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Coronavirus

Argentina, Uruguay y Paraguay encienden las alarmas por brote descontrolado en Brasil

Alberto Fernández había expresado su preocupación por el impacto de la pandemia en ese país. Mario Abdo Benítez, presidente de Paraguay, reforzó la seguridad en la frontera.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en Brasilia este 3 de mayo de 2020. | AFP

Jair Bolsonaro negó y, luego, minimizó la pandemia, llamándola “una gripecita”. Hoy, la propagación del virus en Brasil, que dejó más de 107 mil infectados y 7.321 muertos, enciende las alarmas de los gobiernos de Argentina, Paraguay y Uruguay. Luego que Alberto Fernández expresara su preocupación por la gestión de la crisis en el país vecino y su impacto en la región, el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, visitó el Puente Internacional de la Amistad, que separa Ciudad del Este de Foz de Iguazó, para reforzar la seguridad en la frontera, luego de registrar casos importados provenientes de Brasil.

Un artículo de The Wall Street Journal informó que Brasil sería el nuevo epicentro global de la pandemia, con más casos que los Estados Unidos. Según un estudio de la Universidad de San Pablo, habría más de un millón y medio de infectados en el país vecino, pero la gran mayoría de ellos no habrían sido detectados por las autoridades.

“Me preocupa muchísimo la situación de Brasil. Salvo con Chile, Brasil tiene fronteras con todos los países de América latina y ahí nadie está atendiendo el problema del coronavirus con seriedad”, había alertado Alberto Fernández en una entrevista con Horacio Verbitsky. “Tengo mucho miedo a los que pase en Brasil y cómo eso va a repercutir sobre nosotros”, agregó.

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El presidente argentino no es el único que expresó su preocupación por la crisis sanitaria en Brasil. Abdo Benítez recorrió este lunes la frontera militarizada, cerrada para el ingreso de personas pero no para el transporte de mercaderías. “El control en la frontera es muy importante para evitar la propagación del Covid-19. Hoy verificamos los controles en el Puente de la Amistad, donde llevamos nuestro apoyo a las Fuerzas Militares y Policiales”, expresó en sus redes sociales. “A nuestros compatriotas se les garantizará el ingreso de forma ordenada para la cuarentena”, agregó.

Quien explicitó los motivos del operativo fue su ministro de Asuntos Internacionales, Federico González. El funcionario señaló que el gobierno buscaba evitar el cruce de personas del lado brasileño, tanto por el puente como por el río Paraná. “En los últimos tres días se han dado varios casos positivos que ingresaron específicamente a través del puente. Todos ellos están en los albergues bajo control de los médicos, todos están monitoreados. El virus está contenido en los albergues instalados y no se está extendiendo por el territorio nacional”, sostuvo. Alrededor de 3 mil paraguayos regresaron al país desde el inicio de la cuarentena, de los cuales el 85% cruzaron el Puente de la Amistad, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones de Paraguay.

En tanto, Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, también ordenó medidas estrictas de control en las fronteras con Brasil.

PERFIL había alertado sobre el riesgo que implicaba para la región un brote descontrolado en Brasil. Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), aseguró que sería “un problema muy grande” si Argentina lograba frenar el virus pero Brasil no. “En un contexto donde la relación bilateral entre Argentina y Brasil en el Mercosur tiene una dificultad supina en establecer una agenda cooperativa, los efectos negativos del coronavirus en términos económicos, fronterizos y discursivos hacen que nos esperen más tensiones”, explicó.

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Por su parte, Juan Battaleme, profesor de Ucema y de la Universidad de Buenos Aires (UBA), aseguró que la frontera es “un cuello de botella” y que “la penetración terrestre es complicada”. “Podríamos eventualmente asistir a Brasil con capacidad remanente. Por lo tanto, no diría que es una hipótesis de conflicto, sino que hasta puede ayudar a mejorar la relación con la administración de Bolsonaro”, afirmó a este diario.  

La crisis sanitaria en Brasil impactó fuertemente en San Pablo, donde murieron 2.654 personas; en Río de Janeiro, donde los hospitales están colapsados; y en Manaos. Allí, el colapso del sistema sanitario se extendió a los cementerios, ante la abrumadora cantidad de víctimas fatales que comenzaron a ser enterradas en fosas comunes.