La actriz, que viene de ganar dos premios por su papel protagónico en la miniserie Cartas para Eva, afirma que le cuesta realizar una tira y que donde más cómoda se siente es haciendo cine. Aceptó sumarse a Farsantes porque tiene un elenco de grandes actores –Julio Chávez, Casero, Siciliani, Arana, Acuña–, a quienes admira; en Pol-ka se siente muy cuidada. En la tira interpreta a Camila, la novia de Benjamín Vicuña, quien a su vez tendrá una historia de amor con el personaje de Chávez. Acerca del rating, si bien no le importa demasiado, está expectante con el resultado artístico de lo que se verá. La actriz, quien está en pareja con Diego Tuñón y mantiene distancia con su ex Andrés Calamaro, elige habla del amor en general, porque sobre su vida privada asegura: “Es una puerta que se abre y no se cierra más”, asegura.
—Es tu primera tira en Pol-ka. ¿Cómo te sentís?
—Estoy muy contenta porque en Pol-ka tienen una manera de trabajar muy respetuosa, y para mí eso es todo. Respetan al actor, los horarios, y te cuidan. Es la primera vez que nos sentamos y me ofrecen un personaje que me encanta; ya nos habíamos reunido con Adrián Suar, pero por alguna razón no sucedía. El primer día de grabación entré con miedo porque no conocía a nadie. Entré con toda la cara tapada, “Hola, qué miedo”, decía (risas). Pero tuve la suerte de que me pusieron de amiga a mi íntima amiga Romina Ricci, y ésa fue la manera de relajarme.
—No sos de hacer muchas tiras. ¿Cómo manejás la cantidad de horas con tu rol de madre?
—Una de las cosas que también me gustó de la propuesta de esta tira es que es muy coral, yo no estoy 12 horas grabando, no soy la protagonista. Cuando me citan, lo que me ofrecen es participar, y eso pesó mucho a la hora de decidir, porque yo soy madre las 24 horas del día, los 365 días del año. Lo que también me parecía espectacular es que manejan un horario muy escolar (risas), Charo sale a las cinco y yo salgo a las seis.
—¿Hacés de buena o de mala en la ficción?
—No es ni buena ni mala. Tampoco es una buenuda. Camila es hija de un juez, una chica bien, de barrio, del mismo barrio del que vienen todos, pero que a su familia le fue mejor. Es una chica que no trabaja, que tiene mucho tiempo al pedo y que está muy enamorada de su novio, con el que vive. Los dos realmente están muy enamorados. Empiezan conviviendo y se casan enseguida. Es muy convencional. Quiere casarse, tener hijos y que su marido sea feliz.
—¿Grabás escenas con Julio Chavéz? ¿Como maneja tu personaje esta situación de que tu marido va a ser amante de él?
—Sí, grabo. En realidad eso no lo puedo contar porque el personaje no lo sabe. Pero cuando empieza a pasar algo, Camila le cree a Pedro. La historia de ellos es realmente una historia de amor. Le va a creer lo que sea, ella lo sigue a muerte en todo. Es una persona particularmente negadora.
—¿Alguna vez te tocó que te hayas enamorado de alguien que resultó ser gay?
—No, la verdad es que no (risas).
—“Farsantes” trata del mundo de los abogados, algunos indecentes. ¿Tenés alguna opinión sobre los abogados?
—Tengo una opinión de la gente indecente en general, me da lo mismo si es abogado o carpintero. No me gusta, me parece que uno tiene que tener principios claros, uno no puede venderse a cualquier cosa o cualquier precio, porque todo vuelve. En mi experiencia personal conozco sólo a mi abogado, a quien respeto mucho, pues es una persona con principios y con valores familiares fuertes como los que tengo yo.
—¿Creés que los abogados se parecen en algo a los políticos?
—No sé, todos se pueden parecer a todos. Las personas malas se parecen a las malas y las buenas a las buenas, sea la profesión que sea. Yo creo que en todos los mundos, y en el nuestro también, hay personas horribles.
—¿Nunca se te ocurrió estudiar alguna de estas dos profesiones?
