El despliegue de la flota estadounidense en el Caribe está provocando la reacción de distintos gobiernos. Primero fue Colombia y ahora es Brasil, quien advirtió los peligros de una escalada. El temor radica en la hipótesis de que sea una operación encubierta para sacar del poder a Nicolás Maduro.
Una intervención de Estados Unidos para deponer a Maduro “puede incendiar América del Sur” y Brasil no lo aceptará, advirtió Celso Amorim, el asesor especial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Amorim, que fue canciller de Lula en sus primeros dos gobiernos, expresó preocupación por los ataques estadounidenses sin “ninguna prueba” contra embarcaciones de narcotraficantes en el Caribe, cerca de las costas venezolanas, lo que calificó como una “amenaza de intervención externa”.
El asunto, según el veterano diplomático, puede estar en la agenda de una reunión todavía a confirmar entre Lula y el presidente estadounidense, Donald Trump, mañana en Malasia, al margen de la cumbre regional de la Asean.
Las relaciones entre Trump y Lula se tensaron luego de que el republicano impusiera aranceles punitivos al gigante sudamericano por el juicio al expresidente Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de cárcel por golpismo.
Cuando se le preguntó a Amorim sobre la posibilidad de que Lula le exprese a Trump su descontento con la flota en el Caribe, respondió que “dependerá del ambiente de la conversación”. “Brasil claramente está preocupado con el uso de la fuerza, la amenaza del uso de la fuerza o la amenaza de métodos clandestinos como la CIA para derribar gobiernos de la región. No queremos una convulsión en nuestra región”, apuntó.
El diplomático se mostró crítico sobre la actitud del gobierno de Trump: “Dependiendo de lo que suceda, puede efectivamente tener consecuencias muy profundas y muy graves. No va a quedar contenida a los países donde ocurra. Hay una amenaza de intervención externa, hay personas muriendo ya. No sé si son narcotraficantes, pero no hay ninguna prueba de que lo sean. Es muy peligroso”.
“Amorim mantuvo la postura clásica de Lula de no intervención en Venezuela, pese a los fraudulentos comicios de julio del año pasado. “Estamos en contra de una intervención externa. El problema de quién va a gobernar en Venezuela es de los venezolanos. No es fácil, exige mucha ayuda para crear puentes, pero una intervención externa, sea armada o con servicios de inteligencia, no es el camino”, remarcó.
Luego volvió a expresar el descontento del gobierno de Lula con la actitud de Trump. “No podemos aceptar una intervención externa porque eso va a crear un resentimiento inmenso. Para Brasil y para Colombia puede crear problemas concretos de refugiados. Eso puede incendiar América del Sur y llevar a la radicalización de la política en todo el continente”, dijo.