El papa Francisco urgió ayer a los dirigentes de Sudán del Sur a poner fin a la espiral de odio y violencia para que millones de refugiados internos puedan “volver a vivir de manera digna”.
“Renuevo con todas mis fuerzas el más apremiante llamamiento a (...) retomar seriamente el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera digna”, dijo Francisco en un encuentro con desplazados internos en Juba, la capital de este paupérrimo país africano desgarrado por las luchas de poder.
“Un gran número de niños nacidos en estos años sólo ha conocido la realidad de los campos para desplazados, olvidando el ambiente del hogar, perdiendo el vínculo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones”, agregó el Pontífice ante centenares de personas. “No puede haber futuro en los campos para desplazados”, aseveró.
Fancisco arrancó el viernes una “peregrinación de paz” en este país de doce millones de habitantes, mayoritariamente católico, que en 2011 se independizó de Sudán, de mayoría musulmana, tras tres décadas de conflicto.
Pero apenas dos años después, en 2013, Sudán del Sur se sumió en una guerra civil que duró cinco años y dejó 380 mil muertos, entre seguidores de los líderes Salva Kiir y Riek Machar.
Pese al acuerdo de paz de 2018, la violencia persiste y el país contaba en diciembre con 2,2 millones de desplazados internos, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
“Aunque los conflictos, la violencia y los odios hayan arrancado los buenos recuerdos de las primeras páginas de la vida de esta República, sean ustedes los que vuelvan a escribir la historia de paz”, afirmó el Papa.
“Tragedia humana”. “Lamentablemente, en este país martirizado ser desplazado o refugiado se ha convertido en una experiencia normal y colectiva”, afirmó Francisco tras haber escuchado los testimonios de tres jóvenes.
“Estoy con ustedes, sufro por ustedes y con ustedes”, les dijo el Papa, sentado en su silla de ruedas a causa de una persistente dolencia en una rodilla.
El Pontífice estimó que las mujeres son “la clave” de la transformación y que “si reciben las oportunidades adecuadas tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur”.
“Ruego a todos los habitantes de estas tierras: que la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada”, añadió.
Según un informe encargado por la ONU y publicado en 2022, la violencia sexual contra las mujeres en Sudán del Sur es “generalizada y sistemática”.
En la mañana, el Papa dio un discurso en la catedral de Santa Teresa, en presencia de 5 mil fieles, donde pidió a obispos y sacerdotes “caminar en medio del sufrimiento y las lágrimas” y “ensuciarse las manos por la gente”.
Al final de la jornada, Bergoglio participó en una oración ecuménica con los jefes de las Iglesias de Inglaterra y Escocia, representantes de las otras dos confesiones cristianas, en el mausoleo de John Garang, en presencia de 50 mil fieles.
El Papa concluirá hoy su visita con una misa al aire libre en la que se espera la presencia de miles de personas.
Sudán del Sur es la segunda y última etapa de esta tercera gira de Francisco por África subsahariana.
El periplo se inició el martes en República Democrática del Congo (RDC), donde condenó las “crueles atrocidades” perpetradas desde hace décadas por grupos armados, que dejaron cientos de miles de muertos y millones de desplazados.