La historia se repite para el asesino neonazi Anders Behring Berwick, conocido como Breivik, quien obtuvo un nuevo rechazo por parte del Estado noruego, ante la demanda realizada por supuestas condiciones “inhumanas” en las que se encuentra cumpliendo su condena en un centro de máxima seguridad.
Breivik, quien fue condenado a 21 años de prisión tras haber asesinado a 77 personas en 2011 – ocho de ellas víctimas de una bomba ubicada en Oslo y las otras 69, al abrir fuego en un campamento de verano de jóvenes laboristas, en la isla de Utoya –, acusó al Estado noruego de violar la Convención Europea de Derechos Humanos que prohíbe las "penas o tratos inhumanos o degradantes", en un nuevo juicio iniciado el pasado 9 de enero.
Debido a que el recluso se encuentra cumpliendo la condena en solitario en la prisión de Ringerike, al sur de la ciudad de Tyristrand, la defensa argumentó que se ha vuelto dependiente de los antidepresivos y en varias ocasiones ha mostrado tendencias suicidas. Sin embargo, la Fiscalía noruega sostiene que Breivik todavía es "un riesgo absolutamente extremo de violencia totalmente descontrolada", y que miente sobre su salud mental.
Además, el Estado justificó que, si bien se trata de un régimen carcelario estricto, el espacio que habita el recluso es muy confortable dadas las comodidades que tiene. La prisión cuenta con una celda de vivienda, un estudio y un gimnasio, en el piso superior; y en el piso inferior, que comparte con otro prisionero al que nunca ve, tiene cocina, sala de televisión, comedor, sala de videojuegos y sala de visitas. Incluso comparte sus días en compañía de tres periquitos que tiene como mascotas.
"Breivik recibe un trato especialmente bueno", testificó el director de la cárcel, Eirik Bergstedt, en el juicio que se llevó a cabo este jueves en el gimnasio del penal. De esta manera la Fiscalía rechazó las acusaciones de violación provenientes del reo.
La historia se repite
Ésta no sería la primera vez que Breivik trata de obtener un beneficio desde que está en prisión. En un pedido similar al recientemente efectuado, pero hace aproximadamente 5 años, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos revocó el fallo que en principio admitía violaciones a los derechos humanos y consideró su caso como "inadmisible".
En 2021 hizo un nuevo intento al cumplirse casi 10 años de su condena, aunque en dicho momento la demanda fue rechazada inmediatamente por entender que se trataba de un riesgo con posibilidad de reincidir, en caso de ser liberado.
“Actué en nombre de mi pueblo, mi religión y mi país” había señalado el defensor del fascismo en aquel entonces cuando cometió los atentados del 22 de julio de 2011. Uno de los lugares elegidos para colocar el coche bomba fue el entorno de la oficina del primer ministro Jens Stoltenberg, un perímetro en donde se congregan casi todos los edificios gubernamentales.
Ese mismo día, horas más tarde de perpetrar el primer acto, Breivik atacó a un grupo de 69 jóvenes que se encontraban en el campamento político del Partido Laborista Noruego en la Isla de Utoya.
SA / Gi
