¿Vuelve The Police? La noticia apareció esta semana en la prensa inglesa y ha corrido como reguero de pólvora. El principal impulsor del retorno parece ser el bajista y cantante, Sting.
El grupo británico, que se disolvió en su mejor momento comercial, a mediados de la década del 80, daría en principio una serie de conciertos en el Reino Unido, en coincidencia con el lanzamiento de un nuevo CD con la recopilación de sus grandes éxitos y la celebración de los 30 años de su nacimiento.
La movida tiene más que ver con los beneficios económicos que puede reportar que con algún objetivo artístico o el deseo de una reunión amistosa: es sabido que el final de la banda no fue del todo amistoso. En su momento, Sting aseguró sobre el baterista Stewart Copeland que “musicalmente, sus ideas me parecen una basura. Pero admito que su energía y su dinamismo me sorprendieron. Igual que yo, él es muy egocéntrico, enérgico e inteligente. Se dio cuenta de lo que estaba sucediendo en el momento adecuado. Es un oportunista, como yo”.
The Police nació en 1977, en plena explosión punk, por iniciativa de Copeland (de hecho, el primer manager de la banda era su hermano, Miles). Una vez reclutado Andy Summers como guitarrista, el grupo empezó a presentarse en vivo y logró rápidamente ingresar en el Top 30 norteamericano con Outlandos d’amour (1978), su primer álbum. En 1979, con Reggata de Blanc, llegaron los dos primeros número uno en Inglaterra: Walking on the Moon y Message In A Bottle.
A esa altura ya estaba claro que Sting, frontman y compositor de la inmensa mayoría de los temas (en el primer disco, apenas comparte la autoría de dos canciones, una con cada uno de sus compañeros), era el que manejaba el timón. Cinco años más tarde, el lanzamiento de Synchronicity (1983), para muchos el mejor disco de la carrera de The Police, marcaba a fuego la crisis grupal: la tapa del álbum los mostraba claramente separados y Copeland grababa buena parte de los temas en solitario, en un estudio de Londres, mientras que el disco se cocinaba en Quebec (Canadá). En marzo de 1984, luego de un concierto en Melbourne (Australia) que terminó siendo el último hasta hoy, se decidió la disolución: “Duramos el tiempo adecuado; seguir hubiese sido desastroso”, declaró por entonces Sting.
En los años posteriores a la separación, Sting se dedicó de lleno a su carrera solista (lleva editados más de una decena de discos), cosechó algunos éxitos y se ocupó de vender su perfil de millonario sensible y elegante con preocupaciones sociales; Copeland trabajó en unas cuantas bandas de sonido, jugó mucho al polo (es amigo de la familia Heguy) y siempre se mostró interesado en la reunión; Summers orientó su carrera hacia el jazz, un género al que estuvo vinculado desde su juventud, y grabó discos con temas de Thelonious Monk y Charles Mingus.
Ahora que la vuelta parece un hecho, vale recordar lo que Sting pensaba de sus colegas: “Uno de los problemas con The Police era que yo tenía la mejor posición en la banda. Todos querían ser el tipo que escribía las canciones y eso no podía ser. Cuando me hablan de ‘temas de The Police’, yo digo que son mis canciones. Andy y Stewart nunca habían sido compositores, pero de pronto estaban en un grupo exitoso y querían convertirse en eso de la noche a la mañana. El éxito distorsiona las cosas”. Y el dinero, claro, todo lo arregla.