INTERNACIONAL
SE HUNDIÓ EL 14 DE ABRIL DE 1912

A 110 años del naufragio del Titanic: diez historias desgarradoras de sobrevivientes

El majestuoso transatlántico que iba camino a Nueva York se hundió tras chocar con un iceberg y 1.500 personas murieron. Los relatos de cincuenta sobrevivientes fueron recopilados en el libro "Titanic - 'Iceberg Ahead'".

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Sobrevivientes del Titanic. | Titanic - 'Iceberg Ahead', de James Bancroft

Los testimonios de cincuenta sobrevivientes al hundimiento del Titanic, ocurrido el 14 de abril de 1912, fueron recopilados en el libro de James Bancroft, “Titanic - 'Iceberg Ahead” (Titanic, Iceberg al frente. La historia del desastre contada por algunos de quienes estuvieron allí), hecho histórico que el autor investigó y publicó en 2021 a través de los documentos que daban cuenta de estos relatos. 

El agua inundando la embarcación, el barco hundiéndose poco a poco, los gritos y llantos de desesperación de los pasajeros y los botes salvavidas que no alcanzaban: todas escenas trágicas que hilan el relato de estos sobrevivientes, que pudieron sobreponerse al hundimiento pero no pudieron dejar atrás el terror de lo que vivieron. 

Adolf Saalfeld, pasajero de primera clase: “Se podría haber salvado a cada alma a bordo si hubiera habido suficientes botes”

Pasajero de primera clase y presidente de una farmacia en Manchester, Adolf Saalfeld viajó en una cabina del Titanic que estaba frente a la de John Jacob Astor VI, el hombre más rico en el barco.

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Durante su estadía, disfrutó de la lujosa atención y los exquisitos menús que deleitaba en el comedor: "Sopa, filete de solla, una chuleta de lomo con coliflor y papas fritas".

Como vendedor de perfumes, Saalfeld viajaba a Estados Unidos con el objetivo de presentar una selección de fragancias que llevaba en el viaje, en alrededor de 65 frascos de vidrio.

El hombre contó que, cuando logró salvarse del hundimiento al subirse a un bote, podían ver y escuchar a la distancia los gritos de quienes quedaron a bordo: "Nuestro bote estaba a casi dos millas de distancia, pero se podían escuchar claramente los gritos”.

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Adolf Saalfeld. Crédito: Pen & Sword

"A medida que nos alejábamos, vimos gradualmente al Titanic hundirse cada vez más y finalmente sus luces se apagaron, y otros en mi bote dijeron que lo vieron desaparecer", expresó.

En palabras de Saalfeld, todos los pasajeros podrían haber sobrevivido si hubiera habido suficientes botes salvavidas: "Nadie en nuestro bote sabía cuántos botes salvavidas había en el Titanic, pero hubo suficiente tiempo para salvar a cada alma a bordo si hubiera suficientes botes", dijo.

La tripulación del Carpathia "hizo todo lo posible" para que él y sus compañeros sobrevivientes se sintieran "cómodos". "Los icebergs eran enormes y el clima fue extremadamente duro en el viaje a Nueva York", recordó. 

Según reconstruyó el autor del libro, el hombre quedó traumatizado por la experiencia y regresó a Inglaterra "con sus sueños destrozados": presentó grandes dificultades para conciliar el sueño por el resto de su vida y estuvo “atormentado” por el hecho.

Saalfeld falleció el 5 de junio de 1926 en Reino Unido. En el año 2000 se encontraron en el Océano Atlántico tres botellas de los frascos de perfume con los que viajaba hacia Estados Unidos.

La historia de Edward J. Smith, el capitán del Titanic que iba a jubilarse después de realizar el viaje

“Es sálvese quien pueda, cuídense ustedes mismos”: el relato del suboficial Harold Bride

Harold Bride, oriundo del sudeste de Londres, tenía 22 años cuando abordó el Titanic como suboficial subalterno. 

