficción como la del Mayo francés, en el Chaco santafesino y la de su muerte –relata Pauls y hace una pausa. Fue a la salida de la misa, cuando se iba a comer empanadas a un cumpleaños de la villa. Lo mataron como un cura, vestido con la sotana; él, que casi nunca se la ponía. A su lado estaba Ricardo Capelli, herido por la balacera y que hoy está siempre conmigo, día a día.”

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Aunque ya ha grabado reportajes, misas y homenajes, Pauls supone que terminará el film a fin de año. Arriesga que él interpretará al cura “si Carlos me lo permite de acá a los próximos meses” y si no, le gustaría Rodrigo De la Serna; mientras que para el papel de su mano derecha, Lucía Cullen, está confirmada Mía Maestro. “Estoy descubriendo cómo él quiere que se cuente la historia.”

—¿Sos religioso?
—No. Soy cristiano. No estoy bautizado ni tomé la comunión. Pero hace 13 años, un amigo me regaló la Biblia y me enamoré de Cristo desde el lugar que menos tiene que ver con la Iglesia. Desde una visión socialista –la de un tipo que se metió donde se tenía que meter y andaba con los que tenía que andar–, desde ese lugar, Mugica respondía a Jesús y así fue asesinado.

—¿Qué valores querés resaltar?
—El compromiso y la pasión con lo que hacía, y la inmensa lucidez sobre lo que estaba pasando en la Argentina, 32 años atrás. Hablaba de las condiciones en las que estaba la gente en la villa y todo eso hoy está aún peor. Dijo que estaba dispuesto a morir pero no a matar. Tenía claro su destino y avanzó sin miedo ante la posibilidad de la muerte.

—¿Es una versión idílica o polémica? ¿Cómo contás su desvinculación de Montoneros y que haya trabajado en el Ministerio de Bienestar Social de José López Rega?
No hay nadie más polémico que quien hace cosas. Cuando acepta trabajar con López Rega es porque creía que desde ahí podía accionar mucho más en beneficio de la gente de la villa. Cuando decide irse, somete a votación de los villeros su carta de renuncia y ellos deciden aprobarla. En cuanto a Montoneros, en un momento estuvo, después se abre, y siento que fue porque creía que a partir de determinado momento ya no hacía falta cierto accionar. Es un tema muy delicado, del que 32 años después es cómodo e injusto opinar porque las condiciones son muy distintas y sólo Carlos y cierto grupo de Montoneros saben lo que pasó. Quiero contar la pasión de un hombre y en la historia, los grandes apasionados suelen terminar de determinada manera.

—Como tantos crímenes sin justicia, ¿qué mirada tendrás sobre sus asesinos?
—Prefiero hablar sobre la vida, porque Carlos era vida y porque creo que no lo pudieron matar. No pudieron silenciarlo. No voy a señalar al culpable porque va a quedar evidentemente expuesto en la película.

—¿Qué te gusta de los años 70?
La creencia en un mundo posible muy cercano, los sueños, el compromiso de tanta gente en la realización de sueños. Y no me gustan ciertas equivocaciones en la puesta en marcha de esos sueños. De ningún enfrentamiento armado viene la paz.

—¿Qué opinás de la política de derechos humanos de este Gobierno al que se lo define como setentista?
—No creo que sea setentista. Pero la revisión tiene que ser general y de todos los sectores sociales. Si hay una revisión de los derechos humanos acerca de lo que pasó, que se haga también hoy, porque todavía hay gente muriéndose.

—¿Quiénes son los Mugica de hoy?
—Está repleto de Mugica, mucho menos mediáticos que Carlos. Conozco a muchos curas que están en villas y barrios humildes que caminan junto a los pobres. Y Carlos no fue el único que terminó así, también estuvo (Enrique) Angelelli, los padres palotinos, hubo muchos.

  —¿Qué te pasa con este personaje?
—Nunca fui de admirar a alguien, ni siquiera de chico era fan. Me pasa con Cristo y con Carlos, por esa convicción de seguir. Admiro a la gente que muere en la suya. Después de un atentado en su casa –una semana antes de su muerte–, le preguntaron si tenía miedo y contestó: “Si Dios me concede el privilegio, que no creo merecer, de morir por mis hermanos, entrego mi vida”. Alguien así me ubica en un nuevo lugar en mi vida, el de buscar la máxima coherencia y línea de ética, y el de plantearme mis incoherencias, mi falta de fe, de pasión. A partir de él, analizo lo que a mí me pasa.

Además de cine, Pauls estará en 2007 en el aire con el ciclo madre de todos sus proyectos, Humanos en el camino (ex Ser urbano), pero esta vez no será semanal sino mensual: prepara para Telefe diez especiales para dedicarles más tiempo a los temas, entre los que se baraja una mirada social sobre los pecados capitales. En el mismo canal y junto a Eugenia Tobal, protagonizará para la segunda mitad del año un unitario en tono de comedia: Todos contra Juan, la historia de un actor al que no le va nada bien y sobre quien aparecerán opinando actores y actrices reales.

—¿Te reconciliaste con Adrián Suar (Pol-ka) y Canal 13?
—Nos encontramos un par de veces y tuvimos unas charlas muy amenas. Nunca estuve peleado. Aclaramos y los dos sabemos dónde estuvo el conflicto y dónde está ahora la situación, que está bien. Me han llamado para hacer Vientos de agua, para Mujeres asesinas, que agradezco mucho pero realmente no podía.

—¿Y con Marcelo Tinelli?
—Todo lo que ocurrió con Ser urbano siempre se lo voy a agradecer a Pablo Culell, a Sebastián Ortega y a Marcelo. Gracias a Ideas del Sur lo pude hacer y abrí una nueva etapa en mi vida, y sería un desagradecido si no lo reconociera. Marcelo es un muy buen productor: Sol negro, Okupas, Tumberos, me gustaron.

—¿Qué frases inteligentes escuchaste últimamente en la tele?
—No veo tele, pero creo que las frases más inteligentes vienen de la gente que menos opina y menos graciosa quiere ser. Hay cada personaje que quiere ser gracioso todas las noches... y yo digo: “Si tenés todos los chistes contados, cerrá la boca”.

—¿Qué es ser íntegro en la tele y cómo te mantenés?
Hay que tener la certeza de que todos estamos con la incoherencia al pie del cañón. Así como dejás de amar a alguien, podés cambiar de opinión. Entonces, tiene que ver con el reconocimiento de mis propias limitaciones y falencias y también con el respeto a las cosas que creo, con la gente que no quiero estar, con lo que estoy convencido. A veces, hay cobardía. Conozco a muchos que dicen cosas y después veo que hacen lo contrario. Hay necesidades y es entendible. En mis años de carrera me han pegado por madera, por drogadicto, por puto, pero cuando escucho quiénes son los que dicen eso de mí, me río.

Un crimen impune

Por Jaqueline Isola
Hijo de familia acaudalada, Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos de Adolfo Mugica (ex diputado y ex ministro de Relaciones Exteriores de Arturo Frondizi) y Carmen Echagüe. En 1951, abandonó una prometedora carrera de abogado para ingresar al seminario. En 1959, se ordenó sacerdote llevando su espíritu apostólico a la villa 31 de Retiro. Allí conoció a Lucía Cullen, una estudiante y trabajadora social con quien entablaría una amistad incondicional hasta el día de su muerte. De viaje por París, Mugica contactó con el Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo e inmediatamente se adhirió. Pudo sobrevivir a un atentado en su casa pero no a los balazos que lo acribillaron el 11 de mayo de 1974, cuando salía de dar misa en la parroquia San Francisco Solá. Tenía 44 años.