INTERNACIONAL
Economía en tiempos de Covid

Acuerdo con China: ¿Gran oportunidad o caldo de cultivo para una futura pandemia?

Implicaría millonarias inversiones del gigante asiático para la producción de carne de cerdo. Ambientalistas y anti especistas manifestaron su rechazo.

Cerdos
En las granjas industriales, los cerdos viven en condiciones de sufrimiento constante | CEDOC

En los últimos días se viene produciendo una fuerte polémica por un probable acuerdo del gobierno argentino con el de la República Popular China respecto de grandes inversiones para la producción de carne de cerdo. Fue Jorge Neme, Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería que conduce Felipe Solá, quien aseguró que el gobierno se encuentra trabajando en un acuerdo cuya finalidad es la llegada de sumas de dinero millonarias por parte del gigante asiático destinadas a reforzar la industria agro-alimentaria del país. En 2019, nuestro país tuvo una exportación total de aproximadamente 230 mil toneladas. Si las negociaciones llegan a buen puerto, China produciría nueve millones de toneladas de carne porcina en Argentina. Es decir, esta se aumentaría hasta en 40 veces. Lo cierto es que, aunque los números que circulan respecto del acuerdo difieren mucho, podría significar una gran oportunidad para nuestra economía. 

Los detractores más fuertes rechazan el acuerdo debido a los posibles daños que se podrían causar al medio ambiente. Más allá de las críticas de los sectores anti especistas o a favor de los derechos de los animales, también existe un fuerte temor a que los criaderos de cerdos podrían convertirse en una especie de caldo de cultivo para una futura nueva pandemia similar a la gripe aviar en 2003, a la H1N1 de 2009 o al Covid-19. Durante 2019 China sacrificó cerca de 200 millones de cerdos con el objetivo de frenar la peste porcina africana. Al llevar la producción a otros países, reducen significativamente el riesgo de contagio. Otra de las criticas más fuertes es la creciente “dependencia” de la economía argentina para con China. La relación, por ahora, es simplemente tanto económica como comercial, sin lazos militares como desaconsejan académicos como el estadounidense John Mearsheimer. 

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América Latina ha aumentado significativamente su peso como proveedor agrícola de China, pasando del 16% de las importaciones chinas en el año 2000 al 28% en 2013. En 2008, la Cancillería china publicó el “Libro blanco de las Relaciones con América Latina”, allí, el gobierno instó a las empresas del país a tener una mayor inserción en América. Un ejemplo de la diplomacia económica china es la Belt and Road Initiative, conocida también como la Iniciativa de la Franja y la Ruta o Nueva Ruta de la Seda. Durante los años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la relación con China se profundizó aún más, sin bajar considerablemente durante los años de su sucesor, Mauricio Macri. Entre 2007 y 2018, Argentina fue destinatario de desembolsos chinos de 16.900 millones de dólares. Los montos más grandes fueron realizados durante la gestión de CFK: entre 2010 y 2014, China invirtió 14.000 millones para proyectos de diversa índole en Argentina.

Con el mencionado acuerdo, no se tendría que llevar maíz y soja a China, por lo que se ahorran los gastos por el transporte y el flete. A su vez, el riesgo de enfermedades disminuye debido a que se encuentran dispersos. Sin contar los enormes beneficios económicos que podría traerle a la Argentina en un contexto futuro donde el país no puede darse el lujo de rechazar inversiones, el acuerdo incluso podría hasta ser beneficioso también por otras cuestiones. El futuro de la economía argentina se encuentra, en gran medida, atado a su posibilidad de insertarse en el mundo que viene. Un escenario sumamente complejo, incierto y hostil. Si se tiene en cuenta el impacto ambiental y se trabaja conjuntamente en el sentido de reducir en la mayor medida posible sus consecuencias negativas, este acuerdo con China podría ser un muy buen primer paso en la dirección correcta.

*Abogado y analista internacional.