La noche del 14 de abril su vida cambiaría para siempre cuando estando en su camarote se enteró que habían colisionado contra un iceberg. El aseguró que "ni siquiera sintió el impacto" al chocar. 

Fue el capitán del barco, Edward Smith, de 62 años, quien entró a su habitación para darle la noticia. "Hemos chocado contra un iceberg…Será mejor que te prepares para enviar una llamada de ayuda. Pero no lo envíes hasta que yo te lo diga”, le dijo. 

Al enviar la llamada de auxilio, varios barcos respondieron pero el más cercano, el transatlántico de pasajeros RMS Carpathia, estaba a 58 millas de distancia.

Uno de los recuerdos más duros de lo vivido para Brida fue ver “cómo las cubiertas estaban llenas de hombres y mujeres que luchaban” por sobrevivir. Es que los botes salvavidas del Titanic solo podían transportar 1.178 personas, muy por debajo del número total de pasajeros.

“El capitán vino y nos dijo que nuestras salas de máquinas estaban llenas de agua y que las dinamos podrían no durar mucho más. Enviamos esos datos al Carpathia. Subí a cubierta y miré a mi alrededor. El agua estaba bastante cerca de la cubierta del barco”, rememoró.

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El capitán del barco, Edward Smith. Crédito: Pen & Sword

En medio de la lucha por escapar del barco, mientras los pasajeros buscaban espacio en los botes salvavidas, Bride contó que la banda del barco seguía tocando, tal como se representó en la película de 1997 de James Cameron, protagonizada por Leonardo Di Caprio y Kate Winslet. "Creo que toda la banda se vino abajo", dijo Bride. “Eran héroes”, agregó.

Más tarde, Bride dijo que recibió  la orden del capitán Smith de abandonar el barco: “Abandona tu camarote ahora. Es sálvese quien pueda. Cuídense ustedes mismos. Te libero”, le ordenó. 

Mientras intentaba empujar uno de los botes salvavidas al agua, Bride fue empujado por una ola al mar y quedó atrapado debajo del bote, que estaba boca abajo. “Sabía que tenía que luchar por ello y lo hice. No sé cómo salí de debajo del bote, pero por fin sentí una bocanada de aire”, contó. 

“Había hombres a mi alrededor, cientos de ellos. El mar estaba salpicado de ellos, todos dependiendo de sus salvavidas”, explicó. Mientras tanto, dijo, el barco “giraba gradualmente sobre su nariz, como lo hace un pato que se sumerge para zambullirse”, comparó. 

“Entonces nadé con todas mis fuerzas. Supongo que estaba a 150 pies de distancia cuando el Titanic, sobre su morro, con su cuarto de popa pegado al aire, comenzó a asentarse lentamente. 'Cuando por fin las olas inundaron su timón, no sentí la menor succión. Ella debe haber seguido bajando tan fluyendo como lo había estado haciendo. Ese fue su fin”, relató.

Bride logró sobrevivir después de que lo subieran a un bote salvavidas y pasó un tiempo en el hospital con los pies congelados y aplastados.

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Joseph Hyman, pasajero de tercera clase: al chocar con el iceberg “hubo solo un golpe y todo quedó en silencio”

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Joseph Hyman, de 31 años. Crédito: Pen & Sword

Joseph Hyman, de 31 años, era un pasajero de tercera clase del Titanic, y se dirigía a Estados Unidos para reunirse con su hermano Harry, y establecerse allí para que luego su esposa pudiera mudarse con él. 

Esa noche del 14 de abril, el hombre, que por ese entonces se ganaba la vida como enmarcador de fotografías, llevaba más de dos horas en la cama de su habitación cuando sintió un fuerte golpe en el momento en que el barco chocó contra el iceberg.

Su cabina estaba dos cubiertas por debajo de la cubierta superior y cerca del frente del barco. “Debe haber sido alrededor de las once y media cuando me despertó un terrible susto. Solo hubo uno, solo un golpe y un desgarro, que duró un par de segundos. Entonces todo quedó en silencio”, contó, según recupera el libro.

