ESPECTACULOS
Andy y Barbara Muschietti

Vuelve el éxito de Hollywood con corazón argentino

Los hermanos que revitalizaron el cine de Stephen King vuelven el 5 de septiembre con It: Capítulo 2. Reflexiones sobre cómo sobrevivir en Hollywood sin caer en la tentación.

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Unidos. Los hermanos se han afianzado como una de las duplas creativas con más proyección dentro de la industria. Sus nombres circulan para varias películas grandes. | gza. warner

Hace dos años, los argentinos Andy y Bárbara Muschietti lograron sacudir como dúo director/productora a Hollywood, y lo hicieron a través de una adaptación de It, el libro clásico de Stephen King. Desde aquel suceso comercial, de crítica y de público, han logrado convertirse en una de las duplas más buscadas de Hollywood, siempre enamorados de sus ganas de contar y listos para defender lo que ellos llaman el “corazón” de sus películas hoy mainstream, enormes y con actores de primera línea, de alfombra roja. It: Capítulo 2 se estrena el 5 de septiembre, y mientras los Muschietti protagonizan rumores de planes para adaptar junto a Pablo Trapero otro libro de Stephen King, hablan con PERFIL de su recorrido, los desafíos y los logros de crear un clásico moderno del terror.

—“It”, tanto el original como la secuela, es un extraño caso: son películas mainstream donde se sienten las ganas de contar explorando cierta cinefilia. ¿Cómo definirían la búsqueda creativa que llevó a esta segunda película?

Andy Muschietti: La única razón por la que voy al cine es para sentir cosas. Por un tema de sentimientos. Y eso es lo que quiero hacer con la gente que ve mis películas, quiero que sientan cosas. Para mí, hacer It 2 implica terminar la historia de algo que, para mí, a nivel emocional representó mucho.

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BArbara Muschietti: Es imposible para nosotros pensar que la espectacularidad viene primero, es algo que no nos pasa jamás por la cabeza. Tampoco nos contratan para eso. Hay mucha gente que pueden contratar para eso. It tuvo el suceso que tuvo no porque mantenía una esencia: era esa esencia, y tenía como aditivo el terror. El terror y la espectacularidad son cosas que usa Andy para mostrar el corazón de la película. En nuestro caso, nunca puede ser al revés, porque eso sería un desastre.

—¿Es difícil cuidar el corazón de una película bajo la presión de una mayor?

AM: No, porque el púbico quiere que le cuenten una película con corazón y alma, con historias humanas que hablen de sentimientos. La mayoría de las películas no son así. Y nadie está en contra del alma de una película. Cuando ves una película que te mueve algo es inusual. Cuando hay una historia que te ayuda a eso, es genial.

BM: Yo creo que no es difícil para Andy, porque él tiene muy claro en su cabeza lo que tiene que ser la película. Es impermeable en ese sentido. No permite que haya factores exteriores que vayan oxidando esa historia. Todo el mundo tiene su opinión en una apuesta tan grande para el estudio. Pero primero y principal, Andy tiene la película clarísima en su cabeza. Y después tiene la suerte de trabajar con su hermana, que lo defiende a muerte, y tercero, hemos tenido la fortuna de tener como socios a Warner, un estudio que, aunque a veces no tenía las mismas opiniones, respetó las certezas de Andy.

AM: Ellos no quieren hacer una película de terror de explotación. It: Capítulo 2 tiene objetivos comerciales, pero el estudio entendió desde un primer momento que para mí era importante que esta película tuviera corazón.

—¿Qué les queda a ustedes después de toda esta experiencia?

AM: Para mí la satisfacción viene de distintos lugares. Primero, de haber hecho un ejercicio exitoso de un libro que significa tanto para mí. Veo la reacción en la gente, que se divierten, se asustan y lloran, y me quedo con eso.

BM: Crecimos mucho. Un crecimiento personal y profesional. Nos convertimos en adultos. Pero hasta un cierto punto, porque para trabajar en este negocio, si no mantenés el niño interior, se acabó todo.

AM: La resistencia de un director tiene que ver con su valor. Una visión que no se quiere comprometer.

BM: A veces, cuando la situación se pone ardua, y en pocas circunstancias es así, lo que podemos hacer es explorar las dos vías. Y en el 99% de las veces se puede ganar. Ese 1% igual te queda ahí.

—En un Hollywood obsesionado con las propiedades intelectuales, con superar los mil millones de recaudación, ¿cómo definirían la libertad?

AM: Te tenés que ganar la libertad. Podés ser libre si llegaste a determinado punto, a partir del éxito. El Hollywood de las IP, de las propiedades intelectuales, responde a un gusto del público también, que a veces prefiere esas cosas empaquetadas. Pero tenés nombres como Del Toro, Iñárritu o Cuarón, que después de, de alguna manera, trabajar con el diablo, pudieron hacer la película que querían. Pero no tiene que ver con los estudios, tiene que ver con la gente, con entrar en el sistema para que el público te quiera.

BM: Es un sistema que está cambiando tan salvajemente. Los estudios de streaming se están convirtiendo en los más fuertes. Y eso solo en el último año. Por un lado, hay muchas más plataformas para mostrar tu trabajo, pero al mismo tiempo hay más miedo sobre qué producir. Así, lo único que podés hacer, porque es lo único que podés controlar, es mantenerte fiel a lo que vos querés hacer. Somos argentinos, tenemos cintura para cualquier tipo de estas alteraciones. Eso ayuda. Pero sí, no hay que hacer gansadas simplemente para permanecer.

AM: Es que la tentación es fuerte. Esperemos que le vaya bien a esta, pero después de un éxito como It, como cineasta yo hubiera podido agarrar el camino rápido, películas más grandes, que te dan más guita y más seguras. Otra cosa es mantener el espíritu de esa historia que uno quiere contar. Es más riesgoso. Yo quiero hacer películas cada vez más personales, pero siempre con corazón.

BM: Con presupuesto.  

AM: ¡Ahora podemos!

Stephen King y su cameo

—Hablan de la idea de alma en el cine, de corazón; ¿qué cine se les viene a la cabeza cuando piensan en ese concepto?
AM: A mí la película que me marcó, la primera, fue Encuentros cercanos del tercer tipo. Y repitió: E.T. El extraterrestre, una experiencia que marca, que no te deja igual.
BM: Lo importante es que estuvimos expuestos siempre a todo tipo de cine. El cine popular en sus muchas formas. Así como veíamos a Spielberg, el cine de Hollywood, veíamos a Claude Lelouch, todo el cine italiano, Scola.
AM: El cine italiano, su comedia, para mí tuvo mucha influencia. Il sorpasso es mi película favorita. Para mí es difícil no dejarme llevar por la comedia, incluso en It: Capítulo 2 hasta la escena más triste tiene comedia.
—Bueno, de hecho hay una escena muy argentina con Stephen King...
BM: La idea de Andy era que King estuviera solamente de costado. Pero se decidió que King le diera un sorbo al mate. Entonces sacamos un poco de falso mate y se hizo.