El padre austríaco que secuestró y violó a su hija durante 24 años en un sótano en Amstetten, Austria, afirmó que no es un "monstruo" en un mensaje transmitido por su abogado en el que aseguró además que "podría haber matado" a su hija y a los hijos que le engendró y nunca nadie "hubiera sabido nada".
"No soy un monstruo", declaró Joseph Fritzl según el texto enviado por el letrado Rudolf Mayer al diario austríaco Osterreich. "Podría haberlos matado a todos y no habría pasado nada, nadie lo hubiera sabido nunca", agregó, en referencia a su hija, Elisabeth, y a los seis hijos que le engendró, además de un séptimo que falleció poco después de nacer.
Según el mensaje de su abogado, Fritzl defendió que gracias a él, su hija Kerstin, de 19 años, la mayor de la descendencia fruto del incesto, fue hospitalizada. "Si no fuera por mí, Kerstin no estaría viva", dijo el detenido, de 73 años. Esta adolescente ingresó en el hospital en estado crítico el 19 de abril y su llegada al hospital fue lo que permitió a las autoridades destapar todo el drama.
Paralelamente, Fritzl fue interrogado hoy por primera vez por la fiscal de Sankt Poelten (este), donde el sospechoso se encuentra en detención preventiva. El próximo interrogatorio tendrá lugar dentro de al menos dos semanas, puesto que la fiscalía quiere esperar a tener los informes del equipo de investigación. Este proseguía el miércoles el registro del local subterráneo en el que Fritzl mantuvo encerrada a su hija durante casi un cuarto de siglo y donde nacieron los siete hijos.
"Existe la posibilidad de que sea interrogado conjuntamente por la fiscalía y la policía" próximamente, declaró a la agencia de noticias AFP el vocero de la fiscalía, Gerhard Sedlacek. Fritzl comparecerá de nuevo el viernes ante el juez puesto que el periodo inicial de custodia, de 14 días, finaliza el lunes, día festivo en Austria.
Este electricista jubilado admitió ante la policía haber encerrado a su hija Elisabeth, ahora de 42 años, cuando ésta tenía 18 años. Durante todo ese periodo, la violó y le engendró siete hijos. Tres de ellos, entre ellos Kerstin, permanecieron secuestrados en el sótano desde el día en que nacieron hasta hace unas pocas semanas. Los otros tres fueron adoptados por Fritzl y llevaron una vida normal, viviendo con sus 'abuelos' en su casa, unos metros más arriba. En el mensaje transmitido al Osterreich, Fritzl declinó comentar las informaciones que apuntan a que además de a Elisabeth, también violó a Kerstin. El director de la prisión en la que se encuentra, Guenther Moerwald, aseguró por su parte que el detenido, que comparte celda con otro reo, "no causa ningún problema" y que "es tranquilo y listo". No obstante, ha rechazado tomarse la hora diaria de la que dispone para caminar en el patio de la cárcel. "Se está acostumbrando poco a poco a la vida en prisión", dijo Moerwald al diario Osterreich.
Su abogado indicó que defenderá la irresponsabilidad penal de su cliente alegando problemas psiquiátricos. El detenido puede ser condenado a cadena perpetua si se demuestra que el fallecimiento del bebé se debió a un homicidio por negligencia. En caso contrario, se enfrentaría a una pena de 15 años de cárcel por violación o 10 años por secuestro, unas condenas que no son acumulativas.