Hyman nunca se imaginó que sería algo para preocuparse: "No sabía lo que había sucedido, pero nunca soñé que podría ser algo serio, así que me acosté en mi cama durante veinte minutos escuchando", detalló. 

Poco después,  se levantó de su cama, se vistió y subió a la cubierta superior sin saber la magnitud de lo sucedido: "Sabía que el barco había chocado contra algo, pero no pensé que pudiera ser algo grave, no creo que nadie a bordo sospechara nada grave", dijo. 

El hombre se recuperó de la tragedia y abrió una tienda en Manchester. Murió a los 75 años, en marzo de 1956.  

Tom Whiteley, mayordomo del barco: “Estuve en el agua alrededor de media hora y pude escuchar los gritos de miles de personas”

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Tom Whiteley, mayordomo del barco. Crédito: Pen & Sword

Tom Whiteley nació en 1894 en Highgate, Londres, y trabajaba en el Titanic como mayordomo en el salón comedor de primera clase. Recordó que lo despertaron a las 11:30 p. m. por un compañero, que le dijo que el barco había chocado contra un iceberg.

"Miré por el ojo de buey, el mar estaba como de cristal y no le creí”, relató, según recupera el libro de Bancroft. 

Luego rememoró el momento de pánico que se vivió cuando los pasajeros intentaban entrar a los botes salvavidas: “El jefe de policía le disparó a un hombre, y luego se disparó a sí mismo"

Whiteley terminó en el agua y se aferró a un tocador de roble. No estaba a más de veinte metros del Titanic cuando se hundió. “Yo estaba a popa y pude ver su gran popa elevarse en el aire mientras bajaba de proa primero”, detalló. 

“Estuve en el agua alrededor de media hora y pude escuchar los gritos de miles de personas”, dijo en su desgarrador relato. 

Al intentar subir a un bote salvavidas dado vuelta al que alrededor de 30 hombres trataban de aferrarse, fue golpeado y no pudo subir.

También contó que la última vez que vio al capitán, “estaba en el agua tratando de colocar a un bebé en uno de los botes salvavidas llenos de gente” y que si bien muchos pasajeros querían que subiera a un bote, él se negó. “Lo vi hundirse y nunca volvió a salir”, dijo.

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Crédito: Pen & Sword.

Whiteley fue rescatado por el Carpathia alrededor de las 8:40 a. m. Al llegar a Nueva York, fue llevado al hospital y tratado por una fractura en la pierna derecha y numerosos hematomas. Al recuperarse, sirvió en la Primera y Segunda Guerra Mundial como suboficial y estuvo presente durante los desembarcos en el norte de África en 1942.

El autor del libro sostiene que en circunstancias que "siguen siendo un misterio", murió a la edad de 50 años mientras se dirigía a un hospital en Italia en 1944 "aparentemente como resultado de problemas cardíacos".

Pese a que presentó una demanda contra White Star Line alegando que el Titanic no estaba en condiciones de navegar, su caso nunca llegó a los tribunales.

James Witter, encargado de la sala de humo: la tragedia "lo persiguió por el resto de su vida"

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James Witter. Crédito: Pen & Sword

James Witter nació en 1880, cerca de Ormskirk, West Lancashire, y trabajó como mayordomo en la sala de humo del Titanic.

En julio de 1912, Witter se inscribió para trabajar en el Oceanic y permaneció en el mar durante muchos años más. Siguió sirviendo con White Star Line y luego con Cunard White Star.

En su libro, James Bancroft dice que Witter "rara vez habló" del desastre, ya que se dijo que "lo persiguió por el resto de su vida". El hombre murió en Southampton el 12 de septiembre de 1956, a la edad de 80 años.   

Algie Barkworth, turista: “Nadé con todo mi valor para alejarme del barco que se hundía y vi desaparecer el Titanic”

Algie Barkworth nació en Hessle, cerca de Kingston upon Hull, en junio de 1864. Había reservado su pasaje en el Titanic para ver cómo era el barco y tenía la intención de permanecer en el extranjero alrededor de un mes.

