Diego Rossini, el chef argentino que el viernes logró escapar de una sangrienta toma de rehenes en Bangladesh reivindicada por Estado Islámico (EI), aseguró ayer a la prensa que lo que vivió “fue como una película de terror”.
Las fuerzas de seguridad bangladesíes lanzaron por la mañana un operativo para recuperar el control del restaurante Holey, en el corazón de Dacca. Luego de un intenso tiroteo con los terroristas, los uniformados lograron poner fin a la toma de rehenes. Según el último balance oficial, el ataque dejó un saldo de veinte civiles muertos, casi todos ellos extranjeros, además de dos policías y seis de los siete agresores. Otros 13 rehenes pudieron ser liberados.
“Estaba sacando mis mesas y vi que caía alguien, que un tipo se desplomaba fuera (en el jardín) por disparos –relató Rossini a la agencia de noticias Efe–. Di por hecho que eran terroristas”. El argentino, que ayer cumplió 42 años, dirige desde hace dos años la cocina del local ubicado en el exclusivo barrio de Gulshan.
“Tenía un protocolo de seguridad desde el año pasado, así que subí a la terraza –contó–. Subimos unas diez personas, pusimos muebles en la puerta. Pensamos que los terroristas matarían a los clientes y se irían, pero al rato notamos cómo empujaban la puerta, como si todo fuera una película de terror”.
Según Rossini, los atacantes eran jóvenes de “entre 20 y 30 años” e iban equipados con pistolas, rifles automáticos granadas de mano. “Pasé unas tres horas escondido en diversos lugares. Se salvó la mayoría de los que estaban conmigo saltando hacia los edificios aledaños. Al final abrieron la puerta. No tenían ángulo de disparo hacia donde yo estaba. Si se les hubiera dado por buscar, me podrían haber encontrado”.