ESPECTACULOS
Spregelburd y Gentile

Una familia en libertad y sin prejuicios

En Los adoptantes son una pareja gay que tiene el deseo de tener un hijo. Cuentan los pormenores del rodaje, opinan sobre la subrogación y por qué elegir el camino de la adopción.

20191117_spregelburd_gentile_nestorgrassi_g.jpg
Pareja. Spregelburd y Gentile encarnan a un matrimonio igualitario que busca una adopción. | nestor grassi

Se iniciaron en el teatro independiente, uno como actor, dramaturgo y director –Rafael Spregelburd–  y el otro –Diego Gentile– solo como intérprete. Más tarde los llamaron para hacer cine. Desde el 14 de este mes se conoce la película que los tiene como protagonistas: Los adoptantes. El elenco del film de Daniel Gimelberg se completa con Florencia Peña, Soledad Silveyra, Agustín “Soy Rada” Aristarán, Marina Bellati, Valeria Lois, Guillermo Arengo, Mario Alarcón, Gaby Ferrero, Daniela Pal, Lalo Rotavería y el debut cinematográfico de Juan Otero, hijo de Florencia Peña.  

—¿Qué los decidió a filmar esta película: el tema o el personaje?

SPREGELBURD: A mí lo que me resultó más convocante fue cuando el director me dijo que no podía hacerla sin mí. Me subrayó que proponía un sentido del humor distinto y necesitaba este tipo de intérprete. Eso y cuando me dijo que se sumaría Diego (Gentile) acepté. No me daba lo mismo hacerla con cualquier actor…con cualquier actriz sí (risas).

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

GENTILE: Me interesó el tema, un matrimonio igualitario e iluminar los deseos de ser padres o no. Cómo se amplía el concepto de familia. Sentí que había la posibilidad de mucho debate después de ver la película. Creo que eligieron a un elenco que entiende el humor, no actores haciéndose los graciosos, sino aquellos que tienen humor, los que no lo tienen son solemnes…

—¿No es extraño que el guión se centre en la adopción cuando varios matrimonios gay optan por los vientres subrogados?

S: Hay que tener esa decisión y mucho dinero. Creo que se amplió el concepto de familia. La película –de alguna manera– muestra la gran cantidad de chicos que hay para adoptar y la preferencia de los adoptantes, que pasan por los bebés. Es muy importante que esté en este elenco Gaby Ferrero, porque ella sola adoptó a un niño, su propia historia es un ejemplo. Creo que sigue siendo un tema tabú y es muy interesante que esta ficción lo presente en primer plano con normalidad, no es un conflicto la sexualidad.

G: En ningún momento se dice qué difícil es la adopción para este tipo de matrimonios, es más importante el deseo de armar una familia que el hecho que sean dos hombres.

—Del teatro ambos pasaron al cine: ¿en qué los ayudó la escena?

S: Todas mis herramientas son teatrales. Para mí es al revés, en el cine tengo que desaprender algunas cosas, sobre todo suspender mi opinión. Como actor en el escenario solo interpreto mis propias obras que escribo y dirijo. En cambio, en la pantalla solo actúo, no quiero saber de los problemas de producción, ni que me consulten qué ropa llevo y mucho menos su sentido.

G: En mi caso llegué al cine más confiado como actor por haber transitado el teatro, pero la manera de interpretar es muy distinta. El escenario te da confianza, pero el trabajo se termina de construir con el compañero, con el que está detrás de cámara.

—Es prohibida para 16 años… ¿es por los desnudos que hacen?

G: En las escenas de desnudos la paso muy mal, pero fuimos muy cuidadosos y no se ve nada que no se deba ver. Al principio pensamos en ponernos algo, pero luego las hicimos sin nada. Fue algo rápido. Son una pareja de muchos años juntos y está mostrado de manera natural.

S: En general el problema lo tienen los directores, quienes deben definir qué tipo de desnudos hacen porque saben que eso influirá en la calificación final. Pero con esta temática sentí que los desnudos daban honestidad al planteo. Debíamos mostrar una vida sexual normal. Es más fácil hacerlo con un compañero varón que con una actriz. Las relaciones sexuales que se muestran en el cine son complejas por los equívocos.

—¿Y el próximo 2020?

G: Tengo esperanza. Fueron cuatro años muy complicados no solo para los actores. Conozco gente que no podía darle de comer a sus hijos. Espero que desde el 10 de diciembre sea mejor. No soy iluso, sé que será difícil.

S: La esperanza no es lo mío. Soy realista y pesimista. Las elecciones me alegran, pero siento que no es igual al 2003, ahora estamos mucho más complicados y la cultura nunca es prioridad. Cada película que no se hace es como una fábrica que se cierra. Es difícil hacer entender la relación entre cultura y trabajo. Todo lo que haré de teatro será en el exterior. Me echaron por segunda vez del teatro General San Martín. Iba a estrenar El fin de Europa, pero el año pasado se quedaron sin presupuesto y me pidieron esperar al próximo, pero ahora me dicen que tampoco la estrenarán. Mientras pueda seguir viviendo del cine me quedo, pero estoy pensando en irme del país.

 

Cutura y educación, la prioridad

Rafael Spregelburd mantendrá su actividad teatral en ámbitos alternativos. “Continuaremos con Pundonor –subraya– la obra que codirigí con Andrea Garrote”. Ya anticipa para el cine: “Estoy filmando Salud mental no incluida de Martín Salinas. Es una coproducción mexicana, brasileña y argentina, cada país tiene una historia y se van mezclando”.

“Mis hijos van a escuela pública, como fui yo. –Aclara–. Es lo normal. También concurren al Instituto Vocacional de Arte “Manuel José de Labardén” (IVA) que siempre está al borde del cierre como todas las escuelas de enseñanza artística en esta ciudad quieren que se extingan y no lo logran, porque los padres nos reunimos y apoyamos. Quedan pocos lugares”.

Mientras Diego Gentile confirma: “Volveremos en febrero en el Callejón con Late el corazón de un perro y espero el estreno de la serie Maradona, donde hago de periodista deportivo. Filmaré con Carlos Sorín El cuaderno de María, para Netflix”.

El último balance que hace Spregelburd de la cultura en la Ciudad es contundente: “El Teatro San Martín no necesita obras ni de Mariano Pensotti, ni de Daniel Veronese, ni mía, poné el nombre que quieras. La política del macrismo es que sobreviva aquello que se financie con la venta de entradas. Los ciudadanos van a tener que sostener a la cultura. Si el modelo es Estados Unidos allí no hay ministerio. Ante el éxito de Larreta pueden darse el lujo de seguir así. Diferente es lo que sucede en Europa, donde estos temas, cultura y educación, son prioritarios”.