HUMOR
PABLO ECHARRI

Un actor que sabe sus partes

Por fin la televisión empieza a cumplir con el cupo de colas masculino. Galería de fotos

Echarrinota
Pablo Echarri como Montecristo. Dan ganas de ayudarlo para que alivie su dolor. | Cedoc
Sus fosas nasales se abren demasiado, ya pegó algunas canas y tiene una breve separación entre sus incisivos.

Sin embargo, hay en él, más que esa perfección que ostentan los galanes de telenovela, una arrolladora actitud al besar y cierta destreza actoral para las escenas de cama.

Al besar, Pablo Echarri parece que devora a sus parteners y suele ser tan creíble que si cerrás los ojos, hasta podés sentir que te está besando a vos. Pero bueno, cuando la realidad no supera a la ficción, mejor quedarse con la ficción.

Algo desconocido de Pablo, hasta el miércoles hot de la semana pasada, era su trasero. Y lo mostró en una escena de alto voltaje. Nunca se me hubiera ocurrido pedir al director de Montecristo, a sus guionistas o a gerentes de programación que mostraran la cola de Pablo. No hacía falta. Pero se dio y enhorabuena.

Las que vieron ese capítulo, seguramente, no podrán olvidarlo por un tiempo, y hasta es probable que hayan llevado a rastras a sus parejas, novios, maridos o compañía ocasional hasta la cocina para, después de despojarse, hacer eso sobre una mesada.
 
Así se los vio a a Pablo y a Paola, y aunque la cámara no se quedó mucho tiempo enfocando sus glúteos, lo que se pudo apreciar invita a quedarse perpleja con una sonrisa boba dibujada en los labios, que no te la saca ni tu jefe a gritos, ni tus hijos berreando por una helado, ni tu marido que ya ni te toca, ni tu novio diciendo “no sé lo que siento por vos, estoy confundido”. Nada. Nada te inmuta.

Es que pensar en Pablo Echarri arranca suspiros. Y nosotras, las chicas, nos conformamos con tan poquito... Con una cámara rápida haciendo traveling y tomando desde lejos esos lindos cachetes, que seguramente no deben haber pasado por ningún quirófano. Un mérito de la tele, esta vez, porque los cachetes masculinos deben estar. ¿Por qué no? 

Por eso, a quien sea, a quien se le haya ocurrido: !bien ahí!