INTERNACIONAL
Disputa política

Brasil: la vacunación contra el COVID-19 cayó en la grieta

El gobierno de Jair Bolsonaro y la oposición se enfrentan en torno a la campaña de inmunización y a las vacunas a utilizar. El presidente, que tuvo coronavirus, ya anunció que no se aplicará ninguna.

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Personal sanitario atiende a un enfermo en una isla sobre el río Amazonas. | AFP

La vacunación contra el COVID-19 se politizó por completo en Brasil, con el gobierno del estado San Pablo enfrentado abiertamente con el presidente Jair Bolsonaro, que se niega a precisar cuándo comenzará la campaña, mientras relativiza la importancia de las vacunas.

El Instituto Butantan, que pertenece al estado paulista, ha desarrollado junto con el laboratorio privado chino Sinovac la vacuna CoronaVac, y el gobernador paulista, Joao Doria, sostiene que, como está ya en la fase final de ensayos, puede comenzar a ser aplicada en breve.

Sin embargo, el gobierno brasileño critica a la vacuna y denuncia la “influencia de asuntos relacionados con la geopolítica” en la su promoción.

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La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que dirige un militar médico y estrecho aliado de Bolsonaro, afirmó que los criterios que usa China para validar su vacuna “no son transparentes”.

Al menos once estados brasileños llegaron a un acuerdo para aplicar la vacuna desarrollada en San Pablo. Para Bolsonaro, la oposición defiende el uso de la CoronaVac para perjudicar a su gobierno y por eso ha llegado a llamarla “la vacuna china de Joao Doria”.

Doria es uno de los potenciales candidatos presidenciales opositores para las elecciones de 2022.

Además de la disputa en torno a las vacunas, gobierno y oposición también se enfrentan sobre la fecha para iniciar la campaña de vacunación.

La Anvisa anunció que no se puede tomar como referencia el inicio de la vacunación contra el coronavirus en Estados Unidos, mientras el vicepresidente, Hamilton Mourao, consideró “precipitado” anunciar cuándo empezará la inmunización.

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Gobiernos estaduales y partidos opositores demandan que Anvisa conceda autorización inmediata a cualquier vacuna que haya sido aprobada por alguna agencia reguladora de Estados Unidos, Inglaterra, Japón o Rusia.

Por su parte, el Supremo Tribunal Federal dio al Ministerio de Salud 48 horas para informar cuando comenzará a vacunar, ya que el plan entregado la semana pasada no da precisiones.

Este lunes 14 se inició la vacunación en Estados Unidos con el fármaco del laboratorio estadounidense Pfizer, el mismo utilizado desde la semana pasada en Inglaterra.

Brasil es el segundo país por el número de víctimas del COVID-19, con más de 181 mil y supera los 6,9 millones de infectados.

Anvisa dio a entender que no está dispuesta a emitir un permiso para la vacuna de Pfizer sólo porque esta haya recibido la luz verde en Washington y Londres.

Esta posición coincide con la expresada el domingo por el viceministro de Salud, el coronel Elcio Franco, para quien “sería irresponsable dar fechas específicas para el inicio de la vacunación”.

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Por su parte, el gobernador Doria reiteró su intención de comenzar a vacunar en enero y anunció que el 23 de diciembre presentará los resultados de los estudios sobre la CoronaVac con 10 mil voluntarios brasileños. “Estamos confiados en que se demostrará la eficacia de la vacuna", afirmó.

Bolsonaro anunció que su gobierno destinará 3.800 millones de dólares a la compra de vacunas y adelantó que quienes la reciban deberán firmar un documento asumiendo los riesgos de tomarla, algo que los especialistas han rechazo o minimizado.

“Ustedes van a tener que firmar una cláusula de responsabilidad”, le dijo el presidente a un grupo de seguidores que lo saludaron a la salida de la casa de gobierno, entre los que había varios “antivacunas”.

“La Pfizer dice bien claro...bien claro que no se responsabiliza por los efectos colaterales, entonces la gente que quiere tomarla, la toma, la gente que no quiere, no la toma”, sostuvo Bolsonaro, que ya adelantó que él, que se contagió el coronavirus, no se vacunará.