Escuchó el golpe y el sonido de los motores apagándose: poco después, le dijeron que el barco había chocado contra un iceberg y vio luego cómo los pedazos de hielo habían caído sobre la cubierta del barco.

La escena de la banda que seguía tocando mientras subían a los pasajeros a los botes salvavidas, también se repite en el relato de Barkworth: dijo que "tocaban una melodía de vals".

"Cuando la mayoría de los botes habían abandonado el barco, comenzó a escorarse hacia adelante. Aprendí a nadar en Eton y decidí que, en el peor de los casos, probaría suerte en el agua", dijo. 

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Algie Barkworth. Crédito: Pen & Sword

"Nadé con todo mi valor para alejarme del barco que se hundía. Al encontrarme con un tablón flotante, me apoyé sobre él. Vi desaparecer el Titanic con una andanada de fuertes estallidos, así que nadé lentamente y me encontré por suerte con un bote salvavidas volcado”, recordó. 

“Al subir al bote, los escándalos del ahogamiento fueron terribles”, dijo. Cuando finalmente fueron rescatados por el Carpathia, el agua "nos llegaba a las rodillas".

Una vez que llegó a Estados Unidos, Barkworth le escribió a su familia para decirles que estaba a salvo. Un informe apareció en un diario local y anunciaba: “Por favor, anuncie que Algernon Barkworth, Hessle, llegó a Nueva York en Carpathia, el Titanic se hundió. Saltó al mar, cayó diez metros justo antes de que se hundiera”

Barkworth vivió el resto de su vida en la casa de su familia, Tranby House, y siguió trabajando como Juez de Paz luego hasta un año antes de su muerte, en enero de 1945 a la edad de 80 años.

Violet Jessop, la azafata argentina del Titanic y sobreviviente de tres tragedias en barco

Violet Jessop nació en octubre de 1887 en Buenos Aires, Argentina. Ya había vivido una tragedia anterior arriba de un barco: trabajaba como azafata cuando el Olympic de White Star Line chocó con el HMS Hawke en el Solent en 1911.

Luego se transfirió al Titanic cuando sus amigos la convencieron de que sería "maravilloso". 

Las autoridades del barco le dijeron a las mujeres que debían subir a los botes, y uno de los oficiales le entregó un bebé, y luego una mujer "saltó sobre mí", tomó al bebé y se lo llevó: "Parecía que lo dejó en la cubierta del Titanic mientras iba a buscar algo, y cuando regresó, el bebé se había ido", contó.

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Violet Jessop, nacida en 1887 en Buenos Aires, Argentina. Crédito: Pen & Sword

Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó como enfermera en la Cruz Roja Británica y fue asignada a trabajar en el HMHS Britannic, que se había convertido en un barco hospital.

Pero la vida a Jessop le tenía preparada otra tragedia: estuvo a bordo cuando ese barco golpeó una mina mientras cruzaba el Mar Egeo, accidente en el que murieron 30 personas.

La enfermera sobrevivió después de tirarse al agua y continuó trabajando para White Star Line después de la guerra antes de ser empleada de Red Star Line y Royal Mail Line.

Se retiró de su tiempo en el mar en 1950 y murió a la edad de 84 años de insuficiencia cardíaca congestiva en 1971.

Alice Phillips, viajaba con su papá: “Él fue empujado hacia la oscuridad y nunca volveré a verlo”

Alice Phillips nació en Devon en enero de 1891. Después de la muerte de su madre por tuberculosis, su padre, Escott Robert Phillips, consiguió un puesto para trabajar como capataz de una fábrica en Pittsburgh y tuvieron que mudarse a Estados Unidos.

“Mi padre vino a mi camarote y me preguntó si me gustaría subir a cubierta con él; así que lo hice. No llevábamos mucho tiempo allí cuando alguien dijo "¡Todos a cubierta con los cinturones salvavidas puestos!", relató. 

