Cuba anuncia el ajuste más duro de las últimas décadas

Sin dudas, 2023 ha sido un año para el olvido para Cuba. A la falta endémica de alimentos e insumos médicos, a la persistencia de la inflación, que corroe sin cesar el nivel de vida de la población, y a una ola migratoria que ha alcanzado niveles nunca vistos y que busca caminos alternativos por donde se pueda, ahora se le suma que 2024 comenzará con el más severo ajuste en décadas, como anunció en su reciente intervención ante el Parlamento, es decir la Asamblea del Poder Popular, el primer ministro Manuel Marrero Cruz. 

Naturalmente, Marrero Cruz culpó en primer lugar al embargo estadounidense por todos los males de la economía cubana pero, en un gesto muy poco común, admitió que el gobierno de La Habana no estaba satisfecho por “no haber avanzado lo necesario. Podíamos haber hecho más cosas. Persisten insuficiencias propias y problemas subjetivos que afectan la capacidad de programas y proyecciones económicas”.

En su intervención ante la Asamblea, Marrero presentó sorpresivamente el Plan de Estabilización Macroeconómica, poco después de que el presidente Miguel Díaz-Canel dijera que Cuba vive una “economía de guerra”.

El objetivo del plan presentado por el gobierno es recortar los gastos estatales y el costo para las arcas públicas de los subsidios, con la idea de dejar de subversionar productos para pasar a apoyar económicamente a grupos vulnerables.

Se busca “un esquema más justo y eficiente” para “no dejar a nadie desamparado. No es justo que reciban lo mismo los que mucho tienen que los que muy poco tienen. Hoy nosotros le subsidiamos lo mismo a un ancianito pensionado que al dueño de grandes negocios privados, que tiene mucho dinero”, argumentó, en un reconocimiento tácito de las profundas desigualdades que existen en la isla.

La clave, advirtieron analistas al Miami Herald, “será la identificación de los colectivos vulnerables en base a criterios objetivos, una tarea que se le ha encargado al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, un proceso que puede durar meses, según el propio Marrero. Esos colectivos podrán seguir comprando productos subsidiados con su libreta de abastecimiento, cada vez más escueta y afectada por retrasos.

Frente a esta situación, advirtió Marrero, el Estado no puede seguir con el “derroche” en ciertos subsidios, como en el agua, la electricidad, el gas licuado, el transporte y los combustibles. Por eso anuncío un alza del 25% en la tarifa eléctrica al 6% del sector residencial que más consume, o el paso a cobrar los combustibles a los turistas en divisa. El costo del abastecimiento de agua se triplicará para quienes no tienen servicio medido y repuntará un 25% el precio del cilindro de gas licuado.

También habrá “nuevas tarifas” al transporte público, que no detalló, y adelantó que se modificará la tasa oficial del campo del peso respecto al dólar. Un ajuste hecho y derecho.

PBI. Al intervernir en la misma sesión parlamentaria, el viceprimerministro, Miguel Gil Fernández, estimó que la economía cubana se contraerá hasta un 2% en 2023, cuando el gobierno se había fijado el objetivo de crecimiento del 3%.

“Es posible que tengamos este año una contracción que pudiera moverse en el entorno de un 2%”, añadió el funcionario en presencia del presidente Miguel Díaz-Canel y del líder revolucionario Raúl Castro, que le cedió las riendas de la isla en 2021. Gil, quien destacó las “fuertes limitaciones” que Cuba ha enfrentado en la disponibilidad de divisas y de combustibles, adelantó también una inflación del 30% en 2023, una cifra menor al 39% de 2022. Según analistas, el índice de precios alcanzó los tres dígitos desde 2021, niveles de inflación no vistos por los cubanos desde el triunfo de la revolución, en 1959.