ESPECTACULOS
Nueva ficción

Mi hermano es un clon: una comedia para descansar de la realidad

Nicolás Cabré, Gimena Accardi y Flor Vigna, un trío que dará que hablar en la nueva tira de Pol-ka, que arrancó con 16,4 puntos de promedio, hablan del rating y la angustia económica, y proponen en el prime time minutos de alegría y de olvido. Con elenco sólido.

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Juventud. Accardi, Cabré y Vigna encabezan, en horario central, Mi hermano es un clon, que compite en directo con la tira 100 días para enamorarse. | prensa pol-ka

Una historia muy particular es la que eligió Pol-ka para posicionarse mejor en el prime time, donde Telefe viene mandando hace un tiempo. En Mi hermano es un clon, la nueva tira de El Trece, que arrancó el lunes con un promedio de 16.4 puntos, y venció al éxito 100 días para enamorarse, que marcó 13.1, Nicolás Cabré asume la responsabilidad de interpretar dos papeles, acompañado por Flor Vigna y Gimena Accardi.

Cabré es Renzo, concebido por la técnica de fecundación in vitro gracias a la intervención de su abuelo, que en la ficción encarnó Norman Briski, un notable científico experto en clonación que pudo cumplirle a su hija el deseo de ser madre. Y también es Mateo, un “gemelo artificial” de Renzo, criado por una asistente del científico, que termina provocando unos cuantos enredos con su entrada en escena. Mientras Renzo es un hombre racional y frío que creció en un entorno que le ofreció muchas posibilidades, Mateo es lo contrario: ingenuo, cálido y de origen humilde, debe hacer su propio camino a pura voluntad. “Es una experiencia nueva, distinta a todo lo que había hecho hasta hoy”, le dice Cabré a PERFIL al final de una larga jornada de grabación. “Sabía que era un desafío, pero una cosa es pensarlo y otra hacerlo... Son personajes muy distintos, así que tengo que cambiar de chip muy rápido. Me halaga que me hayan ofrecido este trabajo, que es muy exigente. Y estoy feliz con el resultado. Vi los primeros capítulos y está todo súper prolijo, es un programa muy bien hecho”.

Luego de foguearse en fi-cciones como Quiero vivir a tu lado y Simona, Flor Vigna hará su primer protagónico encarnando a Ambar, una joven enfermera que llega desde el interior y que tiene, asegura ella, “un enorme corazón”. Al mismo tiempo, Vigna será parte del “Bailando”, el famoso programa de Marcelo Tinelli, que acaba de arrancar una nueva temporada y la tiene otra vez como una de sus principales animadoras (ya fue ganadora en dos oportunidades). “Hacer las dos cosas es mucho trabajo, claro, pero estoy feliz porque soy parte de un elenco súper profesional y que humanamente funciona muy bien. Pasarla bien es fundamental para que las cosas salgan como uno sueña”, asegura Vigna, quien se hizo muy pronto compinche de Gimena Accardi, una compañera de elenco más experimentada con la que suele compartir mates y conversaciones en los tiempos libres de cada jornada.   

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Accardi es Lara, quien esconde un secreto que atesora desde hace muchos años, que se terminará revelando con el desarrollo de la historia, y tiene muchas escenas graciosas con el clon más ingenuo y sensible. “Nico hace muy bien ese papel, así que nos divertimos mucho con las escenas. Yo me siento cómoda tanto en el drama como en la comedia, pero creo que la tecla de la comedia siempre es la más difícil de tocar. Es el terreno en el que mejor me muevo porque lo disfruto más. La televisión es entretenimiento, hay que entender eso”.

En cuanto a las exigencias del rating, Accardi opina que “al haber un entorno distinto, porque hay ficciones que la gente puede ver en diferentes plataformas el día que quiere y a la hora que elija, las cosas cambiaron bastante. No todo el mundo mira las telenovelas en vivo, como en la época de ¡Grande, pa!, que hacía 50 puntos –explica–. Igual, creo que hay público para todo. Hace veinte años que trabajo en tiras y aprendí eso, entre otras cosas”. Cabré, por su parte, remarca que no vive preocupado por las cifras: “No pienso mucho en los resultados –asevera–. Que una tira funcione no depende solo del elenco, además. Hay muchos factores que inciden. Yo me puedo ocupar de hacer bien mi trabajo, eso sí. Para mí lo importante es que me guste lo que veo, estar conforme con lo que hago. Después, si lo mira mucha gente, mejor. Me acuerdo de que Son amores (otra producción de Pol-ka, estrenada en 2002) explotó el primer año y después se cayó. A veces depende de la coyuntura, qué sé yo... Si supiésemos qué quiere la gente, sería todo mucho más fácil, pero eso nunca se sabe. Yo trabajo para hacer un programa del que me pueda sentir orgulloso”.

