INTERNACIONAL
golpeado por la pandemia

A cien días de las elecciones, la campaña de Trump atraviesa sus horas más bajas

Abajo en las encuestas, sin la posibilidad de actos ni debates, el presidente refuerza la polarización para seducir a su electorado y, al mismo tiempo, da mensajes de moderación.

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En problemas. La pandemia complica y mucho sus posibilidades. Pero lo puede ayudar el complejo sistema electoral del país. | afp

Abrumado por la marcha de la pandemia, que parece absolutamente fuera de control y que lo obligó a suspender la convención republicana que estaba prevista en Florida -uno de los estados más golpeados por el coronavirus- Donald Trump parece hoy, a cien días exactos de las elecciones, lejos de poder lograr un segundo mandato.

Si a comienzos de año la bonanza económica parecía allanarle el camino y darle argumentos para una campaña victoriosa, los confinamientos, el cierre de comercios y empresas y la falta de efectividad de la respuesta del gobierno federal para amortiguar el impacto en gran parte de la población de la pandemia, se le han vuelto en contra

A eso se le debe agregar su intempestiva reacción a la sucesión de episodios de brutalidad policial contra la minoría afroamericana, con varios crímenes incluidos, que desataron una ola de indignadas protestas que aún perduran en varias ciudades. 

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Con la precaución debida luego de tantos fiascos recientes -incluyendo la propia victoria del magnate en 2016- las encuestas muestran que, si las elecciones fueran hoy, Trump sería derrotado por el demócrata Joe Biden que, según el último sondeo, del Wall Street Journal, obtiene 51 por ciento de los votos, frente al 40 del presidente.

El mapa de Trump y Biden para ganar las elecciones en Estados Unidos

Trump esperaba con ansias la convención de Jacksonville, en Florida, que le permitiría lucir su retórica en televisión nacional. Originalmente convocada en Carolina del Norte, la había trasladado al “Estado del Sol” cuando el virus crecía en ese estado. Hoy, Florida es uno de los focos del Covid-19, que ya mató en el país a más de 140 mil personas. 

Enemigos. Sin la carta económica, y sin la posibilidad de debates que le permitan desplegar la agresividad que tanto seduce a su electorado, Trump parece haber concentrado su campaña en la identificación de dos enemigos: China y el aumento de la criminalidad en las ciudades gobernadas por lo que el presidente define como “la izquierda radical” demócrata, como Chicago, Filadelfia y Minneapolis, a las que amenaza con militarizar. 

Días atrás, reafirmó que, pese a la oposición de los alcaldes, enviará fuerzas federales para patrullar las calles de varias de esas ciudades. “Este derramamiento de sangre debe terminar. Este derramamiento de sangre terminará”, dijo. 

Mientras sectores de la prensa ven en estas movidas un intento desesperado del presidente por desviar el foco de la atención de la pandemia y reencauzar su campaña, otros analistas ven racionalidad en sus decisiones.

Trump parece haber concentrado su campaña en la identificación de dos enemigos: China y el aumento de la criminalidad

No diría que son medidas desesperadas", dice a PERFIL Facundo Cruz, coordinador de la Escuela de Gobierno y Relaciones Internacionales de la UADE. Es verdad que Trump ha dado varios pasos en falso, pero veo una estrategia de doble sentido en su campaña”. 

“Por un lado, explica, hay medidas que buscan acentuar la polarización, como los ataques a China y la amenaza de militarizar las ciudades, pero también hay un intento de mostrarse moderado, como es que ahora defiende el uso público del barbijo, cuando antes decía que no era de hombres usarlos”. 

Señales. Para Cruz, el presidente “emite señales en ambas direcciones. Atacando a China, por el virus, con el cierre del consulado y las sanciones a Huawei, apunta claramente a su electorado más fiel”. 

“En los últimos años la política norteamericana se ha polarizado mucho. Y el electorado de Trump está bien volcado a la derecha. Es el que lo hizo ganar las elecciones y aún lo apoya. Son quienes defienden la supremacía blanca y defienden la militarización frente a las protestas por el racismo”, agrega. 

Pero el magnate también “ha dado muestras de moderación, como reconocer ahora errores, sin llegar a la autocrítica, frente a la pandemia, como no haber defendido el uso del barbijo”. Es un claro mensaje a sectores más al centro del electorado.

Privado de los incendiarios ataques retóricos en los debates, y sin poder abusar de los apodos insultantes como hizo con Hillary Clinton en 2016 en un país sacudido por la tragedia del coronavirus, el presidente tampoco ha abandonado sus lanzazos contra Biden. 

Ademas de poner en duda su estabilidad mental (ver aparte), Trump ha dicho que Biden, de ganar el 3 de noviembre, “va a abolir el ‘American Way of Life’”. 

Biden se limita a ver cómo Trump lidia con sus propios errores

Un rival invisible. Pero así como Covid-19 ha sido el “enemigo invisible” del presidente, su rival demócrata también parece serlo y lleva adelante una insólita campaña desde su casa en el pequeño estado de Delaware, sin actos y muy pocas entrevistas o conferencias de prensa.  

Si en un comienzo esta decisión fue forzada por el distanciamiento social, cuando sus críticos la calificaban de la “estrategia del bunker” por sus mensajes desde el sótano de su casa, acondicionado como su sede electoral, las encuestas muestran que está dando sus frutos.

En lugar de exponerse a los errores y torpezas que cometió durante las primarias -como cuando llamó “presidente” a Bernie Sanders o confundió a su mujer con su hermana- Biden se limita a ver cómo Trump lidia con sus propios errores

Joe Biden no es el mejor candidato que podían tener los demócratas, pero es el que supieron conseguir. Y las encuestas muestran que se está beneficiando del doble impacto de la pandemia: el económico y el sanitario”, explica Cruz. 

El politólogo de la UADE advierte finalmente que no hay que dar a Trump por perdido, y cree que “la estructura del sistema electoral, y cómo se cuentan los votos, harán que el resultado será muy peleado”.

Tres o cuatro meses es mucho tiempo en la política norteamericana y puede cambiar completamente el escenario. Y los oficialismos siempre corren con ventaja”, concluye.