INTERNACIONAL
transformación política

Alemania: inédita alianza de la ultraderecha y la izquierda

El partido Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza política del país, está sondeando a la agrupación de la excomunista Sahra Wagenknecht para establecer una sociedad política en el Parlamento que les permita romper con el dominio de los partidos tradicionales. Si bien hay diferencias ideológicas entre ambos, en la práctica tienen gran afinidad en temas centrales de la población. Ambos partidos son antinmigración, antieuropeos y prorrusos en cuanto a la guerra de Ucrania. Cuentan con el voto de un alto porcentaje de habitantes de Alemania oriental.

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Nuevo camino. Los líderes del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), Tino Chrupalla y Alice Weidel. | afp

En un hecho inédito, que expone las transformaciones políticas que se están produciendo a nivel global, el partido de ultraderecha alemán con más crecimiento en los últimos meses, Alternativa para Alemania (AfD), está explorando la posibilidad de formar una alianza con la extrema izquierda de la excomunista Sahra Wagencknecht en el Parlamento, para de esa manera poder romper con el orden establecido por las formaciones tradicionales.

En este singular caso, la grieta ideológica entre ambos partidos no representa un gran escollo. Es más, encontraron que algunas afinidades actuales los unen más que las diferencias históricas.

AfD es la segunda fuerza política más votada en Alemania después de los democristianos y socialcristianos que lidera el actual canciller Friedrich Merz. Las últimas encuestas muestran que la formación sigue creciendo, con un 24% de intención de votos. Este partido de ultraderecha se caracteriza por ser antieuropeo, antimigración y prorruso.

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La Alianza Sahra Wagencknecht (BsW), de extrema izquierda, reclama políticas económicas y sociales más populares que su exrival, pero al igual que él se define como antieuropea, antiextranjera y prorrusa.

A AfD, pese a contar con respaldo popular, no le alcanza para formar gobierno o adoptar medidas de peso en el Congreso en razón de la barrera que le ponen el resto de las fuerzas tradicionales. Por eso ahora está buscando socios que lo ayuden a impulsar sus leyes.

En este camino, estableció un buen diálogo con Alianza Sahra Wagencknecht, que también se considera marginada en las votaciones importantes. Así que el virtual romance político se da más por el rechazo de los otros que por voluntad propia.

La prensa alemana reveló que el vocero de la AfD, Björn Höcke, mantuvo conversaciones con Frank Augsten, de BsW, para tomar decisiones en conjunto en el Parlamento y evitar así quedar aislados.

“Fue una conversación intensa y constructiva”, aseguró Höcke tras el encuentro. Y explicó que si bien no se habló de pactos formales, sí de mayorías parlamentarias, bloqueos judiciales y, sobre todo, de romper la barrera del aislamiento. Porque si algo comparten AfD y BSW es el rechazo a los partidos tradicionales.

Tino Chrupalla, presidente federal de AfD, respaldó las conversaciones con BsW. “Tienen sentido” y deberían expandirse al plano nacional, dijo en una entrevista en WELT TV. “Claro que hablaríamos con Wagencknecht. Esto implica cambiar mayorías. Es lo que quieren los ciudadanos”, remarcó.

Wagencknecht intentó minimizar el acercamiento, pero no negó los contactos. Sostuvo que está dispuesta a dialogar con AfD “si hay razones concretas”. Y lo justificó al señalar que excluir a un partido respaldado por uno de cada cinco votantes alemanes “es antidemocrático”.

“¿Por qué no impulsar cosas buenas para Alemania con mayorías cambiantes?”, se pregunta Chrupalla, justificando el acercamiento.

Los analistas señalan que una alianza de este tipo modificaría el escenario en el rígido Congreso alemán. Si el resto de las formaciones rechazan y se niegan a pactar las propuestas de AfD y BsW, la unión de estos dos partidos los puede obligar a tomar otra actitud.

Diferencias. Pese a la buena disposición de ambos partidos, aún mantienen algunas diferencias notables, especialmente en lo económico, que habría que ver cómo se resuelven.

BsW defiende aumentos en las jubilaciones, el establecimiento de un salario mínimo de 15 euros por hora (un poco más de 2 mil euros al mes) y el fortalecimiento del Estado de bienestar. En cambio, la ultraderecha de AfD quiere menos impuestos y un recorte en el gasto público.

En cuanto a las coincidencias, son sorprendentes. Están de acuerdo en frenar la inmigración –un tema que crispa al alemán promedio–, rechazar el impuesto a la proliferación de dióxido de carbono y desvincularse de la Unión Europea y la OTAN, la Alianza militar de Occidente. También repudian el apoyo militar a Ucrania, lo que acerca a ambos a la posición de Rusia.

Lo llamativo es que ambos partidos representan el voto de protesta de las generaciones jóvenes, y de los habitantes del oeste del país, desencantados con la situación económica.

Crecimiento

◆ Alternativa para Alemania (AfD) duplicó su base de votantes con un inédito 20% en las elecciones legislativas de este año, detrás del bloque conservador CDU/CSU, que logró el 28%.

Los sondeos actuales le dan un constante crecimiento, y se estima que si los comicios fueran hoy, obtendría casi el 25%.

Las propuestas de AfD, y de la ultraizquierda, penetraron con fuerza en el este del país, que durante la Guerra Fría estaba en la órbita de la Unión Soviética.