En ese sentido, la apuesta de la productora de Adrián Suar por una comedia blanca, familiar parece responder al viejo refrán “Al mal tiempo, buena cara”. En un contexto de crisis económica y política como el que hoy vive la Argentina, Pol-ka elige empujar una fi-cción ágil y liviana. “Es una  receta perfecta para terminar bien el día –confirma Vigna–. Está en un horario en el que la gente ya busca relajarse después de una jornada de trabajo. Y una comedia familiar como ésta es ideal para eso. Pero además, tiene unos cuantos matices: hay mucho humor, un poco de drama, un toque de ciencia...”. Cabré comparte esa idea: “En un momento tan difícil del país, ojalá logremos despejarle la cabeza a la gente que nos vea. Si consiguiéramos que se desconecten, que se distiendan, al menos por un rato, sería espectacular. No hay alusiones al presente ni mensajes subliminales en esta historia”.

La idea de Suar fue ocupar el lugar de Simona, la tira protagonizada por Angela Torres que acaba de terminar su ciclo, con un producto orientado a una audiencia parecida. Simona nunca pudo doblegar a El sultán ni a Todo por mi hija, las novelas turcas programadas por Telefe que se transformaron en una dura competencia para la ficción local.  

“Son productos muy diferentes –opina Vigna–. Pero en todo caso los actores argentinos deberíamos estar muy agradecidos a Pol-ka por seguir apostando a la ficción nacional. Sobre todo porque hoy los costos se dispararon. Está buenísimo que El Trece se juegue por una producción argentina en lugar de poner una lata”.

Para Cabré, “hay que saber entender los momentos”. Actor de larga trayectoria (trabaja en televisión desde hace 25 años), sostiene que “siempre es fácil hablar de la billetera del otro, pero si los canales ponen latas es porque les debe rendir más eso que producir, lamentablemente. Si necesitan probar con una novela turca por un tema de costos, es entendible. Yo laburo desde hace mucho y sé que son ciclos. Hoy es así, mañana es distinto... Obvio que sería mucho mejor que haya mucha ficción argentina, pero a mí no me gusta opinar sobre los negocios de los demás”.

 

Amor por Rufina y acuerdo con China Suarez

“Yo con el periodismo no tengo problemas”, le contestó Nicolás Cabré a Mirtha Legrand el domingo último, cuando fue uno de los invitados de la tradicional mesa de la veterana conductora, interesada en indagar sobre la tirante relación que el actor ha tenido en más de una oportunidad con una parte de la prensa. “Gracias a Dios, ya no soy un negocio para la prensa sensacionalista, ya lo entendieron –agregó el actor–. Hubo un momento en el que me enojaba mucho, pero eso ya pasó. Yo me pude haber equivocado alguna vez, pero las cosas que no me gustan no me gustan, no hay vueltas, en eso sigo igual. Igual, mis prioridades ahora son otras: mi hija y mi trabajo. Ya le doy a todo aquello que pasó el lugar que se merece, no estamos más en guerra”, remató.

Hace unos días, Cabré también evitó polemizar en público sobre la decisión de la China Suárez de mostrar en redes sociales a Rufina, la hija que tuvo con él en 2013. “Tengo una buena relación con la China –aclaró–. A veces estamos de acuerdo y a veces no. Pero cuando uno está separado, estas son cosas que pasan. Tenés que aprender a comunicarte, a expresarte y a escuchar al otro”, dijo. “Rufina es el amor de mi vida”, puntualizó también. Es habitual que Rufina lo acompañe en jornadas de grabación televisiva, y también estuvo en la trastienda de algunas de Sugar, la obra teatral que Cabré protaganizaba en la calle Corrientes hasta no hace mucho. “El detrás de escena era para ella era como estar en Disney. Está buenísimo que pase eso porque para mí es muy importante verla contenta, feliz”, señaló Cabré, de 38 años, visiblemente entusiasta con su rol de papá.