Los días 25 y 26 de junio tendrá lugar en Bahrain la Conferencia “Paz por Prosperidad” convocada por los Estados Unidos para tratar la primera etapa del plan elaborado por Jared Kushner y el Enviado Especial para el Medio Oriente Jason Greenblatt sobre el futuro de Palestina y las relaciones con Israel. El plan es también conocido como el “Acuerdo del Siglo” o “Negocio del Siglo” parafraseando la presentación optimista efectuada por el Presidente Donald Trump en los inicios de su mandato.
El carácter económico de la Conferencia provocó el inmediato rechazo de la Autoridad Palestina que consideró la iniciativa como un intento de comprar la voluntad del pueblo palestino invirtiendo los términos de la discusión. El Presidente Mahmoud Abbas dijo que cualquier tentativa para resolver el problema palestino debería comenzar por encontrar una solución política que comprenda la existencia de un Estado Palestino para recién después hablar de los miles de millones de dólares que vendrían para contribuir al desarrollo económico de Cisjordania y Gaza.
Los Estados Unidos están realizando una intensa actividad diplomática para lograr una importante presencia de los países árabes como una señal de respaldo al proyecto de paz y limitar los esfuerzos de la Autoridad Palestina como único interlocutor de los intereses del pueblo palestino. Los Emiratos Árabes, Qatar y Arabia Saudita fueron los primeros países en confirmar la participación, y posteriormente lo hicieron Jordania, Egipto y Marruecos al igual que los organismos financieros internacionales. En cambio, Rusia y China anunciaron que rechazaron la invitación.
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Las muestras de apoyo de la Administración Trump al Estado de Israel condicionaron siempre las relaciones con la Autoridad Palestina. El reconocimiento de Jerusalén como capital, sumado luego a las alturas del Golán, como parte del territorio de Israel son inaceptables para cualquier facción palestina porque forman parte de su acervo histórico. La negativa del Presidente Abbas de recibir al Vicepresidente Pence en diciembre 2017 y la represalia de suspender los aportes a todas las agencias de las Naciones Unidas que trabajan con los palestinos en agosto 2018 profundizaron la grieta entre ambas partes. Israel por su lado redujo el pago de los impuestos retenidos por considerar que un porcentaje está destinado al programa mártires de apoyo a las familias de los acusados de terroristas.
La Administración Trump confirmó que Israel no ha sido invitado a la Conferencia para evitar una situación difícil de justificar para el resto de los países árabes al no estar presente una delegación palestina.
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La decisión de realizar una conferencia solo para el tratamiento de temas económicos evitando en estas instancias la discusión política y sin divulgar las restantes etapas del plan respondería a una caracterización sobre la capacidad de la población palestina de continuar con una lucha que sacrificó generaciones sin avizorar algún futuro mejor. No resulta fácil discernir hasta donde las promesas de un progreso económico servirán para aislar a los grupos más comprometidos con una posición ideológica intransigente donde el simbolismo de tener una Nación y un Estado predominan sobre las ventajas materiales. La población árabe que habita Israel donde puede votar y mantener un nivel de vida superior a sus semejantes en la mayoría de los países vecinos constituiría un ejemplo de un posible statu-quo o transición.
El “Acuerdo del Siglo” está orientado a preservar la situación actual sin cambios en las relaciones de subordinación y dependencia de la población palestina y si bien podría ser tolerable en un espacio nunca constituiría una solución definitiva porque siempre tendría el sabor amargo de la discriminación que continuaría ahogando a los moderados y alimentando al extremismo. La igualdad es difícil de alcanzar pero sin una perspectiva temporal no habrá solución duradera.