En una carta a su familia, les contó: “No puedo decirte, querida, cómo me sentí en ese momento. Papá y yo nos pusimos los cinturones, y volví a la cubierta, y luego todas las mujeres y los niños fueron puestos en botes salvavidas y bajados”, escribió.

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Alice Phillips. Crédito: Pen & Sword

El padre de Phillips murió en la tragedia: “'Vi a mi querido padre por última vez en este mundo, y sentí que me hubiera gustado morir con él (...) ni siquiera entendí completamente qué pasaba cuando fue empujado hacia la oscuridad. Eso fue lo último que vi del Titanic, y nunca volveré a ver a mi pobre padre", sostuvo.

La joven debió pasar nueve horas a la deriva durante nueve horas en el frio polar, hasya que fueron rescatados. Se casó, tuvo una hija pero muy joven, a los 31 años, contrajo influenza y murió en 1923.

“Mujeres y niños primero”: la historia de Esther Hart y su hija Eva, de 7 años

Eva Hart, de 7 años, estaba a bordo del Titanic con su madre Esther y su padre Benjamin.

Esther recordó: “Sé que hubo un grito de: "¡Se está hundiendo!" Escuché gritos roncos de "Mujeres y niños primero", y luego de bote en bote nos apresuraron, solo para que nos dijeran "ya lleno"”. 

Finalmente, luego de probar con cuatro barcos, en el quinto encontraron lugar. Luego recordó cómo uno de los oficiales del barco disparó su revólver al aire cuando un hombre intentó subirse. El oficial, dijo, advirtió: “Al próximo hombre que ponga su pie en este bote, lo derribaré como a un perro”.

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Eva junto a su mamá y su papá: el no sobrevivió al hundimiento del Titanic.  Crédito: Pen & Sword

Benjamin Hart le dio a su esposa su abrigo para que ella y Eva entraran en calor, pero les dijo que no iba a subir al bote. Esa fue la última vez que Esther vio a su esposo y Eva a su papá.  

Después del desastre, ambas regresaron a Gran Bretaña para vivir con sus padres. Eva se convirtió en cantante profesional y recibió un MBE en 1974. Murió en febrero de 1996 a la edad de 91 años.

Charles Lightoller, segundo oficial del Titanic y héroe de guerra 

Charles Lightoller fue el segundo oficial a bordo del Titanic. Nació en 1874 y se convirtió en aprendiz de William Price Line de Liverpool en febrero de 1888 y después de una serie de ascensos, fue nombrado primer oficial del Titanic.

La noche del desastre, según recupera el libro, se estaba quedando dormido cuando sintió la vibración del barco chocando contra el iceberg. Al aumentar el riesgo de la situación, Lightoller comenzó a cargar mujeres y niños en botes salvavidas.

Lightoller subió a un bote salvavidas junto a otros 25 hombres. Como era el oficial superviviente de más alto rango, fue llamado a testificar en las investigaciones estadounidenses y británicas sobre el desastre.

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Charles Lightoller. Crédito: Pen & Sword

Volvió a navegar en 1913, y se convirtió en el primer oficial del transatlántico Oceanic. Durante la Primera Guerra Mundial, el Oceanic fue comisionado como un crucero armado y Lightoller se convirtió en teniente de la Royal Navy.

Por su participación en la guerra, recibió una Cruz de Servicio Distinguido. Después de la guerra, regresó a la White Star Line y fue nombrado director general de la línea Celtic.

A sus 66 años, acompañó a su hijo mayor, Roger, a navegar en su yate Sundowner hasta Dunkerque, en el norte de Francia, para ayudar a rescatar a las tropas británicas y francesas del avance de las fuerzas alemanas. En total, rescataron a 130 hombres de las playas.

Después de la guerra, Lightoller se dedicó al negocio de la construcción de barcos y murió de una enfermedad cardíaca en 1952, a los 78 años.

nt / ds