IDEAS
PERFIL 14 AÑOS

La bala de plata para el país

No hay demasiadas opciones sobre cómo puede actuar razonablemente el futuro gobierno, gane quien gane. Aún así, debemos seguir adelante.

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Todas las decisiones se toman siempre pensando en el futuro aunque es cierto que tenemos información del pasado y nos condiciona en nuestro comportamiento. La rapidísima reacción luego de las PASO ante lo que se cree que pueda ocurrir con un cambio de gobierno es una muestra.  No importa de quién es responsabilidad, lo que importa es qué hacer y cómo seguimos ya sea como familia, empresa o sociedad.

No hay demasiadas opciones sobre cómo puede actuar razonablemente el futuro gobierno, gane quién gane. Las preocupaciones son las mismas que ya conocemos: qué hacer con la inflación, cómo reactivar la economía, cómo financiarnos, a quién pagarle y cómo. También sabemos que todas las recetas que se han implementado terminan fracasando por falta de fondos. A veces es por un tema político, a veces por la sequía, o por los precios internacionales o porque el resto del mundo tiene también sus problemas. Las razones (y excusas) abundan. Aún así, debemos seguir adelante.

Afortunadamente Argentina tiene un sector exportador razonablemente equipado que puede crecer sustancialmente.  De allí provendrá el crecimiento y los dólares que con tanta premura se necesitan. Si no hay exportaciones, el futuro será muy negro. Debemos desvirtuar los prejuicios en contra del sector externo.

Vender al resto del mundo es equivalente a ampliar notablemente nuestro mercado doméstico. Es disparatado creer que el mercado doméstico es mejor que el internacional. No solo por motivos económicos (el mundo es por definición muchísimo más grande que Argentina aislada) sino que los resultados son inmediatos. Si por el contrario se gravaran con retenciones las exportaciones, se pararía ese motorcito y no es seguro que se pueda poner rápidamente en marcha el mercado doméstico o al menos no lo suficiente para compensar.  Lo más importante, no son mercados que se sustituyen entre sí sino que son complementarios.

Asimismo, es importante quitarnos la manía de decidir que ciertos empleos son “mejores” que otros: valen tanto los que vienen de energía, agro, turismo o software como los de cualquier otra industria o sector. Aún cuando haya quien piense que el Gobierno puede fomentar ciertas actividades, no debe hacerlo a expensas de otras.

Si además focalizáramos en las exportaciones los escasos recursos que tengamos, será más fácil tomar decisiones. ¿Dónde hacer un nuevo hospital o ruta o escuela? ¿Dónde habrá crecimiento o donde ya hay gente? Salta a la vista el caso de Añelo. No hay una respuesta fácil o única, pero al menos lograremos que otras áreas del país entren en la discusión y nos saquemos de encima la mochila centralizadora que tenemos. Hoy se sigue concentrando en las ciudades donde hay mayor cantidad de votantes, pero que no es lo mismo que donde hay mayores oportunidades de crecimiento.  Como se desampara al interior donde la gente puede producir y crecer, entonces vienen a las ciudades generando un círculo vicioso.

Argentina tiene un importante déficit a nivel nacional y las provincias están en una situación algo más cómoda. Las necesidades de financiación son fundamentalmente en dólares, y la caída del peso hace más difícil poder cumplir con los compromisos. Aún cuando nuevamente se incurriera en el error de no pagar las deudas, eso no resolverá el problema de necesidades de dólares para el resto de las actividades. El sector privado necesita dólares para su normal funcionamiento, ya que todo tipo de inversión y ahorro se hace en dólares. Nuevamente, la necesidad de hacer crecer las exportaciones es evidente.

Si ante el déficit fiscal se aumentaran retenciones no cabe duda que las exportaciones se resentirían, particularmente en Vaca Muerta. Una oportunidad interesante se frustraría. Lo mismo con el salto que han tenido las exportaciones agropecuarias y la apertura de nuevos mercados.

No puedo hablar del futuro hasta octubre, ni en los próximos dos o veinte  años. Obviamente no sé lo que ocurrirá. Pero sí se pueden plantear escenarios y sabemos que si no crecen las exportaciones la situación económica se deteriorará continuamente. Abrámonos al mundo, exportemos para poder crecer. Es nuestra bala de plata.

 

*Economista.