—Jamás en mi vida, me son dos mundos ajenos. Yo de chiquitita quería ser bailarina, pero no tuve el entrenamiento de una bailarina, iba a danza clásica, el típico que te llevan dos veces por semana al de la esquina (risas) y pensaba que ahí iba a llegar a algún lado, pero bueno, no (risas). Después arranqué con Xuxa a los 13; eso tampoco marcó nada, no es que haya marcado en mí una profesión, sino que ahí conocí la responsabilidad del trabajo, eso sí me marcó para el resto de mi vida. Todos somos lo que somos por lo que hicimos, no repetiría eso, no dejaría que mi hija trabaje a los 13 años.
—¿Qué opinás de la actualidad política argentina?
—Voy a aclarar algo que aclaran muchas personas, y es que no soy de un lado ni del otro. Eso es lo que no me gusta. Me parece que no está bueno. Soy muy respetuosa de nuestra presidenta, fue elegida por una democracia enorme, el 54% es muchísimo y eso merece mucho respeto, y además por segunda vez. Estoy de acuerdo con un montón de cosas y otras me parece que no están bien hechas, pero yo no soy quién para decir que está haciendo mal. Hay cosas que se niegan que son muy evidentes, y uno siente que le están tomando el pelo. No me gusta que digan que hay una sensación de inseguridad cuando roban y matan todos los días, todo el tiempo. Que digan que no hay inflación cuando yo voy al supermercado y veo cómo suben los precios. Pero al mismo tiempo estoy a favor de la Presidenta, la admiro y me encanta que tengamos esta presidenta; por eso no soy ni de un lado ni del otro.
—“Farsantes” trata sobre el amor. ¿Vos qué pensás del amor?
—Es el motor, es todo. Es lo que somos, el por lo que nos movemos, es por lo que nos deberíamos mover si no nos movemos por eso, es por lo que yo me quiero mover. Me parece que tenemos que empezar a centrarnos un poco más en el amor y menos en la ambición. Amor por el prójimo, por el trabajo que uno hace, por la persona que tenés al lado, elegir por amor.
—¿Y qué te enamora de un hombre?
—No tengo un estilo, se puede decir: “Uh, salió con muchos rockeros”. Pero no, eso es lo que se conoció. Tengo 35 años, salí con mucha más gente, lo que pasa es que no eran conocidos. Voy a decir una obviedad, me gusta que sean inteligentes, quién va a decir “quiero salir con un tonto”, ¿no? (risas). Que sea sensible, tanto el hombre como la mujer, porque es por lo mismo que elijo a mis amigas. Me gusta la gente que sabe lo que quiere, que tiene ambición de la buena, no económica, de querer hacer algo con su vida, ese tipo de ambición me gusta. Que tengan imaginación, gente creativa. Particularmente del hombre, que sea caballero, respetuoso y que me contenga.
—¿Estás enamorada?
—Prefiero no hablar de mi vida privada, que ya es una frase cliché pero es así. Prefiero no contar lo que me pasa, así esté muy contenta prefiero no decir nada, porque es una puerta que abrís y no se cierra más.
—¿Podrías enamorarte de alguien menor que vos como le pasó a Demi Moore?
—Nunca me pasó y no creo que me pase. Pero nunca digas nunca.
—¿Harías cualquier cosa por amor?
—Haría un montón de cosas, hasta donde dé mi dignidad. Pero todo, todo por amor, sólo por mi hija, por la única.
—¿Era un sueño ser mamá?
—Nunca fui Susanita. No soñaba con ser madre, yo pensaba cuando hacía planes ridículos, porque la vida siempre es de otra manera, que hasta los 35 años no; después sucedió porque tuve una pareja con la cual nos enamoramos y entre los dos quisimos tener un hijo, y ahí salió una hija hermosa, buscada y deseada.
—¿Qué te da Charo?
—Todo. Un hijo pasa a ser el centro de todo. Te pone los pies en la tierra, te cambia la vida, pasa a ser lo más importante de la vida, todo pasa por ella.
—Cuando estás en pareja, ¿entienden tus largas horas de grabación y que volvés cansada?
—Sí, eso cuando uno está en pareja se tiene que entender. Lo que hace tanto uno como el otro. Uno acepta lo que es el otro.
—Tus parejas más conocidas fueron músicos. ¿No te gustan los actores?
—No es que no me gusten los actores, nunca tuve un novio actor. Tuve un montón de otros rubros (risas). No tuve nunca un novio actor y no fueron sólo músicos mis novios.