Volvería la paz a Colombia, o eso es lo que intenta asegurar el presidente Juan Manuel Santos, luego de que oficializara el comienzo de las reuniones entre representantes del gobierno, las FARC e interlocutores internacionales tras la firma del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto. Según anunció el mandatario, el primero de los encuentros se realizará en octubre, en la ciudad de Oslo (Noruega).
"Este acuerdo no es ya la paz, ni se trata de un acuerdo final. Es una hoja de ruta que define con precisión los términos de discusión para llegar a ese acuerdo final", explicó el presidente, aunque resaltó su importancia. “Esta es una oportunidad real para la paz”, puntualizó.
"Hemos trabajado con seriedad, y debo reconocer que las FARC también. Todo lo que hasta ahora se ha acordado, se ha respetado. Si las FARC abordan la siguiente fase con la misma seriedad, tenemos buenas perspectivas", añadió.
De acuerdo con la revista colombiana Semana, la negociación versará en torno a cinco temas: una readecuación del programa agrario y de desarrollo rural, participación política formal, fin del conflicto armado, fin de los vínculos entre las FARC y el narcotráfico, y la creación de una Comisión de la Verdad, que promovería la investigación y resarcimiento de las víctimas tanto de la guerrilla como de las fuerzas paramilitares.
Tras la reunión en Oslo, el proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia continuará en La Habana, sin tiempo determinado. "Se medirán en meses, no en años", señaló. Sin embargo, el mandatario aclaró que "las operaciones militares continuarán con la misma o más intensidad" y no cederá “ni un milímetro” en el territorio nacional, otro de los temas no resueltos frente a la cuantiosa población que ha sido desplazada durante décadas de sus tierras.
Mientras tanto, las FARC confirmaron los avances en el proceso de paz y adelantaron que participarán de las negociaciones con el presidente Santos, al que tildaron de "pedante" y "burgués". El líder del movimiento armado, Rodrigo Timoshenko Londoño, promete acudir a la mesa de diálogo "sin odios ni arrogancia". No obstante, reiteró la vieja advertencia del grupo: "Hemos jurado vencer y venceremos".
Las declaraciones de Londoño son la introducción de un particular rap difundido en las principales redes sociales, en el que un grupo de supuestos oficiales de las FARC canta: “Ay me voy para la Habana, esta vez a conversar, el burgués que nos buscaba no nos pudo derrotar; ay me voy para la Habana, esta vez a conversar con aquel que me acusaba de mentir sobre la paz”. "El gobierno manda expertos con un diploma a dialogar para ver si en una mesa si nos puede engatusar", cantan los presuntos oficiales.
De momento, ambas partes prometen mantener el alto el fuego que sostienen desde agosto. A ello se suma la decisión de la Justicia colombiana de suspender las órdenes de captura emitidas contra los negociadores del bloque armado. El fiscal general del país, Eduardo Montealegre, anunció que serán retiradas, una vez se den a conocer los nombres de los interlocutores. Según explicó, el levantamiento de las medidas se concretará sin considerar la gravedad del delito por el que se los investiga, porque así está definido en el acuerdo rubricado en La Habana hace semanas.
“Gracias especiales a Cuba y a Noruega, pues este acuerdo no hubiese sido posible sin ellos. Ellos actuarán como anfitriones y garantes. Asimismo, agradecemos a las naciones de Venezuela y de Chile por su disposición permanente y apoyar este Plan de Paz. Venezuela y Chile serán acompañantes”, prosiguió. Llamativamente, y pese a la participación del expresidente Néstor Kirchner en el fallido rescate de Clara Rojas y Consuelo González, Argentina no integrará la comsión que oficiará como veedora del proceso.
Rencores en la nueva etapa. En un mensaje difundido por cadena nacional, el jefe de Estado colombiano aseguró que el acuerdo es diferente a todos los anteriores. Lejos de los intentos de paz del expresidente Ernesto Samper y contra la ofensiva territorial de Álvaro Uribe, Santos plantea la voluntad de pacificación como una nueva etapa en la lucha contra la guerrilla.
"Hoy podemos hablar de paz porque estamos avanzando y porque el uso de la violencia es cosa del pasado y ningún país de la región lo tolera”, remarcó.
A pesar de que su llegada a la Presidencia estuviera catapultada por sus lauros como ministro de Defensa -artífice del sospechoso rescate de Ingrid Betancourt, cautiva durante seis años- y el aval del propio Uribe, Santos busca dejar una impronta propia en el trabajoso proceso de paz, incluso a costa de la furia de su predecesor.
“Abusan del discurso de paz para ocultar incompetencia y falta de determinación en la protección de la ciudadanía”, exclamó días atrás el expresidente, ya considerado como un enemigo de Santos. Luego del anuncio, Uribe volvió a cargar contra su exsocio en Nariño, al calificar las negociaciones como “una bofetada a la democracia”.
Las negociaciones se enmarcan en la primera etapa del acuerdo, que se completa con “garantías para la oposición política del país y la participación ciudadana” y el fin del conflicto en sí, lo que supone la “reintegración de las FARC a la vida civil” del país.
TV por la paz. En medio de los anuncios, trascendió que el exjuez español Baltasar Garzón dirigirá un programa en la televisión pública de Bogotá que analizará el esperado proceso de paz en Colombia y otros asuntos relacionados con los Derechos Humanos.
"El programa hará análisis de cuestiones de paz y visibilizará el drama de las víctimas", explicó el periodista y director de Canal Capital, Hollman Morris.
"Es inaudito que en un país que lleva 50 años en conflicto no hubiera un solo programa de análisis que le tome la temperatura a la paz, los Derechos Humanos y la guerra", subrayó, aunque aclaró que el proyecto apunta no sólo a Colombia, sino a las experiencias de otros países, como Irlanda del Norte, Sudáfrica, El Salvador o Ruanda.
(*) de la redacción de Perfil.com