El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó hoy la primera ronda de las elecciones brasileñas y se enfrentará en tres semanas en una segunda vuelta con el izquierdista Fernando Haddad por la presidencia, en los comicios más inciertos en el gigante sudamericano desde el final de la dictadura en 1985. Ambos candidatos terminaron primeros en una elección marcada desde hace semanas por una enorme polarización.
La corrupción, una dura crisis económica y el alto índice de criminalidad alimentaron la rabia y la frustración de los votantes brasileños en los últimos años. "No tenemos salida", dijo la médica Maria Augusta de Freitas a la salida de su centro de votación en Santa Cecilia, en el centro de Sao Paulo. "No sé si después me arrepentiré de mi voto", agregó la mujer de 60 años sobre su decisión a favor de Bolsonaro. "Tengo miedo de por quien voté, pero para sacar del poder a esas personas y ese grupo que destruyeron Brasil, voté por la otra opción".
"Va a tratar a los bandidos como se merecen, con balas", dijo por su parte Cássio Freire frente a la casa de Bolsonaro, en Barra da Tijuca en el oeste de Río. "Es un tipo honesto", agregó Freire, un funcionario público de 43 años. "Voté por Haddad", dijo por su parte Rafael de Jesus, en Sao Paulo. "Bolsonaro sería muy peligroso por lo que dice. Creo que una persona que quiere liberar las armas no tiene capacidad para gobernar un país", señaló el empleado de logística de 20 años.
"Apoyo a Bolsonaro porque nuestro país precisa un shock de orden y él es el único hombre capaz de hacer eso por Brasil", dijo Lourdes Azevedo, de 77 años, pedagoga jubilada. El resultado "es un poco decepcionante. Esperábamos ganar en primera vuelta. Ahora es más difícil. La segunda vuelta es un riesgo", agregó.
Las próximas tres semanas pondrán a prueba la resistencia del candidato, que estuvo al borde la muerte tras el atentado del 6 de septiembre. El resultado lo coloca como a su rival ante la obligación de conquistar más aliados, pese a su alto índice de rechazo por sus propuestas de armar a la población para combatir la delincuencia, así como por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas y su justificación de la tortura durante la dictadura.