Con más de 60 millones de personas sometidas a la más estricta vigilancia en la provincia china de Hubei, epicentro de la epidemia del coronavirus COVID-19, el gobierno de Xi Jinping dispuso que hasta los billetes viejo debían ser puestos en cuarentena y remplazados por nuevos.
Siguiendo las órdenes del Partido Comunista, los bancos están desinfectando todos los billetes usados, los sellan y los colocan en un depósito por un período de 7 a 14 días, dependiendo de la intensidad de la propagación de la enfermedad en una provincia u otra, anunció Fan Yifei, vicegobernador del Banco Central de China. "Debemos preservar la seguridad y la salud de los usuarios de dinero en efectivo", dijo y precisó que se suspendieron las transferencias de billetes entre las provincias, y que los papeles son desinfectados con rayos ultravioleta o altas temperaturas.
El funcionario explicó que solo después de dos semanas, los billetes volverán a la circulación. “Hemos suspendido el intercambio financiero entre las provincias, así como dentro de las regiones más afectadas para reducir el riesgo de propagación de la enfermedad a través de los billetes”, explicó para agregar que “todos los bancos” tienen órdenes de usar solo nuevos billetes en el servicio al cliente, en la medida de lo posible. Para evitar la falta de efectivo, el banco emitió unos 4.000 millones de yenes en billetes nuevos.
La cuarentena afecta a entre 56 y 60 millones de habitantes en Hubei. Pueblos y ciudades están sometidos a "una estricta gestión cerrada", las 24 horas del día, lo que significa que los habitantes no deben salir de sus casas hasta nueva orden. Las compras y la distribución de comida y de medicamentos se pueden hacer de manera "centralizada", mientras solo una persona por familia está autorizada, cada tres días, a salir a hacer las compras.
Frente a la epidemia de neumonía viral, que causó más de 1.700 muertos y unos 72.000 contagiados en China hasta el 17 de febrero, se multiplicaron las operaciones de desinfección en los lugares públicos y los llamados a los habitantes a limitar el contacto entre ellos. Además, este domingo Hubei emitió una prohibición del tránsito en toda la provincia, aplicable a todos los vehículos que no sean de emergencia, así como el cierre de todos los lugares públicos no esenciales.
El gobierno dictaminó que la campaña de revisión de salud debe ser fortalecida y nadie debe quedar fuera. Una vez que cualquier residente muestre síntomas como fiebre o tos, la situación debe ser informada de inmediato a las autoridades, que según usuarios de las redes sociales actúan con velocidad y violencia. Cuatro categorías de personas, es decir, pacientes confirmados o sospechosos de estar infectados por el virus, sus contactos cercanos y pacientes con fiebre, deben ser atendidos oportunamente o puestos en cuarentena en lugar del autoaislamiento en casa.
El gobierno de la provincia, ubicada en el centro de China, también estableció este domingo que las empresas no podrán reanudar la producción a menos que sean autorizadas por autoridades locales de prevención epidémica. Aquellas que hayan reanudado el trabajo, incluyendo instituciones públicas, parques industriales y compañías, deben acatar las estrictas medidas de prevención del virus.
La incertidumbre por la duración de la situación, el miedo a la enfermedad y la desconfianza en las noticias oficiales multiplican las críticas hacia el régimen chino, algo que creció después de la muerte del doctor Li Wenliang, uno de los ocho médicos que alertó sobre la aparición del virus en diciembre y que fue acusado de difundir rumores por el gobierno.
DS