El príncipe Guillermo de Inglaterra y su esposa, Catalina, salieron esta tarde muy sonrientes del Hospital St. Mary, del barrio londinense de Paddington, para presentar a su primer hijo, nacido ayer. El niño ocupa el tercer puesto en la línea sucesoria al Trono británico, lo que significa que será Rey después de su bisabuela, la reina Isabel II, de su abuelo Carlos y de su padre.
Ante una multitud, compuesta incluso por enfermeras, médicos y pacientes del hospital, Catalina salió del hospital con su bebé en brazos, envuelto en una manta blanca. Guillermo dijo a los periodistas que su primer hijo “tiene un buen par de pulmones” y que “pesa bastante”. De hecho, con un peso de 3,900 kgs, es el bebé más grande nacido en la Familia Real en cien años, según informó hoy la prensa inglesa.
Los duques de Cambridge confesaron a la prensa que están “muy emocionados” y calificaron el parto como un “momento especial”. Guillermo, por su parte, contó que “por suerte, se parece a ella” y que “sigue pensando en el nombre”. Por último, agradeciendo la “tremenda atención y cuidado” al personal del hospital St. Mary.
Unas horas antes el “príncipe de Cambridge” (su título oficial) fue visitado por sus abuelos maternos, Carole y Michael Middleton, así como por su abuelo paterno, el príncipe Carlos, quien calificó al bebé como un niño “absolutamente maravilloso”. Los Middleton hablaron a la prensa diciendo que su primer nieto es “absolutamente encantador”.
Bienvenida nacional. El nacimiento del príncipe desató una alegría enorme entre los británicos, quienes lo consideran un acontecimiento histórico para el país, especialmente en tiempos en que la monarquía se encuentra en su apogeo de popularidad. El nacimiento se produce en un contexto muy favorable, ya que la reina Isabel, Carlos y Guillermo tienen una imagen positiva de 82%, 60% y 82%, respectivamente.
Como es tradicional, este martes las campanas de la Abadía de Westminster (donde son coronados los reyes desde el siglo XI y donde se casaron Guillermo y Kate) sonaron durante tres horas para celebrar el nacimiento, mientras la Guardia Montada lanzó una salva de artillería -el “Saludo Real”- de 42 cañonazos en el céntrico Green Park de Londres y 61 desde la Torre de Londres, a orillas del Támesis.
La reina Isabel II, que se confesó "encantada" con el nacimiento de su tercer bisnieto, recibió felicitaciones de líderes de todo el mundo, entre ellos Barack Obama. Los saludos llegaron desde Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Israel, Francia, Japón, Singapur y hasta desde Irán, que dejó de lado sus diferencias políticas con Gran Bretaña para felicitar a la Reina afirmando que este nacimiento era "una fuente de felicidad".
El nacimiento, además, domina las tapas de todos los diarios londinenses, como The Sun, que por primera vez salió a la venta con el nombre de The Son (“El Hijo”), en honor al recién nacido. “Nunca antes cambiamos el nombre de The Sun y nunca lo haremos otra vez”, explica el periódico. “No muchos reyes nacieron en la vida de alguien. Parece una manera apropiada de celebrar un momento tan trascendental”, justificaron.
El tradicional diario The Times escribe que el Reino Unido y la Commonwealth “se alegrarán con orgullo” del nacimiento. “Nuestra monarquía es lo que tenemos en común y lo que nos distingue de otros países menos afortunados en sus tradiciones y menos contentos con su historia. Es por eso que esto es un acontecimiento nacional”, dice en un editorial.
En cambio, el diario de centro-izquierda The Guardian realiza una advertencia: “Felicidades y nuestros mejores deseos. Un nuevo bebé es una cosa maravillosa. Pero su estrella no es tan buena. ‘Baby Cambridge’ no debería heredar el trono antes de al menos 50 años". "Incluso si los reinados de su padre y de su abuelo son ejemplares, incluso si su propio comportamiento es impecable, ¿será Reino Unido en 2065 un Estado que tenga al frente a un individuo cuyo lugar haya sido decidido por nacimiento?”, se interroga.
Un rey para dentro de cinco décadas. "Los Windsor cumplieron con la principal obligación de una dinastía, que no consiste en inaugurar hospitales o tratar bien a los animales, sino en perpetuarse", opina Patrick Jephson, exsecretario privado de la princesa Diana. Sin embargo, con una monarca de 87 años al frente y tres herederos varones esperando su turno para reinar, los expertos debaten ahora si la monarquía no está envejeciendo demasiado.
Por primera vez en unos 110 años, el trono de Gran Bretaña tiene tres herederos directos y una reina que se niega a “jubilarse”, tal como sucedía en 1900. Por ese entonces, la reina Victoria ya llevaba casi 65 años de reinado y había tres generaciones a la espera: su hijo y heredero Eduardo tenía ya 60 años; le seguían su nieto Jorge (Jorge V) y su bisnieto Eduardo (Eduardo VIII).
Teniendo en cuenta esta lista que tiene a su bisabuela viva y con excelente salud, y a su padre y abuelo a la espera para reinar, el “Royal Baby” podría llegar a ser rey dentro de medio siglo. “Si la reina vive tanto tiempo como su madre, fallecida a los 101 años, el príncipe Carlos accedería al trono a la edad de 80 años. Eso podría se el comienzo de una sucesión de monarcas muy viejos”, opina Robert Hazeel, experto constitucionalista.
Patrick Jephson teme una “gerontocracia”: “Una pareja de septuagenarios que avanzan lentamente por el pasillo central de la abadía de Westminster para ser coronados rey y reina no es lo ideal en términos de imagen”. Lo peor de todo es que, con el paso de los años, Gran Bretaña vería a varios herederos sin una función específica, lo cual haría difícil justificar la existencia de la monarquía.
(*) Especial para Perfil.com