Es la encarnación de la curvilínea Jésica Rabbit, aquel personaje de animación glamorosamente sexy, de labios corazón, mirada insinuante, sonrisa amplia, andar contorneado y cuerpo espectacular. Pese a eso, y con eso, Victoria Onetto (40) está decidida a redireccionar su carrera. En la última temporada de verano trabajó en una obra de Pacho O´Donnell y ahora vuelve con la tercera temporada de “Postparto”, escrita por Laura Gutman, en la que recorre el lado B de la maternidad.
Muy lejos quedó la tapa en “Playboy” o su participación en “Bailando por un sueño”. “No me puedo cortar las tetas y vestirme de monja… soy quien soy. Pero una cosa es hacer de prostituta en “Más pina que las gallutas” en Carlos Paz y otra en “Pantaleón y las visitadoras”, en el San Martín. Hay un prejuicio con la actriz, acá no te perdonan que estés buena. Como si para ser actriz prestigiosa tuvieras que ser andrógina, y si sos un minón, sos una trola”. Su convicción viene sosteniéndose a prueba de cachet con varios ceros. Ella ahora está en (y para) otra cosa.
