Un doble atentado suicida del Estado Islámico en los suburbios de Beirut, Líbano, causó el pasado jueves al menos 44 muertos y decenas de heridos grave, según datos brindados por la Cruz Roja. Éste y otros atroces crímenes del Estado Islámico, desde fusilamientos de cientos de niños hasta otros decapitaciones masivas en un territorio en expansión no tuvieron en la opinión pública el mismo impacto que los recientes atentados en París.
A diario se difunden cinematográficas imágenes con los más terribles crímenes, pero no es hasta que la tragedia golpea las puertas de Europa que las velas por la paz comienzan a encenderse en territorio occidental. Aylan Kurdi, fue un ícono de este tipo de reacciones.
En el caso del atentado ocurrido en el Líbano, dos hombres a pie hicieron estallar sus cinturones explosivos delante de un centro comercial del barrio Burj al Barajne. Estas tierras fueron denunciadas por haber sido parte además de Hezbollah, lo que conformaría otro capítulo en la guerra de las distintas ramas del islam por el territorio que ISIS pretende invadir para crear su propio Califato.
El grupo yihadista EI reivindicó el atentado en un comunicado difundido por internet. "Soldados del califato lograron hacer estallar una motocicleta-bomba estacionada contra un grupo de 'rafidas'", término peyorativo para designar a los chiitas, y "cuando los apóstatas corrieron al lugar, uno de los caballeros del martirio detonó su cinturón explosivo en medio del grupo", indicó EI.